Hola estimada amiga cuyo nick es el de Estatua del Jardín Botánico, te dedico un nuevo artículo dada la trascendencia de lo que afirmas en el último comentario que, sobre el sistema educativo, me haces llegar.
Hace no mucho tiempo escribía sobre el efecto pigmalión en mi blog y decía lo siguiente:
El Dr. Robert Rosenthal, investigador de la Universidad de Harvard, lo define diciendo que las expectativas de los padres con sus hijos, de los profesores con sus alumnos y los mandos con sus subordinados, tienden a cumplirse. Lo que expresado en términos psicológicos sería: La actitud que uno toma en relación con una variable, refuerza, en el mismo sentido, la ocurrencia de esa variable.
Para ilustrar la tesis de Rosenthal, nada mejor que mostrar los logros alcanzados con uno de sus experimentos sobre el poder de las expectativas: En un centro educativo realizó un test de inteligencia a varias clases. Sin corregirlo, Rosenthal selecciona al azar un 20% de alumnos de cada clase, diciendo a los profesores que ese 20% era superior, considerablemente, a la media y que obtendrían las mayores calificaciones. Al final del curso habían mejorado, respecto a sus compañeros, en cuatro puntos su coeficiente intelectual.
Ello es debido, simplemente, a que cuando se espera más de una persona se produce un clima emocional mayor con esa persona, se le ofrece mayor información y se le dan más oportunidades.
El artículo en cuestión lo puedes localizar en el siguiente enlace:
EL EFECTO PIGMALIÓN FRENTE AL FRACASO ESCOLAR
La forma que tenemos de ver las cosas condiciona considerablemente los resultados prácticos que de nuestra actividad obtenemos. Imagínate, utilizando el ejemplo que citas en el comentario que realizas, que entre los alumnos de tu clase hay 10 o 15 como Einstein. A Einstein nadie le midió su lóbulo frontal en su etapa educativa y deducir de ahí que era un genio, a tus alumnos tampoco. Por qué no puede ser posible, por tanto, lo que digo. Einstein era un acumulador de suspensos como de él decían sus profesores, lo mismo que ahora dice el profesorado del 50% de sus alumnos. No crees que si tanto uno como los otros hubieran tenido la comprensión y el cariño de sus profesores habrían dado o darían mucho, muchísimo más de sí de lo que nos dieron. Y lo más fundamental, se sentirían ellos mucho mejor y rendirían más como así se demuestra en el ejemplo del Dr. Robert Rosenthal que cito.
No piensas (utilizo como ejemplo el relativo a Aristóteles al que en tu comentario reseñas) que si las enseñanzas de Aristóteles no les resultan agradables y apasionantes a tus alumnos, pueda deberse al método que para mostrarlas se utiliza. Aristóteles solía decir que sólo hay fuerza motriz en el deseo. Por otra parte el mismo Aristóteles afirmaba que todo hombre, por naturaleza, desea saber. Cual es la razón por tanto por la que no se despliega esa fuerza motriz del deseo innato por saber en tus alumnos. Desde tu punto de vista es culpa exclusiva de ellos. Si tomamos en cuenta el punto de vista del científico y padre de la cibernética Heinz von Foerster de que toda observación es autoreferencial, pues dice más del observador que de lo observado, la conclusión podría ser otra.
Yo me planteo, por ejemplo, por qué no enseñamos a Aristóteles de una forma aristotélica. Si Aristóteles creía que "la poesía es más profunda y filosófica que la historia", por qué nos empecinamos en enseñar la filosofía de Aristóteles mostrando su historia, esto es, su vida y sus obras. Por qué no hacemos caso a lo que nos sugería el mismo Aristóteles a la hora de enseñarlo, por qué no seguimos su recomendación relativa a que "no hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje", por qué, como nos indicaba el mismo Aristóteles, no optamos por que "las enseñanzas deben de acomodarse a los hábitos de los oyentes"; pues de no ser así ocurrirá lo que Aristóteles advertía ya en su tiempo, esto es, que "todo acto forzoso se vuelve desagradable"; y además ineficaz, pues como de nuevo Aristóteles nos dice (adelantándose 2.300 años al psicólogo y pedagogo estadounidense David Ausubel) que "el hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe".
