La pretensión del pedagogo brasileño Paulo Freire es devolver la palabra a los condenados al silencio modificando la relación educativa entre el educador y el educando, relación que debe de estar basada en la comunicación y en el diálogo.
Para Freire, el discente debe pasar de la conciencia intransitiva, propia de las sociedades cerradas, donde el pueblo es masa acrítica explotada, y de la conciencia transitiva, que no deja de ser un paso adelante insuficiente en el que las élites perfeccionan los sistemas de explotación ante un pueblo ingenuo, simplista y superficial, para llegar a la conciencia crítica propia de sociedades democráticas, caracterizadas por la apertura al diálogo y la demanda de libertad.
Educar es, para este autor, crear la capacidad de una actitud crítica permanente. Toma de cociencia, reflexión y acción se convierten así en los elementos básicos e inseparables del proceso educativo.
Freire rechaza la idea de educación entendida como la transmisión de conocimientos y hechos elaborados previamente, se trata de crear una situación pedagógica en la que el educando pueda actuar para describirse a sí mismo y al mundo y esté en condiciones de operar sobre él transformándolo.
La toma de conciencia reflexiva no está concebida como una aprehensión acrítica de la realidad sino que se transforma en concientización encaminada a la praxis transformadora en la que acción y reflexión se apoyan constantemente con personas que actúan solidariamente.
La función del educador será la de despertar y ayudar a desarrollar la conciencia crítica de los educandos planteando como problema a resolver el contenido que los mediatiza.
A la concepción tradicional bancaria que se limita a transferir y depositar el saber en mentes acríticas, Freire opone una alternativa liberadora que permite al alumno un desarrollo autónomo propio desalienante. Se trata de un camino intermedio entre la acción sin reflexión, propia del activismo, y la memorización sin acción ni reflexión que caracteriza al verbalismo.
En "Pedagogía del oprimido" Freire distingue dos formas de situarse ante la realidad. La propia de los animales, seres ahistóricos, cerrados en sí mismos, que no pueden tomar decisiones transformadoras de su situación y que se acomodan al mundo a la manera de su especie, y la propia del ser humano, que no está en el mundo como un objeto más, sino que tiene conciencia de su actividad y puede ser reflexivo y crítico frente a la realidad a la que puede transformar.
La característica más propiamente humana es la de tener conciencia, conciencia de sí mismo y del mundo que le permite plantear una relación de enfrentamiento con la realidad.
Además, frente al animal que es un ser de contactos, el ser humano aparece como un ser de relaciones, un ser de comunicación que tiene el poder de la palabra y la posibilidad y necesidad de dialogar. En el ser humano, la palabra y el diálogo están ligadas a la reflexión y a la acción íntimamente enlazadas.
Para Freire, lo propio del ser humano es la libertad, la marcha progresiva hacia la humanización pero difícil será que los seres humanos sigan esa vocación si son analfabetos, si son acríticos o si pertenencen a la clase oprimida.
Para Freire, el discente debe pasar de la conciencia intransitiva, propia de las sociedades cerradas, donde el pueblo es masa acrítica explotada, y de la conciencia transitiva, que no deja de ser un paso adelante insuficiente en el que las élites perfeccionan los sistemas de explotación ante un pueblo ingenuo, simplista y superficial, para llegar a la conciencia crítica propia de sociedades democráticas, caracterizadas por la apertura al diálogo y la demanda de libertad.
Educar es, para este autor, crear la capacidad de una actitud crítica permanente. Toma de cociencia, reflexión y acción se convierten así en los elementos básicos e inseparables del proceso educativo.
Freire rechaza la idea de educación entendida como la transmisión de conocimientos y hechos elaborados previamente, se trata de crear una situación pedagógica en la que el educando pueda actuar para describirse a sí mismo y al mundo y esté en condiciones de operar sobre él transformándolo.
