Procedo a responder, en un nuevo post, a mis estimad@s amig@s y profesionales de la enseñanza cuyos nick son: la estatua del jardín botánico, xhandra, plan de refuerzo y zuppi. En primer lugar gracias por los comentarios, vuestras aportaciones son altamente gratificantes.
Mi opinión es que no concebimos igual la tarea docente por no tener la posibilidad de debatirla de una forma amplia en función a resultados. La Administración Pública en general y la educativa en particular carece de foros adecuados para ello. Si existieran ese tipo de foros en los que se animara a participar a todos los agentes implicados en la educación y todos nos propusiéramos ser empáticos con los demás terminaríamos por concebir una idéntica tarea docente.
Tenía pensado escribir un post poniéndome en situación de Consejero de Educación. Esto es algo utópico no por falta de capacidad y de ideas para ello, sino porque soy políticamente incorrecto, esto es, me gusta decir lo que pienso cuando lo pienso por muy improcedente que sea, no soporto el traje con corbata, así como tampoco los actos protocolarios. Además pienso sinceramente que Eva María Pérez López, la actual Consejera, tiene capacidades más que suficientes para hacerlo inmejorablemente bien y además cuenta con sobrada diligencia y soltura para ejecutar las tareas institucionales propias del cargo. Pero como simulación, y sabiendo que sólo se puede ser lo que se es como diría Nietzsche (lo mío es ayudar a romper esquemas y espero siempre de los demás que me ayuden a poner en cuestión de forma permanente los míos), si asumo la situación; el rol de Consejero de Educación.
Así que si yo fuera Consejero de Educación el único objetivo que me propondría sería el de TOLERANCIA CERO AL FRACASO ESCOLAR. En el sentido de este objetivo se desarrollarían todas las medidas que fuera menester llevar a cabo. Entre ellas las relativas de evaluar todos, y además, permanentemente. Me gustaría saber que piensan los alumnos del sistema educativo, que esperan de él, cómo mejorarlo, cómo podrían implicarse más, cómo hacer para que les fuera menos ajeno, cómo conseguir su plena realización, goce, disfrute; incluso en los cuestionarios dejaría espacios abiertos para que me hicieran llegar los alumnos todo aquello que consideraran conveniente y oportuno al objeto de mejorar su estancia, les pediría además que fueran creativos, altamente creativos para hacer que todo no dependiera sólo de recursos externos, de motivadores extrínsecos materiales que se suele decir. Además visitaría centros al objeto de propiciar el debate, el intercambio de ideas con los alumnos. Idéntica tarea con los padres y las madres de los alumnos; así como con el profesorado.
Crearía un centro de formación y orientación en habilidades sociales de carácter teórico-práctico dirigido por expertos psicólogos organizacionales al objeto de entrenar tanto al alumnado, a los padres y madres de alumnos y al profesorado en técnicas asertivas, así como en el uso de sus capacidades creativas (habría que hacer ver al profesorado que esa insistencia de medios, medios y más medios en la que se inserta no es más que un encubrimiento -que dirían los psicólogos- de una falta de capacidad creativa). La evaluación bidireccional sería permanente para saber el grado de eficacia y satisfacción de las acciones que se programaran, acciones que estarían abiertas a sugerencias y replanteamientos de forma permanente, pues lo que nos debe de interesar es siempre el objetivo. Ocuparía en estas actividades todas las horas lectivas que corresponde asignar a la CC.AA.
Una vez que el alumnado, los padres y las madres de alumnos, así como el profesorado aprenda a expresar y exprese todo lo que llevan dentro por separado, les propondría a nivel de centro elaborar propuestas conjuntas en las que sean integradas todas las posturas. Incluso hacer debates en este sentido entre las comunidades educativas de varios centros de enseñanza de la misma localidad.
En este debate hay que implicar muy activamente a los partidos políticos, no para que impartan doctrina como les suele ser habitual, sino para que incentiven el debate y escuchen; en el mismo sentido habría que implicar a los sindicatos, a las asociaciones de alumnos, a las de padres y madres de alumnos, al propio empresariado; así como a los medios de comunicación como difusores del mismo. Hay que creerse por parte de todos que esto de la educación es algo importante, muy importante; y nada mejor para ello que implicar activamente al mayor número de personas y entidades posibles.
Hay que dejarse también de rigideces. Hay que estar abierto a nuevas metodologías sin reparo, tanto para aprenderlas, aprehenderlas, como para impartirlas. Así como a que se eliminen ciertas cuestiones tabú. Esto que digo en lo que resta de este párrafo es una perspectiva de cara a un futuro, aún las mentalidades no están maduras para ello, pero es lo que se atisba como lo que será, lo que tenga que ser de aquí a no muchos años: Habrá que dar más posibilidades de elección al alumnado y a los padres y madres de estos; pues el futuro que nos estamos jugando es el suyo. Permitir elegir entre un mayor número de asignaturas, currículo de asignaturas a la carta. Desde el ámbito educativo sugerir y orientar sobre que materias son las más convenientes para garantizar una adecuada salida profesional, pero no imponer. Si un alumno y sus padres quieren que este estudie religión, que la estudie. Si no desea educación para la ciudadanía, pues que no la tenga. Lo mismo para el resto de asignaturas. No siempre lo que se estudia es lo que condiciona la vida. Sirva mi ejemplo: cursé mis primeros estudios en un colegio de monjas, a continuación en uno de frailes y luego en uno de curas, a día de hoy soy un ateo convencido; para quien Dios es vivir esta vida gozosamente. Trataron de imponerme el método conocido como la letra con sangre entra, hoy día aborrezco los métodos aversivos. Insisto, el futuro que nos estamos jugando es el del alumno, vayámonos acostumbrando a dejarle elegir; así como a entender que lo importante no es que el gato sea blanco o negro, sino que caze ratones.
