Me satisface empezar a encontrar respuestas inteligentes a mis artículos publicados en la prensa regional, pues se aleja de lo típico que me suelo encontrar como comentarios a las opiniones que publico. Gracias por tanto a sus autores por no dejarse tentar por la descalificación y el insulto en sus réplicas. Para mí estas son muestras de respuestas racionales.
Con respecto a lo que en esas contestaciones se dice, opino que de lo que se trata es de humanizar a la naturaleza y de naturalizar al ser humano. También se podría decir y viceversa, pues para mi son dos acciones idénticas.
Creo que el ser humano está en permanente actitud de búsqueda de respuestas y, cuando las encuentra, el Para-Sí-Para-Otro que diría Sartre, o el Para-Nosotros que diría Engels, ha de realizarse. De no ser así nos quedaríamos en la Nada de la impotencia, en la Nada de la frustración, en la Nada de la angustia y de la desesperación.
Sobre lo irracional versus racional, sobre lo subjetivo versus objetivo, pienso que el ser humano transita por un continuo de lo irracional hacia lo racional, de lo subjetivo hacia lo objetivo. De modos de producción imperfectos y que generan, por ello, injusticias hacia un modo de producción perfecto y que nos haga vivir en el pleno gozo, en la plena realización personal y colectiva.
El cuerpo humano, desde que comienza su desarrollo con la unión de un óvulo y un espermatozoide, ¿no sigue un programa perfecto, nada subjetivo, en los genes establecido?. Todas nuestras células no hacen su función perfectamente de una forma rigurosamente programada, y gracias a ello vivimos. El desarrollo por parte de nuestra naturaleza de la conciencia no se enmarca en ese continuo proceso por dotarse de herramientas útiles mediante las cuales subsistir. La misma función desempeñan nuestras manos, nuestros ojos, etc... ¿Qué son sino que herramientas? Una lectura a Vigotski ilustraría mucho mejor lo que intento decir.
Otro ejemplo de ello lo podríamos encontrar en la Ley de la Estabilidad de las Frecuencias, pongamos ejemplos para probar su determinismo. Si me hago con un dado, papel, lápiz y paciencia podré comprobar, anotando las veces que sale la cara del dado con el 1, con el 2, con el 3, con el 4, con el 5 y con el 6, que a más veces tire el dado, más idénticas son las frecuencias; o sea, que el número de veces que sale el 1, el 2, el 3, el 4, el 5 y el 6 son las mismas. Curioso ¿no? Con el tema de los nacimientos de niña o niño ocurre lo mismo, parece algo sujeto al azar y sin embargo no lo es, el equilibrio entre niñas y niños en cómputo global es estable.
El ser humano ha empleado mucho tiempo en investigar como llegar al sumo bien socrático y, desde los tiempos de Aristóteles hasta nuestros días, convencido está de como, a través de los hábitos, podemos conseguirlo sobradamente. Esto es pura racionalidad. De lo que se dio cuenta Marx era de que el desarrollo incesante de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas exige, a cada paso que estas avanzan, a cada espira que estas superan, un mayor nivel de conciencia en el ser humano, una mayor disposición para superar la irracionalidad individualista e insolidaria, una mayor determinación y autoconciencia para determinarnos, para autodeterminar lo que queremos ser, para decidir que va a ser nuestro ser-allende-del-ser; esto es, saber con una certeza absoluta que vamos a ser en el futuro. Saber además que esto va a coincidir con lo que nos determinemos a ser en el presente.