La toma de conciencia reflexiva no está concebida como una aprehensión acrítica de la realidad sino que se transforma en concientización encaminada a la praxis transformadora en la que acción y reflexión se apoyan constantemente con personas que actúan solidariamente.
La función del educador será la de despertar y ayudar a desarrollar la conciencia crítica de los educandos planteando como problema a resolver el contenido que los mediatiza.
A la concepción tradicional bancaria que se limita a transferir y depositar el saber en mentes acríticas, Freire opone una alternativa liberadora que permite al alumno un desarrollo autónomo propio desalienante. Se trata de un camino intermedio entre la acción sin reflexión, propia del activismo, y la memorización sin acción ni reflexión que caracteriza al verbalismo.
En "Pedagogía del oprimido" Freire distingue dos formas de situarse ante la realidad. La propia de los animales, seres ahistóricos, cerrados en sí mismos, que no pueden tomar decisiones transformadoras de su situación y que se acomodan al mundo a la manera de su especie, y la propia del ser humano, que no está en el mundo como un objeto más, sino que tiene conciencia de su actividad y puede ser reflexivo y crítico frente a la realidad a la que puede transformar.
La característica más propiamente humana es la de tener conciencia, conciencia de sí mismo y del mundo que le permite plantear una relación de enfrentamiento con la realidad.
Además, frente al animal que es un ser de contactos, el ser humano aparece como un ser de relaciones, un ser de comunicación que tiene el poder de la palabra y la posibilidad y necesidad de dialogar. En el ser humano, la palabra y el diálogo están ligadas a la reflexión y a la acción íntimamente enlazadas.
Para Freire, lo propio del ser humano es la libertad, la marcha progresiva hacia la humanización pero difícil será que los seres humanos sigan esa vocación si son analfabetos, si son acríticos o si pertenencen a la clase oprimida.
Hola Encarna, hola Ruth, hola Bitdrain, hola Rekaegos, hola Sebastián:
ResponderEliminarOs dejo aquí mi respueta a vuestros comentarios al post anterior. Gracias por participar en este blog.
- Encarna, estoy contigo; es una injusticia que opositores y opositoras con una gran preparación y cualificación, obteniendo notas superiores al 9 se queden sin plaza en favor de docentes muchas veces mediocres. Hay que hacer algo para modificar esa situación.
- Ruth, suscribo tus palabras sobre leer: ayuda, enseña, educa, instruye, abre la mente y ayuda muy mucho a saber discernir.
- Bitdrain, los humanistas del renacimiento y los sabios de la antigua Grecia es lo mejor que ha parido este mundo.
- Rukaegos, créditos y libre decisión del alumn@ y de los padres y madres del alumn@. Currículum a la carta. Además con la posibilidad de matricularte en aquellos centros (puede ser más de uno) que tengan las asignaturas o módulos que te interesan. Ya verías como cuando algunos profesores se quedaran sin alumn@s espabilarían y mejorarían en metodología. La memoria que sea gozosa, no obligada. Memorización deseada.
- Sebastián, gracias por tu comentario y por pasarte por mi blog. Estoy totalmente de acuerdo contigo. La situación actual del sistema educativo no varía en nada del que Einstein tuvo que soportar. Se hace evidente que en ESO, Bachillerato y Universidad el profesorado carece de la necesaria formación didáctica y pedagógica. Esperemos que el futuro sea más alentador.
Recibid un muy fuerte abrazote amig@s.
¡Buenas noches Javier!
ResponderEliminarBuena es la mirada crítida, siempre y cuando vaya acompañada de una inquietud preocupante, no confomista y mucho menos destructiva, si somos críticos optimistas, será una buena herramienta para meditar, para hacer funcionar la mente, pensar y buscar una solución hacia aquello que vemos que no funciona como debería.
Miradas críticas si, pero por y para fomentar el espíritu de discernimiento de la mente humana, y cuyo objetivo sea siempre hacer algo positivo.