Estimada profesora de filosofía, agradezco tu claridad y sinceridad cuando afirmas que tienes muy claro "para qué sirven el aprendizaje y el conocimiento": "PARA NADA. Y soy super-feliz escribiendo esto". Tu felicidad es muy importante, pero para mi también lo es la felicidad de los demás, hemos de dejar decidir a los demás que es lo que los hace felices. Que opinen sobre que tipo de sistema educativo los haría más felices. Si con un sistema educativo con índices de fracaso académico cercanos al 50% o con un sistema educativo que se comprometa en tener una tolerancia cero con el fracaso académico. Pienso por otra parte que a los alumnos sólo le interesa el dormir, el beber, el maquillarse y el comprar ropa como dices cuando no existe nada más apasionante que hacer. Tenemos que conseguir que una clase les sea apasionante, mucho más apasionante que les pueda resultar el messenger o el metroflog. La fórmula para conseguir esto es la misma que Google utiliza para ser la mejor empresa de internet y tener ya en jaque mate a Microsoft, esto es recabar cuanta más información mejor de sus usuarios, estar siempre atentos a las demandas de sus usuarios y atenderlas a la mayor inmediatez posible.
Si como dices el aprendizaje y el conocimiento no sirven para nada, y si como también afirmas a los chavales suspender o aprobar les da igual, por qué entiendes como irrenunciable el tema de los exámenes. Porqué es irrenunciable con una clase de 30 y no con una clase de 5 alumnos. Mi sincera opinión es que hay que cambiar de perspectiva, los problemas sólo se le presentan a aquellas personas que tienen capacidad para resolverlos; Los problemas son una enorme posibilidad de desarrollo. Una clase con 30 alumnos tiene 6 veces más posibilidades creativas que una de 5 alumnos. Yo se que sin cambiar de método más de 5 alumnos es una locura. La memorización mecánica, que es a lo que se aspira, es antinatural y cuesta muchísimo trabajo entrenar en ella por lo aversiva que resulta. Además, si te paras a reflexionas sobre la misma te das cuenta que crea personas con muchísimas "orejeras", prevenciones y prejuicios a los cambios. La situación del sistema educativo español y nuestra propia sociedad en su conjunto es una prueba evidente de ello.
Estimado amigo cuyo nick es plan de refuerzo, pienso que es unánime el deseo ciudadano de que el sistema educativo ponga fin al suspenso. Pienso que la mayoría de la ciudadanía está por la tolerancia cero al fracaso académico. Nuestro deseo como ciudadanos es que nuestros hijos e hijas adquieran unos altos niveles de competencia, unos altos niveles de conocimiento; y el suspenso significa todo lo contrario a esto, significa fracaso. No obstante soy favorable, muy favorable a que se pregunte a toda la comunidad educativa sobre esta cuestión, así como sobre todas las que le atañan.
Estimada amiga xhandra, hay que revelarse contra todas esas absurdas normas establecidas tanto en lo educativo como en lo laboral y hay que hacerlo porque son infuncionales, irracionales y mutilan la inteligencia. O acatar cuestionando. Yo le digo a mi hija, estudia, estudia mucho aunque lo veas absurdo, aunque el método sea memorístico, mecánico y escolástico; si tienes capacidad para adaptarte has de hacerlo y cualificarte según este sistema educativo y ocupar, en la "nomenklatura" social a la que da acceso, la posición más elevada posible, para desde ella combatirlo sin piedad en alianza con aquellos que desgraciadamente no tienen ni siquiera la capacidad de poderse adaptar al mismo y que son cerca del 50% del alumnado. Así que xhandra, ánimo y a por las oposiciones; tienes capacidad y valía más que suficiente para superarlas y con nota; y una vez dentro a ser consecuente con lo que piensas que tiene mucha, muchísima valía.