Pienso que si utilizamos la metodología aristotélica para enseñar filosofía evitaremos que esta asignatura sea eliminada de los planes de estudio como temes, pienso que si enseñamos, como también nos insinuaba Aristóteles, que "la ventaja que sacarás de la filosofía será hacer sin que te lo manden, lo que otros harán por temor a las leyes", los alumnos le encontrarán a la asignatura un sentido práctico. Objetivo que también era el que perseguía Aristóteles, pues entendía que "la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica"; así como también que "la finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia".
Insisto, el sistema educativo actual tiene un carácter sofista del que hay que deshacerse urgentemente por las nocivas consecuencias que reporta para el alumnado. Tanto Aristóteles como Platón criticaban a los sofistas por su formalismo, por su saber puramente sectorial y retórico; estas críticas están a día de hoy más vigentes que nunca. Desde el sistema educativo no se quiere aceptar otras evidencias que las endógenas, se suele afirmar y reafirmar que lo que falla es el alumnado, nadie se cuestiona el sistema desde dentro a pesar de ese 50% de fracaso académico.
Ante esta evidencia, quedémonos de nuevo con Aristóteles: "El ignorante afirma; el sabio duda y reflexiona". Por mi parte asumo mi ignorancia, soy socrático y sólo se que no se nada; pero creo que debemos de tener de la valentía de empezar a asumirla todos para desbrozar el camino a la duda y a la reflexión.
Agradeciéndote tu comentario, pues da pie a interesantes y fructíferas reflexiones, recibe un cordial saludo de tu amigo Javier Caso Iglesias.
_____
Comentario al que se responde:
La estatua del jardín botánico dijo...
Hola, buenas tardes. Acabo de comer. Hoy he llegado tarde porque nos hemos quedado haciendo un examen.
Yo no quiero que el suspenso desaparezca, así que no pertenezco al conjunto de ciudadanos ni a la ciudadanía de la que hablas. No sé qué ideas tienes acerca de los exámenes. En un examen se pueden pedir muchas más cosas que el vómito desordenado. De hecho, quien memoriza mecánicamente suele suspender u obtener una calificación muy baja. No estoy en absoluto de acuerdo con tu visión de los exámenes, los aprobados y los suspensos. En mi modesta opinión, no constituye un fracaso el hecho de que suspenda un gran porcentaje de alumnos. Constituye un fracaso que alumnos de 2º de Bachillerato no sean capaces de escribir una sola frase con sentido en dos folios. Eso es un fracaso de los enormes. Es también un fracaso que no comprendan lo que leen. Una escritura desordenada denota un pensamiento desordenado. Puedo asegurar que los exámenes no son los culpables, ni el interés por los resultados.
En cuanto a la optatividad, considero que es económica y organizativamente difícil si no imposible en las actuales circunstancias. Y cuando las barbas de tu vecino veas cortar... Esto lo digo por mí, que soy profe de Filosofía. En Cataluña creo que ha dejado de ser obligatoria. En Aragón, la psicología ha sido eliminada. Me encantaría que en Bachillerato hubiera más optativas, pero no hay dinero ni instalaciones. Considero que la optatividad está más que reflejada en la E.S.O., no sólo a través de distintas asignaturas sino, también, mediante las distintas vías a través de las cuales puede obtenerse el título: Diversificación, Compensatoria, Garantía Social.
