sábado, 1 de diciembre de 2007

La Educación Infantil como instrumento de cambio

Se me propone debatir sobre la dicotomía entre el carácter educativo o asistencial de la educación infantil.

Antes de entrar en valoraciones personales expongamos los diferentes puntos de vista que se manifiestan sobre el asunto: En este sentido hemos de decir que la única diferencia que observamos entre la Confederación de Movimientos de Renovación Pedagógica (CMRP) y la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE), entidades estas que agrupan el sentir mayoritario de la comunidad educativa, es en cuanto al carácter público o privado de la oferta educativa. En el resto de cuestiones, las más relevantes e importantes, existe una cierta concordancia. Pues tanto una asociación como otra defienden y aplauden el reconocimiento del carácter educativo, no sólo asistencial, de la Educación Infantil.

En relación a una reflexión personal sobre el tema expuesto, se ha de indicar que entiendo, como mantienen las asociaciones representativas de los profesionales de la Educación Infantil, que esta se ha de caracterizar por:
1.- La obligatoriedad y gratuidad de todas las etapas educativas, pues si bien es cierto que en el tramo de 3 - 6 años la tasa de escolarización alcanza el 96,7% de los niños y niñas de esas edades, la correspondiente a los menores de tres años está establecida en el 13,5%; cifra esta escasamente significativa y excesivamente distanciada de los países de nuestro entorno.
2.- Que escolarizar de forma obligatoria todas las etapas educativas, en especial la más temprana, predispondría favorablemente a los niños y niñas hacia el ambiente escolar y prevendría contra el abandono prematuro en las etapas posteriores del sistema educativo.
3.- Que la participación en el ambiente escolar añade, a las posibilidades educativas del entorno familiar, estímulos y perspectivas diferentes al desarrollo de las capacidades de los niños y al contacto con otras formas de comportamiento.
4.- Que, de esta manera, la educación infantil podría asumir la función de corregir la conocida espiral que empieza en las desigualdades de origen social, y que se traduce en falta de adaptación a las condiciones del sistema educativo y que conduce al fracaso escolar.
5.- Que, como así lo entienden diversas instancias internacionales académicas o políticas y la Unión Europea, lo cierto es que hay que poner el acento en la orientación educativa de esta etapa (Educación Infantil) ; y en su obligatoriedad.


Por último, y como conclusión y valoración personal, podemos constatar lo siguiente:
1.- Que, como así está probado científicamente, si el desarrollo del niño está determinado por las características sociales del medio en el que vive, quedando condicionadas fuertemente todas sus posibilidades intelectuales, sociales, comunicativas o afectivas por el contexto en el que se desenvuelve; pues la mayor parte de la conducta humana es aprendida, siendo el comportamiento conformado a causa de las relaciones con el entorno. Se hace evidente que, para poder reconocer a la población en riesgo de exclusión los mismos derechos que exigimos para nosotros, hace falta algo más que buenas intenciones.
2.- Que las políticas relativas a la infancia han de orientarse hacia un horizonte de mayores exigencias educativas.
3.- Que, como mantiene la ACADE, los ciudadanos puedan desgravar los gastos educativos; que los Centros Educativos privados queden exentos los impuestos del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) y del IAE (Impuesto de Actividades Económicas) y se les aplique el IVA cero; que la innovación pedagógica siempre presida nuestro quehacer profesional; que el niño siempre se encuentre, tanto en un centro educativo como en su entorno familiar y social, un medio rico (en vivencias afectivas) y estimulador (que permitan la posibilidad de experiencias y descubrimientos para estructurar su conocimiento del mundo).
4.- Que, como sostiene la CMRP, se hace necesaria una reflexión y un diagnóstico sobre las familias y la infancia actual; Además, también convendría reflexionar y diagnosticar si una organización jerárquica de los centros facilita o no las relaciones y los aprendizajes; Convendría reflexionar y diagnosticar si existe de hecho, no solo de derecho, una participación activa de las familias y de los agentes sociales en la vida escolar; Convendría reflexionar y diagnosticar si no se sigue confundiendo autoridad con poder y convivencia con disciplina; Convendría reflexionar y diagnosticar si las escuelas infantiles, así como el resto de centros escolares, podrían o no tener futuro si no se llevan a cabo adaptaciones a las necesidades sociales y si no se definen como centros para la transformación social.

Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)

No hay comentarios:

Publicar un comentario