Estimado amigo Zuppi, considero aceptable lo que propones; En vez de cambiar el conjunto del sistema educativo, cambiemos sólo su mitad, trabajemos por optimizar ese 50% del mismo que no marcha. Pero hay que hacerlo. Respeto que aquellos alumnos adaptados al sistema mecánico memorístico continúen en el mismo, incluso animo a que eleven el nivel todo lo que puedan y más, siempre y cuando exista un sistema de formación alternativo que recoja a todo el que caiga (junto a ese 50% que ya se encuentra en esta situación) en una red educativa y no lo deje reventarse contra el suelo como en la actualidad. Como ejemplo de todo lo que se puede hacer y conseguir nos puede servir de referente ese gran pedagogo que fue Makarenko, el cual consiguió éxitos sorprendentes con sus alumnos, y eso que procedían todos ellos del mundo de la delincuencia. Te recomiendo la lectura de su poema pedagógico. Celestín Freinet, otro gran pedagogo también cosechó éxitos impresionantes con alumnos procedentes de la marginación y pobres de solemnidad; o Paulo Freire que trabajó con pobres que no sabían leer ni escribir, adoptando un método no-ortodoxo que en 1962 tuvo la primera oportunidad de aplicar, cuando enseñó a leer y escribir a 300 trabajadores de plantíos de caña de azúcar analfabetos en tan solo 45 días. Por otra parte amigo Zuppi, fracasados académicos fueron considerados, en su época de estudiantes, genios como Albert Einstein del que decían sus profesores que era un acumulador de suspensos. O el inventor Thomas Alva Edison, a cuya madre animaban los maestros del niño a sacarlo de la escuela pues lo consideraban tonto.
Gracias por vuestras aportaciones, recibid un cordial saludo de vuestro amigo Javier Caso Iglesias.
Comentarios a los que se responde:
La estatua del jardín botánico dijo...
¡Hola, de nuevo! Muchísimas gracias por los enlaces. Me parece una página muy útil e interesante.
Después de leer este último post, creo que no concebimos igual la tarea del docente. Creo que tú tienes muy claro cómo debería ser la relación alumno-profesor o, al menos, en qué marco filosófico se encuadra tu forma de concebirla. Sinceramente, aún no lo tengo muy claro. He leído el artículo acerca de los tipos de docente (titulado ¿qué tipo de docente soy?). Creo que por ahora soy una mezcla de los tres, y en función de lo que los niños estén dispuestos a dar la tabarra ese día y el tiempo de que dispongo para dar los temarios, me decanto más por un estilo u otro. A veces necesito tener claro que han adquirido un saber específico porque creo (no sé si acertada o equivocadamente), que ese saber (sea un concepto, un procedimiento o una actitud) es indispensable para tomar decisiones racionales. A veces necesito crear en ellos la conciencia de que son inconscientes y de que el pensamiento general (léase, la televisión) no les deja ver claro. En otras palabras, necesito que sean críticos.
No sé cuál es mi estilo, pero sí tengo muy claro "para qué sirven el aprendizaje y el conocimiento": PARA NADA. Y soy super-feliz escribiendo esto. No se aprende para ser más productivo ni para obtener un beneficio económico, o éxito social, o una vida fácil. Se aprende y se busca el conocimiento para ser libre, para ser más que uno mismo, para que se te dibuje una sonrisa bobalicona cuando admiras el mundo y piensas: ¡vaya, qué hermoso es y qué hermoso es comprenderlo! Y también se aprende para indignarse, para enfadarse con el mundo y con uno mismo, para darle la vuelta a todo porque, aunque sea de hecho, es inaceptable por derecho. Para mí el objetivo es ese. Cómo llego a él, si llego, es otro cantar. Mis alumnos se tienen un pavo descomunal. Que no se tome como un insulto, pero la mayoría están muy tontos. Mejor no relato cuáles son sus intereses. Bueno sí, haré unos breves apuntes: dormir, beber, maquillarse, comprar ropa. No es una broma. Llevo un año dando Ética a los niños de 4º y por narices tengo que preguntar qué es para ellos la felicidad. Y la felicidad es eso.
En cuanto a los exámenes y los suspensos, disiento completamente. El día que no tenga 30 alumnos en clase sino 5, tal vez no me haga falta el examen. Pero hoy por hoy, para mí, es irrenunciable. Yo no les hago jugárselo todo a esa carta, pero ganar esa baza es necesario. Tampoco renuncio al suspenso o al aprobado, consecuencia última del resultado del examen. No me parece que sea una espada de Damocles. Los chavales están ya más allá del bien y del mal y suspender o aprobar les da igual. Lo sé por experiencia. A mí no me da igual porque los exámenes y los trabajos me sirven para comprobar cuánto han trabajado, qué dificultades tienen y en qué aspectos necesitan más ayuda o tienen que mejorar.
El día que España sea Finlandia y tengamos dos profesores por clase, podremos plantearnos la cosa de otra forma. Pero mientras el mundo sea como es y ocurra como ocurre, mejor ser realistas. Esta es mi opinión.
De nuevo, saludos.
planderefuerzo dijo...
Estimado Javier Caso Iglesias,
Al margen de estar o no de acuerdo con usted, le remito, si me permite, una pregunta formal que estimo tiene su importancia, sin ánimo de entrar en polémica: ¿en virtud de que razón habla usted en primera persona del plural, en representación de los ciudadanos?
"Los ciudadanos queremos que esa palmeta metafórica que significa el suspenso desaparezca"."No necesitamos pues del suspenso",...
Creo que soy un ciudadano que no acabo de ver tan claramente como usted la bondad de suprimir el suspenso, y por ello no se me ocurre decir que los ciudadanos necesitamos el suspenso. ¿En representación de qué ciudadanos habla usted?
Saludos
xhandra dijo...