En cuanto al diseño personalizado del currículo de cada asignatura, me parece una auténtica locura. No me interesa la gramática, porque no me sirve para nada, así que no la estudio, recórteme usted el temario y póngame a leer una revista de motos. O, me gusta la física, pero la clásica. La dualidad onda-partícula no acaba de convencerme. También estaría bien una como esta: yo no hago ecuaciones cuando voy a la compra, así que vamos a quedarnos con la suma, la resta, la multiplicación y la división.
El campo de intereses de un adolescente no es tan rico y liberador como muchas veces pensamos. Ni los exámenes, ni los profesores que mandamos deberes y suspendemos a la gente tenemos la culpa de eso. Pídanle cuentas a la televisión y a los padres que dejan a sus hijos a solas con la PlayStation. Una persona de 12 años no puede decidir acerca de los contenidos de la asignatura. Nosotros podemos rediseñar objetivos y criterios de evaluación si el alumno presenta necesidades educativas específicas, pero porque a un niño de 4º le de por decirme que Aristóteles no le va, no se lo voy a quitar del temario. Me niego y me negaré. Lo siento mucho por él, pero en ese tema soy completamente "ejecutiva". Le doy total libertad para hacer los trabajos sobre el tema que quiera y empleando el material que le dé la gana, pero los contenidos mínimos no me los salto. Puede que yo haya entendido mal tu propuesta.
He leído en tus últimos artículos que el ser humano presenta una capacidad y necesidad instintivas de aprendizaje. Estoy de acuerdo. Pero esa capacidad insntintiva, una vez que las necesidades básicas están cubiertas, no siempre se pone a funcionar. Una cosa es que yo esté capacitada para aprender y otra que me apetezca o me dé la gana.
No sé cuánto tiempo hace que no visitas un instituto o en qué instituo trabajas o has trabajado. No sé cómo eran tus alumnos pero sí sé cómo son los míos porque empleo tiempo en hablar con ellos, en escucharlos y en leerlos. Trato de informarme acerca de su situación familiar, y lo que desconozco se lo pregunto al Orientador. También leo los informes psicopedagógicos que nos han legado nuestros compañeros de Primaria, etapa en la que el niño, generalmente, no hace el huevo. Tenemos niños de 12 años que casi no saben leer. Porque leer no es silabear y, perdón por poner esto en duda, pero una persona no aprende a leer en 45 días con fluidez ni comprende el lenguaje escrito y su riqueza. Hay casos muy difíciles, pero nuestros niños no son ni mendigos ni genios como Einstein (cuya corteza cerebral, especialmente el lóbulo frontal, era más grande que el de la media). Son chavales normales a los que no les hacemos ningún favor dejándoles decidir acerca de cuestiones que desconocen. Que no se entienda esto como un signo de prepotencia: yo puedo aprender y aprendo mucho de ellos, pero la que tiene la Licenciatura y ha pasado la oposición soy yo, no ellos. Lo queramos o no, ser adulto, aparte de estar muy bien para uno mismo, impone responsabilidades hacia el que no lo es. Además, creo que fijar unos contenidos para todos no cercena la imaginación ni la libertad de nadie.
Tu modelo de enseñanza no me convence. Creo que se me nota. No estoy de acuerdo con tus propuestas. Creo que se debe a que concebimos al alumnado y a la ciudadanía de forma muy distinta. Ni tú ni yo tenemos razón, pero creo que yo soy más realista que tú en cuanto a la descripción del alumnado. En el fondo, creo que perseguimos lo mismo, pero partimos de distinto lugar y, por tanto, las propuestas son diferentes.
De nuevo, Saludos.
P.D.: tengo que cambiar la forma de presentarme y despedirme, porque me estoy empezando a aburrir a mí misma.
Hace no mucho tiempo escribía sobre el efecto pigmalión en mi blog y decía lo siguiente:
El Dr. Robert Rosenthal, investigador de la Universidad de Harvard, lo define diciendo que las expectativas de los padres con sus hijos, de los profesores con sus alumnos y los mandos con sus subordinados, tienden a cumplirse. Lo que expresado en términos psicológicos sería: La actitud que uno toma en relación con una variable, refuerza, en el mismo sentido, la ocurrencia de esa variable.
