viernes, 24 de octubre de 2008

La circunferencia de la tierra, Eratóstenes y la gran pirámide

Siena, en el Alto Egipto -ciudad que ahora se llama Asuán-, tiene una distinción interesante: fue el lugar desde donde el erudito griego Eratóstenes, jefe de la Biblioteca de Alejandría, había calculado el tamaño de la Tierra hacia el 200 a. de C.

Eratóstenes oyó decir por casualidad que el 21 de junio de todos los años, el sol se reflejaba en el fondo de cierto pozo profundo que había en Siena: es decir, estaba directamente sobre él, de tal modo que las torres no proyectaban ninguna sombra. Pero en Alejandría sí la proyectaban. Lo único que tenía que hacer era medir la longitud de una sombra en Alejandría el mediodía del 21 de junio y calcular a partir de ello el ángulo que formaban los rayos de sol al caer sobre la torre. Resultó que era de siete grados y medio. Y dado que la Tierra es un globo, la distancia de Siena a Alejandría debía de ser siete grados y medio de la circunferencia de la Tierra. Como sabía que la distancia de Siena a Alejandría era de 5000 estadios (800 kilómetros y pico), el resto era fácil: siete grados y medio cabe cuarenta y ocho veces en 360, de modo que la circunferencia de la Tierra tenía que ser 500 veces 848: 38.616 kilómetros.

En realidad la circunferencia de la tierra se acerca más a 40.225 kilómetros, pero Eratóstenes se aproximó de forma asombrosa. Ahora bien, Eratóstenes había cometido un pequeño error consistente en aumentar la circunferencia de la Tierra en cuatro grados y medio.

El historiador Charles H. Hapgood descubrió que si tenía en cuenta este error, el mapa de Piri Reis resultaba todavía más exacto. Era, pues, virtualmente seguro que el mapa se basaba en antiguos modelos griegos inspirados en Eratóstenes.

Pero Hapgood pensó que es poco probable que cuando hicieron sus mapas los geógrafos de Alejandría salieran en barco para ver los lugares que aparecían en ellos. Era casi seguro que utilizaban mapas más antiguos... y entonces introducían el error. Así pues, los mapas más antiguos debían de ser aún más exactos que los de Alejandría.

A un tutor de uno de los últimos Ptolomeos, Agatárquides de Gnido, le dijeron que la longitud de la base de la gran pirámide era una octava parte de un minuto de un grado. Y a partir de esto es posible calcular que los constructores de las pirámides sabían que la circunferencia de la Tierra era de poco menos de 40.225 kilómetros, cifra que es aún más exacta que el cálculo que hizo Eratóstenes. En vista de ello, no nos queda ninguna duda de que los antiguos egipcios no sólo sabían que la Tierra era un globo, sino que conocían también su tamaño con un margen de error de unos cuantos kilómetros.

Extracto del libro de Wilson Colin "El mensaje oculto de la esfinge"

3 comentarios:

  1. Que debió ocurrir para que muchos años después se negara que la Tierra fuese una esfera. La introducción de dogmas por parte de mentes obtusas que basaban sus afirmaciones en el desconocimiento y no en la ciencia y en el estudio.
    Por cierto, como hace ahora el Sr. Aznar, representante de sí mismo y de su ego afirmando la falacia que supone el cambio climático. Pasará a la historia como el nuevo inquisidor. ¡Que la ciencia lo perdone, que yo no!

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  2. Hola amigo Paco:

    Suscribo tus ideas. Hay que evitar que la nueva inquisición se haga con las riendas del poder, los neocon son un peligro que hay que evitar.

    Recibe un abrazote amigo.

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  3. Javier, por esa misma época SII ac, Erón sacaba agua de un pozo con uma máquina de vapor.
    También inventaron el famoso "fuego griego" que arde bajo el agua.
    ¿Quien da más?

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