Considero que determinar unos criterios de calificación donde entre el "suspenso" es necesario. No obstante, lo que los docentes deberían tener en cuenta es no sólo la adquisición de contenidos y basta, sino de competencias, de aptitudes, de valores, que pueden caracterizar a un alumno más allá de su simple nivel intelectual.
De todos modos, evidentemente el sistema educativo se basa en eso, materias suspensas: no promociona. Materias aprobadas: promociona.
En la Antigüedad clásica probablemente los métodos de enseñanza eran bastante diferentes: uno aprendía porque la propia inercia del hombre es caminar hacia el conocimiento. Desde el punto de vista filosófico, los individuos tenían sed de conocimiento para ensalzar su espíritu, para completarse, para sentirse "hombres" al fin y al cabo, ya que el pensamiento racional es en definitiva lo que nos distingue de los animales y lo que nos hace seres vivos únicos.
Sin embargo mucho tiempo después, en la actualidad vivimos en una sociedad corrupta que nos dice cómo debemos ser constantemente y cómo no ser. Y se nos margina si no formamos parte de ello. Se nos bombardea materialmente, y el espíritu ha quedado relegado, no a un segundo plano, sino mucho más abajo. No es de extrañar que hoy el individuo no tenga sed de conocimiento, de cuidar el espíritu, de ser útil para toda la sociedad y que esa misma sociedad le responda con la misma moneda.
¿cómo vamos a esperar que los jóvenes se interesen por el aprendizaje?... ¿cómo vamos a despertar su ansia de saber?...¿cómo luchar contra este sistema materialista?
Zuppi dijo...
Algunos ciudadanos no solo queremos que el suspenso se mantenga, sino que preferimos que se suba el nivel del aprobado para que los estudiantes se esfuercen y para que un aprobado signifique algo de verdad.
También preferimos que se puedan elegir distintos sistemas educativos y no tener que soportar los experimentos pedagógicos que las administraciones educativas hacen con nuestros hijos.
Mi opinión es que no concebimos igual la tarea docente por no tener la posibilidad de debatirla de una forma amplia en función a resultados. La Administración Pública en general y la educativa en particular carece de foros adecuados para ello. Si existieran ese tipo de foros en los que se animara a participar a todos los agentes implicados en la educación y todos nos propusiéramos ser empáticos con los demás terminaríamos por concebir una idéntica tarea docente.
Tenía pensado escribir un post poniéndome en situación de Consejero de Educación. Esto es algo utópico no por falta de capacidad y de ideas para ello, sino porque soy políticamente incorrecto, esto es, me gusta decir lo que pienso cuando lo pienso por muy improcedente que sea, no soporto el traje con corbata, así como tampoco los actos protocolarios. Además pienso sinceramente que Eva María Pérez López, la actual Consejera, tiene capacidades más que suficientes para hacerlo inmejorablemente bien y además cuenta con sobrada diligencia y soltura para ejecutar las tareas institucionales propias del cargo. Pero como simulación, y sabiendo que sólo se puede ser lo que se es como diría Nietzsche (lo mío es ayudar a romper esquemas y espero siempre de los demás que me ayuden a poner en cuestión de forma permanente los míos), si asumo la situación; el rol de Consejero de Educación.
Así que si yo fuera Consejero de Educación el único objetivo que me propondría sería el de TOLERANCIA CERO AL FRACASO ESCOLAR. En el sentido de este objetivo se desarrollarían todas las medidas que fuera menester llevar a cabo. Entre ellas las relativas de evaluar todos, y además, permanentemente. Me gustaría saber que piensan los alumnos del sistema educativo, que esperan de él, cómo mejorarlo, cómo podrían implicarse más, cómo hacer para que les fuera menos ajeno, cómo conseguir su plena realización, goce, disfrute; incluso en los cuestionarios dejaría espacios abiertos para que me hicieran llegar los alumnos todo aquello que consideraran conveniente y oportuno al objeto de mejorar su estancia, les pediría además que fueran creativos, altamente creativos para hacer que todo no dependiera sólo de recursos externos, de motivadores extrínsecos materiales que se suele decir. Además visitaría centros al objeto de propiciar el debate, el intercambio de ideas con los alumnos. Idéntica tarea con los padres y las madres de los alumnos; así como con el profesorado.
Crearía un centro de formación y orientación en habilidades sociales de carácter teórico-práctico dirigido por expertos psicólogos organizacionales al objeto de entrenar tanto al alumnado, a los padres y madres de alumnos y al profesorado en técnicas asertivas, así como en el uso de sus capacidades creativas (habría que hacer ver al profesorado que esa insistencia de medios, medios y más medios en la que se inserta no es más que un encubrimiento -que dirían los psicólogos- de una falta de capacidad creativa). La evaluación bidireccional sería permanente para saber el grado de eficacia y satisfacción de las acciones que se programaran, acciones que estarían abiertas a sugerencias y replanteamientos de forma permanente, pues lo que nos debe de interesar es siempre el objetivo. Ocuparía en estas actividades todas las horas lectivas que corresponde asignar a la CC.AA.
Una vez que el alumnado, los padres y las madres de alumnos, así como el profesorado aprenda a expresar y exprese todo lo que llevan dentro por separado, les propondría a nivel de centro elaborar propuestas conjuntas en las que sean integradas todas las posturas. Incluso hacer debates en este sentido entre las comunidades educativas de varios centros de enseñanza de la misma localidad.