Para ilustrar la tesis de Rosenthal, nada mejor que mostrar los logros alcanzados con uno de sus experimentos sobre el poder de las expectativas: En un centro educativo realizó un test de inteligencia a varias clases. Sin corregirlo, Rosenthal selecciona al azar un 20% de alumnos de cada clase, diciendo a los profesores que ese 20% era superior, considerablemente, a la media y que obtendrían las mayores calificaciones. Al final del curso habían mejorado, respecto a sus compañeros, en cuatro puntos su coeficiente intelectual.
Ello es debido, simplemente, a que cuando se espera más de una persona se produce un clima emocional mayor con esa persona, se le ofrece mayor información y se le dan más oportunidades.
El artículo en cuestión lo puedes localizar en el siguiente enlace:
EL EFECTO PIGMALIÓN FRENTE AL FRACASO ESCOLAR
La forma que tenemos de ver las cosas condiciona considerablemente los resultados prácticos que de nuestra actividad obtenemos. Imagínate, utilizando el ejemplo que citas en el comentario que realizas, que entre los alumnos de tu clase hay 10 o 15 como Einstein. A Einstein nadie le midió su lóbulo frontal en su etapa educativa y deducir de ahí que era un genio, a tus alumnos tampoco. Por qué no puede ser posible, por tanto, lo que digo. Einstein era un acumulador de suspensos como de él decían sus profesores, lo mismo que ahora dice el profesorado del 50% de sus alumnos. No crees que si tanto uno como los otros hubieran tenido la comprensión y el cariño de sus profesores habrían dado o darían mucho, muchísimo más de sí de lo que nos dieron. Y lo más fundamental, se sentirían ellos mucho mejor y rendirían más como así se demuestra en el ejemplo del Dr. Robert Rosenthal que cito.
No piensas (utilizo como ejemplo el relativo a Aristóteles al que en tu comentario reseñas) que si las enseñanzas de Aristóteles no les resultan agradables y apasionantes a tus alumnos, pueda deberse al método que para mostrarlas se utiliza. Aristóteles solía decir que sólo hay fuerza motriz en el deseo. Por otra parte el mismo Aristóteles afirmaba que todo hombre, por naturaleza, desea saber. Cual es la razón por tanto por la que no se despliega esa fuerza motriz del deseo innato por saber en tus alumnos. Desde tu punto de vista es culpa exclusiva de ellos. Si tomamos en cuenta el punto de vista del científico y padre de la cibernética Heinz von Foerster de que toda observación es autoreferencial, pues dice más del observador que de lo observado, la conclusión podría ser otra.
Yo me planteo, por ejemplo, por qué no enseñamos a Aristóteles de una forma aristotélica. Si Aristóteles creía que "la poesía es más profunda y filosófica que la historia", por qué nos empecinamos en enseñar la filosofía de Aristóteles mostrando su historia, esto es, su vida y sus obras. Por qué no hacemos caso a lo que nos sugería el mismo Aristóteles a la hora de enseñarlo, por qué no seguimos su recomendación relativa a que "no hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje", por qué, como nos indicaba el mismo Aristóteles, no optamos por que "las enseñanzas deben de acomodarse a los hábitos de los oyentes"; pues de no ser así ocurrirá lo que Aristóteles advertía ya en su tiempo, esto es, que "todo acto forzoso se vuelve desagradable"; y además ineficaz, pues como de nuevo Aristóteles nos dice (adelantándose 2.300 años al psicólogo y pedagogo estadounidense David Ausubel) que "el hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe".