Buena entrada compi, un abrazote en este finde carnavelero.
Por suerte que mi Doña y Dueña, fue en su momento y por estudios parte de este mundo que tanto te apasiona, a ella recurro en caso de necesida, vamos todos los días por una u otra razón, y al ver el título y el autor le he preguntado y la respuesta ha sido afirmativa, conocío (estudió) al autor.
ResponderEliminarHe leido lentamente el post, y a medida que iba leyendo he ido pensando...¿se prodría hacer lo mismo a nivel político?, me explico, a nivel de la calle, llegar a concienciar a la gente, exportar esos conceptos del aula a la calle.
Esta frase es la culpable.
"La toma de conciencia reflexiva no está concebida como una aprehensión acrítica de la realidad sino que se transforma en concientización encaminada a la praxis transformadora en la que acción y reflexión se apoyan constantemente con personas que actúan solidariamente".
¿Es mucho pedir una sociedad, aunque sólo sea la nuestra (extremeña) que actue así?
¿Es mucho pedir, o me estoy volviendo gili?
¡Buenas noches!
ResponderEliminarDe gili nada Malo, creo que posible, todo es posible, sencillamente queriendo, dejando a un lado el conformismo, el estacamiento y esa bajada de guardia, perdemos mucho tiempo quizás en hacer críticas destructivas, y no tanto constructivas, que no se queden sólo en críticas, sino que podamos aprender y llevarlas a buen término.
Un abrazote
El ser humano es social, político por naturaleza y todo ello le viene dado por el don de la palabra, del lenguaje que le permite compartir un mundo lleno de valores, tradiciones, normas...
ResponderEliminarEl problema viene cuando el ser humano se acomoda y espera que sean otros los que busquen la solución a los problemas.
Por todo ello debemos darles a nuestos alumnos la capacidad de discernir, de pensar por sí mismos y tener capacidad de crítica constructiva y autocrítica y aprender que en este mundo todos valemos, cualquier opinión puede ser la solución que estemos buscando.
Abrazos y disfrutad del carnaval. Nieves.
Un saludo a todos, querido Javier ayer no te vimos por la reunion, te estuvimos esperando, como siempre hablamos hablamos y hablamos.
ResponderEliminarAvanzamos un poquito.
Hola Ruth, hola Malo Malísimo, hola Nieve, hola Feluky:
ResponderEliminar- Ruth, mirada crítica constructiva. Nada de conformismo, nada de estancamiento como bien dices.
- Malo Malísimo, eso es lo que hay que hacer, eso es lo que proponía Freire, lo mismo que tu expones: llegar a concienciar a la gente, exportar esos conceptos del aula a la calle.
- Nieves, como bien dices, nada de acomodarse, nada de que nos busquen otros las soluciones. Pensemos las cosas por nosotr@s mism@s; y luego consensuar para que nuestra opinión sea tenida en cuenta.
- Feluky, ayer por la tarde trabajé; no pude cambiar el turno. Me alegra que se avanzara. A los hechos mismos, abordemos la práctica que es la única prueba de la verdad.
Recibid un muy fuerte abrazote amig@s.
En fin, leí a Freire por los ochenta, bueno su primer libro en los setenta, que precisamente distraje del Corteinglés en Sevilla... Lo asimilé tanto, tanto, que me sirvió para dar una impresionante imagen -en mi caso era sinceridad- cuando me presenté a las oposiciones de insti, tanto que aprobé con la mejor nota, sin haber sido jamás interino, y me felicitó el tribunal porque en aquello que llamaban la encerrona hice incapié en los aspectos pedagógicos y didácticos del tema elegido, y lo despaché en media hora, cuando contaba con una hora... Luego en mi trabajo me sirvieron sus orientaciones generales, asdaptadas al medio superopresivo y "examinativo" burocrático de los centros españoles y de la educación en este país, que por diversas causas es la peor posible, y va a más...
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