En este debate hay que implicar muy activamente a los partidos políticos, no para que impartan doctrina como les suele ser habitual, sino para que incentiven el debate y escuchen; en el mismo sentido habría que implicar a los sindicatos, a las asociaciones de alumnos, a las de padres y madres de alumnos, al propio empresariado; así como a los medios de comunicación como difusores del mismo. Hay que creerse por parte de todos que esto de la educación es algo importante, muy importante; y nada mejor para ello que implicar activamente al mayor número de personas y entidades posibles.
Hay que dejarse también de rigideces. Hay que estar abierto a nuevas metodologías sin reparo, tanto para aprenderlas, aprehenderlas, como para impartirlas. Así como a que se eliminen ciertas cuestiones tabú. Esto que digo en lo que resta de este párrafo es una perspectiva de cara a un futuro, aún las mentalidades no están maduras para ello, pero es lo que se atisba como lo que será, lo que tenga que ser de aquí a no muchos años: Habrá que dar más posibilidades de elección al alumnado y a los padres y madres de estos; pues el futuro que nos estamos jugando es el suyo. Permitir elegir entre un mayor número de asignaturas, currículo de asignaturas a la carta. Desde el ámbito educativo sugerir y orientar sobre que materias son las más convenientes para garantizar una adecuada salida profesional, pero no imponer. Si un alumno y sus padres quieren que este estudie religión, que la estudie. Si no desea educación para la ciudadanía, pues que no la tenga. Lo mismo para el resto de asignaturas. No siempre lo que se estudia es lo que condiciona la vida. Sirva mi ejemplo: cursé mis primeros estudios en un colegio de monjas, a continuación en uno de frailes y luego en uno de curas, a día de hoy soy un ateo convencido; para quien Dios es vivir esta vida gozosamente. Trataron de imponerme el método conocido como la letra con sangre entra, hoy día aborrezco los métodos aversivos. Insisto, el futuro que nos estamos jugando es el del alumno, vayámonos acostumbrando a dejarle elegir; así como a entender que lo importante no es que el gato sea blanco o negro, sino que caze ratones.
Estimada profesora de filosofía, agradezco tu claridad y sinceridad cuando afirmas que tienes muy claro "para qué sirven el aprendizaje y el conocimiento": "PARA NADA. Y soy super-feliz escribiendo esto". Tu felicidad es muy importante, pero para mi también lo es la felicidad de los demás, hemos de dejar decidir a los demás que es lo que los hace felices. Que opinen sobre que tipo de sistema educativo los haría más felices. Si con un sistema educativo con índices de fracaso académico cercanos al 50% o con un sistema educativo que se comprometa en tener una tolerancia cero con el fracaso académico. Pienso por otra parte que a los alumnos sólo le interesa el dormir, el beber, el maquillarse y el comprar ropa como dices cuando no existe nada más apasionante que hacer. Tenemos que conseguir que una clase les sea apasionante, mucho más apasionante que les pueda resultar el messenger o el metroflog. La fórmula para conseguir esto es la misma que Google utiliza para ser la mejor empresa de internet y tener ya en jaque mate a Microsoft, esto es recabar cuanta más información mejor de sus usuarios, estar siempre atentos a las demandas de sus usuarios y atenderlas a la mayor inmediatez posible.
Si como dices el aprendizaje y el conocimiento no sirven para nada, y si como también afirmas a los chavales suspender o aprobar les da igual, por qué entiendes como irrenunciable el tema de los exámenes. Porqué es irrenunciable con una clase de 30 y no con una clase de 5 alumnos. Mi sincera opinión es que hay que cambiar de perspectiva, los problemas sólo se le presentan a aquellas personas que tienen capacidad para resolverlos; Los problemas son una enorme posibilidad de desarrollo. Una clase con 30 alumnos tiene 6 veces más posibilidades creativas que una de 5 alumnos. Yo se que sin cambiar de método más de 5 alumnos es una locura. La memorización mecánica, que es a lo que se aspira, es antinatural y cuesta muchísimo trabajo entrenar en ella por lo aversiva que resulta. Además, si te paras a reflexionas sobre la misma te das cuenta que crea personas con muchísimas "orejeras", prevenciones y prejuicios a los cambios. La situación del sistema educativo español y nuestra propia sociedad en su conjunto es una prueba evidente de ello.
Estimado amigo cuyo nick es plan de refuerzo, pienso que es unánime el deseo ciudadano de que el sistema educativo ponga fin al suspenso. Pienso que la mayoría de la ciudadanía está por la tolerancia cero al fracaso académico. Nuestro deseo como ciudadanos es que nuestros hijos e hijas adquieran unos altos niveles de competencia, unos altos niveles de conocimiento; y el suspenso significa todo lo contrario a esto, significa fracaso. No obstante soy favorable, muy favorable a que se pregunte a toda la comunidad educativa sobre esta cuestión, así como sobre todas las que le atañan.