Pienso que si utilizamos la metodología aristotélica para enseñar filosofía evitaremos que esta asignatura sea eliminada de los planes de estudio como temes, pienso que si enseñamos, como también nos insinuaba Aristóteles, que "la ventaja que sacarás de la filosofía será hacer sin que te lo manden, lo que otros harán por temor a las leyes", los alumnos le encontrarán a la asignatura un sentido práctico. Objetivo que también era el que perseguía Aristóteles, pues entendía que "la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica"; así como también que "la finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia".
Insisto, el sistema educativo actual tiene un carácter sofista del que hay que deshacerse urgentemente por las nocivas consecuencias que reporta para el alumnado. Tanto Aristóteles como Platón criticaban a los sofistas por su formalismo, por su saber puramente sectorial y retórico; estas críticas están a día de hoy más vigentes que nunca. Desde el sistema educativo no se quiere aceptar otras evidencias que las endógenas, se suele afirmar y reafirmar que lo que falla es el alumnado, nadie se cuestiona el sistema desde dentro a pesar de ese 50% de fracaso académico.
Ante esta evidencia, quedémonos de nuevo con Aristóteles: "El ignorante afirma; el sabio duda y reflexiona". Por mi parte asumo mi ignorancia, soy socrático y sólo se que no se nada; pero creo que debemos de tener de la valentía de empezar a asumirla todos para desbrozar el camino a la duda y a la reflexión.
Agradeciéndote tu comentario, pues da pie a interesantes y fructíferas reflexiones, recibe un cordial saludo de tu amigo Javier Caso Iglesias.
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Comentario al que se responde:
La estatua del jardín botánico dijo...
Hola, buenas tardes. Acabo de comer. Hoy he llegado tarde porque nos hemos quedado haciendo un examen.
Yo no quiero que el suspenso desaparezca, así que no pertenezco al conjunto de ciudadanos ni a la ciudadanía de la que hablas. No sé qué ideas tienes acerca de los exámenes. En un examen se pueden pedir muchas más cosas que el vómito desordenado. De hecho, quien memoriza mecánicamente suele suspender u obtener una calificación muy baja. No estoy en absoluto de acuerdo con tu visión de los exámenes, los aprobados y los suspensos. En mi modesta opinión, no constituye un fracaso el hecho de que suspenda un gran porcentaje de alumnos. Constituye un fracaso que alumnos de 2º de Bachillerato no sean capaces de escribir una sola frase con sentido en dos folios. Eso es un fracaso de los enormes. Es también un fracaso que no comprendan lo que leen. Una escritura desordenada denota un pensamiento desordenado. Puedo asegurar que los exámenes no son los culpables, ni el interés por los resultados.
En cuanto a la optatividad, considero que es económica y organizativamente difícil si no imposible en las actuales circunstancias. Y cuando las barbas de tu vecino veas cortar... Esto lo digo por mí, que soy profe de Filosofía. En Cataluña creo que ha dejado de ser obligatoria. En Aragón, la psicología ha sido eliminada. Me encantaría que en Bachillerato hubiera más optativas, pero no hay dinero ni instalaciones. Considero que la optatividad está más que reflejada en la E.S.O., no sólo a través de distintas asignaturas sino, también, mediante las distintas vías a través de las cuales puede obtenerse el título: Diversificación, Compensatoria, Garantía Social.
En cuanto al diseño personalizado del currículo de cada asignatura, me parece una auténtica locura. No me interesa la gramática, porque no me sirve para nada, así que no la estudio, recórteme usted el temario y póngame a leer una revista de motos. O, me gusta la física, pero la clásica. La dualidad onda-partícula no acaba de convencerme. También estaría bien una como esta: yo no hago ecuaciones cuando voy a la compra, así que vamos a quedarnos con la suma, la resta, la multiplicación y la división.