Estimada amiga xhandra, hay que revelarse contra todas esas absurdas normas establecidas tanto en lo educativo como en lo laboral y hay que hacerlo porque son infuncionales, irracionales y mutilan la inteligencia. O acatar cuestionando. Yo le digo a mi hija, estudia, estudia mucho aunque lo veas absurdo, aunque el método sea memorístico, mecánico y escolástico; si tienes capacidad para adaptarte has de hacerlo y cualificarte según este sistema educativo y ocupar, en la "nomenklatura" social a la que da acceso, la posición más elevada posible, para desde ella combatirlo sin piedad en alianza con aquellos que desgraciadamente no tienen ni siquiera la capacidad de poderse adaptar al mismo y que son cerca del 50% del alumnado. Así que xhandra, ánimo y a por las oposiciones; tienes capacidad y valía más que suficiente para superarlas y con nota; y una vez dentro a ser consecuente con lo que piensas que tiene mucha, muchísima valía.
Estimado amigo Zuppi, considero aceptable lo que propones; En vez de cambiar el conjunto del sistema educativo, cambiemos sólo su mitad, trabajemos por optimizar ese 50% del mismo que no marcha. Pero hay que hacerlo. Respeto que aquellos alumnos adaptados al sistema mecánico memorístico continúen en el mismo, incluso animo a que eleven el nivel todo lo que puedan y más, siempre y cuando exista un sistema de formación alternativo que recoja a todo el que caiga (junto a ese 50% que ya se encuentra en esta situación) en una red educativa y no lo deje reventarse contra el suelo como en la actualidad. Como ejemplo de todo lo que se puede hacer y conseguir nos puede servir de referente ese gran pedagogo que fue Makarenko, el cual consiguió éxitos sorprendentes con sus alumnos, y eso que procedían todos ellos del mundo de la delincuencia. Te recomiendo la lectura de su poema pedagógico. Celestín Freinet, otro gran pedagogo también cosechó éxitos impresionantes con alumnos procedentes de la marginación y pobres de solemnidad; o Paulo Freire que trabajó con pobres que no sabían leer ni escribir, adoptando un método no-ortodoxo que en 1962 tuvo la primera oportunidad de aplicar, cuando enseñó a leer y escribir a 300 trabajadores de plantíos de caña de azúcar analfabetos en tan solo 45 días. Por otra parte amigo Zuppi, fracasados académicos fueron considerados, en su época de estudiantes, genios como Albert Einstein del que decían sus profesores que era un acumulador de suspensos. O el inventor Thomas Alva Edison, a cuya madre animaban los maestros del niño a sacarlo de la escuela pues lo consideraban tonto.
Gracias por vuestras aportaciones, recibid un cordial saludo de vuestro amigo Javier Caso Iglesias.
Comentarios a los que se responde:
La estatua del jardín botánico dijo...
¡Hola, de nuevo! Muchísimas gracias por los enlaces. Me parece una página muy útil e interesante.
Después de leer este último post, creo que no concebimos igual la tarea del docente. Creo que tú tienes muy claro cómo debería ser la relación alumno-profesor o, al menos, en qué marco filosófico se encuadra tu forma de concebirla. Sinceramente, aún no lo tengo muy claro. He leído el artículo acerca de los tipos de docente (titulado ¿qué tipo de docente soy?). Creo que por ahora soy una mezcla de los tres, y en función de lo que los niños estén dispuestos a dar la tabarra ese día y el tiempo de que dispongo para dar los temarios, me decanto más por un estilo u otro. A veces necesito tener claro que han adquirido un saber específico porque creo (no sé si acertada o equivocadamente), que ese saber (sea un concepto, un procedimiento o una actitud) es indispensable para tomar decisiones racionales. A veces necesito crear en ellos la conciencia de que son inconscientes y de que el pensamiento general (léase, la televisión) no les deja ver claro. En otras palabras, necesito que sean críticos.
No sé cuál es mi estilo, pero sí tengo muy claro "para qué sirven el aprendizaje y el conocimiento": PARA NADA. Y soy super-feliz escribiendo esto. No se aprende para ser más productivo ni para obtener un beneficio económico, o éxito social, o una vida fácil. Se aprende y se busca el conocimiento para ser libre, para ser más que uno mismo, para que se te dibuje una sonrisa bobalicona cuando admiras el mundo y piensas: ¡vaya, qué hermoso es y qué hermoso es comprenderlo! Y también se aprende para indignarse, para enfadarse con el mundo y con uno mismo, para darle la vuelta a todo porque, aunque sea de hecho, es inaceptable por derecho. Para mí el objetivo es ese. Cómo llego a él, si llego, es otro cantar. Mis alumnos se tienen un pavo descomunal. Que no se tome como un insulto, pero la mayoría están muy tontos. Mejor no relato cuáles son sus intereses. Bueno sí, haré unos breves apuntes: dormir, beber, maquillarse, comprar ropa. No es una broma. Llevo un año dando Ética a los niños de 4º y por narices tengo que preguntar qué es para ellos la felicidad. Y la felicidad es eso.
En cuanto a los exámenes y los suspensos, disiento completamente. El día que no tenga 30 alumnos en clase sino 5, tal vez no me haga falta el examen. Pero hoy por hoy, para mí, es irrenunciable. Yo no les hago jugárselo todo a esa carta, pero ganar esa baza es necesario. Tampoco renuncio al suspenso o al aprobado, consecuencia última del resultado del examen. No me parece que sea una espada de Damocles. Los chavales están ya más allá del bien y del mal y suspender o aprobar les da igual. Lo sé por experiencia. A mí no me da igual porque los exámenes y los trabajos me sirven para comprobar cuánto han trabajado, qué dificultades tienen y en qué aspectos necesitan más ayuda o tienen que mejorar.
El día que España sea Finlandia y tengamos dos profesores por clase, podremos plantearnos la cosa de otra forma. Pero mientras el mundo sea como es y ocurra como ocurre, mejor ser realistas. Esta es mi opinión.
De nuevo, saludos.
planderefuerzo dijo...
Estimado Javier Caso Iglesias,
Al margen de estar o no de acuerdo con usted, le remito, si me permite, una pregunta formal que estimo tiene su importancia, sin ánimo de entrar en polémica: ¿en virtud de que razón habla usted en primera persona del plural, en representación de los ciudadanos?
"Los ciudadanos queremos que esa palmeta metafórica que significa el suspenso desaparezca"."No necesitamos pues del suspenso",...
Creo que soy un ciudadano que no acabo de ver tan claramente como usted la bondad de suprimir el suspenso, y por ello no se me ocurre decir que los ciudadanos necesitamos el suspenso. ¿En representación de qué ciudadanos habla usted?
Saludos
xhandra dijo...
Considero que determinar unos criterios de calificación donde entre el "suspenso" es necesario. No obstante, lo que los docentes deberían tener en cuenta es no sólo la adquisición de contenidos y basta, sino de competencias, de aptitudes, de valores, que pueden caracterizar a un alumno más allá de su simple nivel intelectual.
De todos modos, evidentemente el sistema educativo se basa en eso, materias suspensas: no promociona. Materias aprobadas: promociona.
En la Antigüedad clásica probablemente los métodos de enseñanza eran bastante diferentes: uno aprendía porque la propia inercia del hombre es caminar hacia el conocimiento. Desde el punto de vista filosófico, los individuos tenían sed de conocimiento para ensalzar su espíritu, para completarse, para sentirse "hombres" al fin y al cabo, ya que el pensamiento racional es en definitiva lo que nos distingue de los animales y lo que nos hace seres vivos únicos.
Sin embargo mucho tiempo después, en la actualidad vivimos en una sociedad corrupta que nos dice cómo debemos ser constantemente y cómo no ser. Y se nos margina si no formamos parte de ello. Se nos bombardea materialmente, y el espíritu ha quedado relegado, no a un segundo plano, sino mucho más abajo. No es de extrañar que hoy el individuo no tenga sed de conocimiento, de cuidar el espíritu, de ser útil para toda la sociedad y que esa misma sociedad le responda con la misma moneda.
¿cómo vamos a esperar que los jóvenes se interesen por el aprendizaje?... ¿cómo vamos a despertar su ansia de saber?...¿cómo luchar contra este sistema materialista?
Zuppi dijo...
Algunos ciudadanos no solo queremos que el suspenso se mantenga, sino que preferimos que se suba el nivel del aprobado para que los estudiantes se esfuercen y para que un aprobado signifique algo de verdad.
También preferimos que se puedan elegir distintos sistemas educativos y no tener que soportar los experimentos pedagógicos que las administraciones educativas hacen con nuestros hijos.
Sinceramente Javier te felicito por el post. No sólo nos has vuelto a ofrecer una valiosa reflexión sino además nos has aportado posibles soluciones y respuestas a cada uno de nosotros, dedicando tu tiempo, lo cual denota una atención incondicional fabulosa. Quisiera advertir de la lectura del mismo, el hecho de que mencionas lo importante que sería encuestar a los propios alumnos para evaluar de primera mano sus necesidades e inquietudes. Considero que es una gran "estrategia" ya que de una vez entraríamos en esas cabecitas y tal vez iluminaríamos un nuevo camino hacia un sistema de enseñanza-aprendizaje adecuado a las "exigencias" de los jóvenes.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu apoyo (tema oposiciones...)
Hola, buenas tardes. Acabo de comer. Hoy he llegado tarde porque nos hemos quedado haciendo un examen.
ResponderEliminarYo no quiero que el suspenso desaparezca, así que no pertenezco al conjunto de ciudadanos ni a la ciudadanía de la que hablas. No sé qué ideas tienes acerca de los exámenes. En un examen se pueden pedir muchas más cosas que el vómito desordenado. De hecho, quien memoriza mecánicamente suele suspender u obtener una calificación muy baja. No estoy en absoluto de acuerdo con tu visión de los exámenes, los aprobados y los suspensos. En mi modesta opinión, no constituye un fracaso el hecho de que suspenda un gran porcentaje de alumnos. Constituye un fracaso que alumnos de 2º de Bachillerato no sean capaces de escribir una sola frase con sentido en dos folios. Eso es un fracaso de los enormes. Es también un fracaso que no comprendan lo que leen. Una escritura desordenada denota un pensamiento desordenado. Puedo asegurar que los exámenes no son los culpables, ni el interés por los resultados.