El campo de intereses de un adolescente no es tan rico y liberador como muchas veces pensamos. Ni los exámenes, ni los profesores que mandamos deberes y suspendemos a la gente tenemos la culpa de eso. Pídanle cuentas a la televisión y a los padres que dejan a sus hijos a solas con la PlayStation. Una persona de 12 años no puede decidir acerca de los contenidos de la asignatura. Nosotros podemos rediseñar objetivos y criterios de evaluación si el alumno presenta necesidades educativas específicas, pero porque a un niño de 4º le de por decirme que Aristóteles no le va, no se lo voy a quitar del temario. Me niego y me negaré. Lo siento mucho por él, pero en ese tema soy completamente "ejecutiva". Le doy total libertad para hacer los trabajos sobre el tema que quiera y empleando el material que le dé la gana, pero los contenidos mínimos no me los salto. Puede que yo haya entendido mal tu propuesta.
He leído en tus últimos artículos que el ser humano presenta una capacidad y necesidad instintivas de aprendizaje. Estoy de acuerdo. Pero esa capacidad insntintiva, una vez que las necesidades básicas están cubiertas, no siempre se pone a funcionar. Una cosa es que yo esté capacitada para aprender y otra que me apetezca o me dé la gana.
No sé cuánto tiempo hace que no visitas un instituto o en qué instituo trabajas o has trabajado. No sé cómo eran tus alumnos pero sí sé cómo son los míos porque empleo tiempo en hablar con ellos, en escucharlos y en leerlos. Trato de informarme acerca de su situación familiar, y lo que desconozco se lo pregunto al Orientador. También leo los informes psicopedagógicos que nos han legado nuestros compañeros de Primaria, etapa en la que el niño, generalmente, no hace el huevo. Tenemos niños de 12 años que casi no saben leer. Porque leer no es silabear y, perdón por poner esto en duda, pero una persona no aprende a leer en 45 días con fluidez ni comprende el lenguaje escrito y su riqueza. Hay casos muy difíciles, pero nuestros niños no son ni mendigos ni genios como Einstein (cuya corteza cerebral, especialmente el lóbulo frontal, era más grande que el de la media). Son chavales normales a los que no les hacemos ningún favor dejándoles decidir acerca de cuestiones que desconocen. Que no se entienda esto como un signo de prepotencia: yo puedo aprender y aprendo mucho de ellos, pero la que tiene la Licenciatura y ha pasado la oposición soy yo, no ellos. Lo queramos o no, ser adulto, aparte de estar muy bien para uno mismo, impone responsabilidades hacia el que no lo es. Además, creo que fijar unos contenidos para todos no cercena la imaginación ni la libertad de nadie.
Tu modelo de enseñanza no me convence. Creo que se me nota. No estoy de acuerdo con tus propuestas. Creo que se debe a que concebimos al alumnado y a la ciudadanía de forma muy distinta. Ni tú ni yo tenemos razón, pero creo que yo soy más realista que tú en cuanto a la descripción del alumnado. En el fondo, creo que perseguimos lo mismo, pero partimos de distinto lugar y, por tanto, las propuestas son diferentes.
De nuevo, Saludos.
P.D.: tengo que cambiar la forma de presentarme y despedirme, porque me estoy empezando a aburrir a mí misma.
¡Hola! Me acabo de levantar de la siesta. Hoy me va a costar escribir una respuesta, pero allá voy.
ResponderEliminar1º. ¿Me estás llamando sofista! Te lo agradezco, muchísimo. Porque fueron ellos quienes realizaron la reforma de la educacación griega, adecuando las enseñanzas a los intereses de una creciente población de individuos con posibilidad de participar en los asuntos políticos.
2º. Aristóteles jamás se empieza por la metafísica. Al Motor Inmóvil se llega con esfuerzo después de un largo recorrido. Aristóteles se empieza con su vida, sus obras y su confrontación con Platón. Aristóteles es una invitación a pensar por uno mismo y así se plantea, porque no hay mejor alumno que el que se rebela intelectualamente.
3º. Soy tutora de un 4º infernal. Infernal porque no pasan delante del libro más de una hora al día (de media), porque no atienden jamás y porque a veces contestan y se portan más que regular con algunos profesores. Hoy he salido de ahí con ganas de llorar. He hablado con ellos en grupo y por separado, les he reñido, les he animado, les he ofertado todas las salidas que podía ofrecerles. Para que recuperaran mi asignatura, me he ido por las tardes con ellos al instituo a repasar, a inventar ejemplos y a escuchar los que ellos proponían. Yo, Estatua del jardín botánico, no tengo la culpa. Yo no estoy proyectando nada sobre ellos.
4º. No tengo la intención de mentir o de presentarme como un angelito, pero mis clases me las preparo. No sólo la teoría, sino también las actividades y la motivación. Yo no llego a clase y les digo: abrid el libro y leed. Yo pregunto, detecto ideas previas, parto de ahí y trato de construir con ellos. Al leer lo que parece ser tu concepción de lo que se hace en una clase, no me siento identificada y a ratos me molesto un poco. Yo no le quiero sorber el seso a los niños ni convertirlos en sillas, todos iguales los unos a los otros.
5º. Todavía no sé cómo son tus alumnos, pero repito, sí sé cómo son los míos. Hoy, precisamente, aprovechando que era el último día con 2º de Bachillerato, les he preguntado qué les había parecido el Instituo en general. A ellos, evidentemente, les ha parecido bien porque están en 2º. Y se extrañan al ver lo poco que estudian los niños que son más pequeños que ellos. Les he preguntado a qué creen que se debe. Me han dicho que los chavales del pueblo no tienen interés por estudiar porque en los albañiles se gana dinero rápido y fácilmente. Con ese dinero pueden salir todos los fines de semana y comprarse una moto.
5º. Hablando de motos. Hoy, en la guardia lectiva, he aprovechado para hablar con un niño de 2º de la ESO, que tenía que estar en 4º, y le he preguntado qué podríamos hacer nosotros para que venir al instituto le ilusionara y le interesara. Me ha dicho que nada. Le he preguntado qué quería estudiar. Me ha dicho que en principio hubiera querido estudiar electrotecnia, pero que al ver la cantidad de folios que tenía que estudiarse su primo, cambió de idea. Quiere ser mecánico. Le he dicho que para eso necesita el título de graduado. Me ha dicho que ya lo sabía, pero que este año no pensaba hacer nada. Iba a esperar a que le pusieran en 3º por imperativo legal y aguantar hasta que le metieran en garantía social. Le he preguntado qué hacía por las tardes. Me ha dicho que nada, que se va a los recreativos y enreda con los ordenadores. "¿Tus padres no te dicen nada?", he preguntado. "Casi nunca", me ha respondido. "¿No crees que estaría mejor que estudiaras un poquito?". "Sí, pero no me apetece". El chavalín (que es muy majo, por cierto), tiene una moto que se ha pagado él mismo trabajando los veranos de maquinista con su padre, levantado zanjas en el pueblo. Creo que el instituto no tiene presupuesto para comprarle y máquina y que practique. Igual a la consejera le apetece comprársela.
6º. Cargas mucho las tintas sobre la motivación. Todavía no te leído hablar de esfuerzo. Hablas de didáctica, de pedagogía y de lo miopes que somos los docentes ante las posibilidades del alumnado. Aún no te he oído hablar de los padres y su responsabilidad para con la educación de sus hijos. Responsabilidad que no se reduce a participar en un debate sino a hacer todo lo posible para que su niño estudie un ratito.
7º. Me da la impresión de que en cada comentario que dejo no hago más que defenderme y justificarme, intentando quitarme de encima la visión que tú proyectas del profesorado.
Voy a meditar si bajo a tomarme un caña o me quedo en casa. Hasta mañana, o hasta el próximo post o comentario.