En cuanto a la optatividad, considero que es económica y organizativamente difícil si no imposible en las actuales circunstancias. Y cuando las barbas de tu vecino veas cortar... Esto lo digo por mí, que soy profe de Filosofía. En Cataluña creo que ha dejado de ser obligatoria. En Aragón, la psicología ha sido eliminada. Me encantaría que en Bachillerato hubiera más optativas, pero no hay dinero ni instalaciones. Considero que la optatividad está más que reflejada en la E.S.O., no sólo a través de distintas asignaturas sino, también, mediante las distintas vías a través de las cuales puede obtenerse el título: Diversificación, Compensatoria, Garantía Social.
En cuanto al diseño personalizado del currículo de cada asignatura, me parece una auténtica locura. No me interesa la gramática, porque no me sirve para nada, así que no la estudio, recórteme usted el temario y póngame a leer una revista de motos. O, me gusta la física, pero la clásica. La dualidad onda-partícula no acaba de convencerme. También estaría bien una como esta: yo no hago ecuaciones cuando voy a la compra, así que vamos a quedarnos con la suma, la resta, la multiplicación y la división.
El campo de intereses de un adolescente no es tan rico y liberador como muchas veces pensamos. Ni los exámenes, ni los profesores que mandamos deberes y suspendemos a la gente tenemos la culpa de eso. Pídanle cuentas a la televisión y a los padres que dejan a sus hijos a solas con la PlayStation. Una persona de 12 años no puede decidir acerca de los contenidos de la asignatura. Nosotros podemos rediseñar objetivos y criterios de evaluación si el alumno presenta necesidades educativas específicas, pero porque a un niño de 4º le de por decirme que Aristóteles no le va, no se lo voy a quitar del temario. Me niego y me negaré. Lo siento mucho por él, pero en ese tema soy completamente "ejecutiva". Le doy total libertad para hacer los trabajos sobre el tema que quiera y empleando el material que le dé la gana, pero los contenidos mínimos no me los salto. Puede que yo haya entendido mal tu propuesta.
He leído en tus últimos artículos que el ser humano presenta una capacidad y necesidad instintivas de aprendizaje. Estoy de acuerdo. Pero esa capacidad insntintiva, una vez que las necesidades básicas están cubiertas, no siempre se pone a funcionar. Una cosa es que yo esté capacitada para aprender y otra que me apetezca o me dé la gana.
No sé cuánto tiempo hace que no visitas un instituto o en qué instituo trabajas o has trabajado. No sé cómo eran tus alumnos pero sí sé cómo son los míos porque empleo tiempo en hablar con ellos, en escucharlos y en leerlos. Trato de informarme acerca de su situación familiar, y lo que desconozco se lo pregunto al Orientador. También leo los informes psicopedagógicos que nos han legado nuestros compañeros de Primaria, etapa en la que el niño, generalmente, no hace el huevo. Tenemos niños de 12 años que casi no saben leer. Porque leer no es silabear y, perdón por poner esto en duda, pero una persona no aprende a leer en 45 días con fluidez ni comprende el lenguaje escrito y su riqueza. Hay casos muy difíciles, pero nuestros niños no son ni mendigos ni genios como Einstein (cuya corteza cerebral, especialmente el lóbulo frontal, era más grande que el de la media). Son chavales normales a los que no les hacemos ningún favor dejándoles decidir acerca de cuestiones que desconocen. Que no se entienda esto como un signo de prepotencia: yo puedo aprender y aprendo mucho de ellos, pero la que tiene la Licenciatura y ha pasado la oposición soy yo, no ellos. Lo queramos o no, ser adulto, aparte de estar muy bien para uno mismo, impone responsabilidades hacia el que no lo es. Además, creo que fijar unos contenidos para todos no cercena la imaginación ni la libertad de nadie.
Tu modelo de enseñanza no me convence. Creo que se me nota. No estoy de acuerdo con tus propuestas. Creo que se debe a que concebimos al alumnado y a la ciudadanía de forma muy distinta. Ni tú ni yo tenemos razón, pero creo que yo soy más realista que tú en cuanto a la descripción del alumnado. En el fondo, creo que perseguimos lo mismo, pero partimos de distinto lugar y, por tanto, las propuestas son diferentes.
De nuevo, Saludos.
P.D.: tengo que cambiar la forma de presentarme y despedirme, porque me esoty empezando a aburrir a mí misma.
Gracias xhandra por apreciar mis reflexiones y entender esa necesidad de establecer nuevas estrategias que nos posibiliten entrar en las cabezas de los alumnos para iluminarlas hacia un sistema de enseñanza-aprendizaje adecuado a las exigencias de los jóvenes. He quitado las comillas al término exigencias, por mi pasión por la dialéctica. Entiendo dialéctica como síntesis, como unidad de contrarios. Si resolvemos la contradicción entre alumnado-profesorado, las exigencias de unos y de otros serán las mismas.
ResponderEliminarGracias estatua del jardín botánico por tus aportaciones y objeciones, las he respondido en un nuevo post en mi blog.
Recibid un fuerte abrazo de vuestro amigo Javier Caso Iglesias.