Ahora que caigo. ¿Me estás llamando sofista o me estás llamando ignorante? ¿Estás llamando ignorantes a los sofistas? Yo soy muy ignorante, pero me parece que ello no lo eran en absoluto.
ResponderEliminarAl margen de profundizar en su texto -ya hay quienes lo han hecho con opinioes enriquecedoras--, le felicito por el "post" porque refleja algo esencial y demasiadas veces olvidado: sabemos muy poquito.
ResponderEliminarEstimado Javier , un saludo y felicidades por el ·día de Internet" que no sería nada sin la comunicación entre las personas que lo conforman.
ResponderEliminarCreo que desde este post se prodrían deducir muchas cosas. Por el poco tiempo del que dispongo últimamente me centraré en una idea:
El problema que se plantea en las aulas es la falta de motivación de los alumnos (entre otros aspectos claro está), y esa falta de motivación se deriva del CÓMO se imparten los contenidos, en la mayoría de las ocasiones desde una práctica poco atractiva y por unos docentes aún más desmotivados que sus propios alumnos. El clima en el aula es aburrido para los jóvenes y nada estimulador. Por ello, Aristóteles tenía tanto éxito entre sus discípulos, puesto que las maneras o formas de enseñar se alejaban de la corriente sin sentido de ideas y ´SÍ se aproximaban a formas más prácticas y vinculantes con la vida real.
Yo creo que si impartiéramos las materias desde este punto de vista más pragmático, nuestros alumnos entenderían la utilidad de la materia y su concreción en las distintas situaciones que le plantea la sociedad del momento.
Por ejemplo, ¿qué puede importar a un joven con determinadas inquietudes (lejos de la materia) la biografía de Garcilaso de la Vega? Probablemente muy poco, y probablemente memorice al menos tres datos suficientes que plasmar el día del examen sin más.
Yo soy de las personas que piensan que si quieres conocer una obra debes primero leerla, así como defendió en ocasiones Lázaro Carreter. ¿No sería más amena una clase donde todos leamos a Garcilaso y opinemos entre todos sobre la misma? Es probable que después de un año no recuerden mucho de ese día, pero tal vez quede algún resto en su memoria, y además habremos contribuido a la participación, a la expresión del juicio crítico, a fomentar en nuestros alumnos determinadas aptitudes como ser capaces de hablar en público.
Creo que Aristóteles siguió durante toda su vida esta práctica y seguramente sus alumnos aprendieron con admiración sin necesidad de tomar muchas notas y memorizarlas después sin sentido.
Un gran saludo!
Por cierto con respecto al comentario de "estatua" creo que como bien dice los alumnos no quieren hacer nada; como he manifestado en otras ocasiones la culpa la tiene este sistema educativo que tenemos que lo único que hace es plantear y replantear planes de recuperación para que de un modo u otro los chicos acaben promocionando en la ESO. Por ello están tan relajados: piensan "no me importa, ya me harán un ACNEE y me aprobarán todas a la fuerza"
ResponderEliminar¿Cómo vamos a motivar al alumnado a que estudie una carrera si el sistema les pone las cosas tan fáciles que acaban por rendirse?
Hola Xhandra:
ResponderEliminarLo que planteas sobre el método que utilizaba Aristóteles es acertadísimo. Dicen de Aristóteles que prácticamente hipnotizaba a sus alumnos. Su preocupación por utilizar el método pedagógico más eficaz era permanente.
Pienso que lo que le falta a profesorado actual es cuestionarse la forma de enseñar que tiene. El aprendizaje-enseñanza tiene que resultar gozoso, atractivo, activo para el alumnado, tiene que disfrutar con él tanto el alumnado como el profesorado. Más que dar la típica clase en la que el profesor pontifica, hay que pensar en qué puede hacerla significativa para el alumno.
Es por esta cuestión que planteo la necesidad de formación didáctica, pedagógica para el profesorado de secundaria.
Recibe un cordial saludo.
Atentamente, Javier Caso Iglesias.