Si podemos imaginarlo, podemos conseguirlo. Ahora explico, aprovechando la frase enunciada, parte de la polémica surgida en razón a mis opiniones relativas a la PCRN, a la refinería, al uso de la energía nuclear o la del hidrógeno, a la neguentropía, etc... En base a lo dicho anteriormente creo que en cada fase de desarrollo de las fuerzas y capacidades creadoras del ser humano abrimos nuevas puertas, no solo a nuestra autodeterminación, sino también a la esperanza y a la indeterminación que debemos determinar; o sea, a hacer posible lo que parece imposible. ¿Por qué ponemos tantos reparos a lo que la ciencia y la tecnología ya permiten?; ¿Por qué hemos de renunciar a construir una refinería segura y no contaminante?; ¿Por qué hemos de renunciar a que la ciudadanía participe sobre si quiere o no esa refinería y que decida, si la quiere, donde la quiere? (la PCRN solo defiende una postura, no acoge la contraria; no posibilita, por tanto, el debate y la alternativa que yo propongo); ¿Por qué no apostar por una energía nuclear segura y sin residuos?; ¿Por qué no apostar por que la democracia entre en las empresas y las trabajadoras y trabajadores participen activamente en el futuro de los proyectos empresariales en los que se integran?; ¿Por qué no apostar por una sociedad racional y determinada y, por ello, sin paro, sin precariedad, sin fracaso escolar, sin delincuencia, etc...? ¿Por qué huir de nuestra responsabilidad, de nuestra capacidad para controlar y determinar las contingencias?.
Este y no otro era el fondo al que con mis artículos y opiniones quería y quiero llegar. Como diría Adler: Todo puede ser así, pero también todo lo contrario.
Sin más por el momento, recibid un cordial saludo.
Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Con respecto a lo que en esas contestaciones se dice, opino que de lo que se trata es de humanizar a la naturaleza y de naturalizar al ser humano. También se podría decir y viceversa, pues para mi son dos acciones idénticas.
Creo que el ser humano está en permanente actitud de búsqueda de respuestas y, cuando las encuentra, el Para-Sí-Para-Otro que diría Sartre, o el Para-Nosotros que diría Engels, ha de realizarse. De no ser así nos quedaríamos en la Nada de la impotencia, en la Nada de la frustración, en la Nada de la angustia y de la desesperación.
Sobre lo irracional versus racional, sobre lo subjetivo versus objetivo, pienso que el ser humano transita por un continuo de lo irracional hacia lo racional, de lo subjetivo hacia lo objetivo. De modos de producción imperfectos y que generan, por ello, injusticias hacia un modo de producción perfecto y que nos haga vivir en el pleno gozo, en la plena realización personal y colectiva.
El cuerpo humano, desde que comienza su desarrollo con la unión de un óvulo y un espermatozoide, ¿no sigue un programa perfecto, nada subjetivo, en los genes establecido?. Todas nuestras células no hacen su función perfectamente de una forma rigurosamente programada, y gracias a ello vivimos. El desarrollo por parte de nuestra naturaleza de la conciencia no se enmarca en ese continuo proceso por dotarse de herramientas útiles mediante las cuales subsistir. La misma función desempeñan nuestras manos, nuestros ojos, etc... ¿Qué son sino que herramientas? Una lectura a Vigotski ilustraría mucho mejor lo que intento decir.
Otro ejemplo de ello lo podríamos encontrar en la Ley de la Estabilidad de las Frecuencias, pongamos ejemplos para probar su determinismo. Si me hago con un dado, papel, lápiz y paciencia podré comprobar, anotando las veces que sale la cara del dado con el 1, con el 2, con el 3, con el 4, con el 5 y con el 6, que a más veces tire el dado, más idénticas son las frecuencias; o sea, que el número de veces que sale el 1, el 2, el 3, el 4, el 5 y el 6 son las mismas. Curioso ¿no? Con el tema de los nacimientos de niña o niño ocurre lo mismo, parece algo sujeto al azar y sin embargo no lo es, el equilibrio entre niñas y niños en cómputo global es estable.
El ser humano ha empleado mucho tiempo en investigar como llegar al sumo bien socrático y, desde los tiempos de Aristóteles hasta nuestros días, convencido está de como, a través de los hábitos, podemos conseguirlo sobradamente. Esto es pura racionalidad. De lo que se dio cuenta Marx era de que el desarrollo incesante de las capacidades creadoras de las fuerzas productivas exige, a cada paso que estas avanzan, a cada espira que estas superan, un mayor nivel de conciencia en el ser humano, una mayor disposición para superar la irracionalidad individualista e insolidaria, una mayor determinación y autoconciencia para determinarnos, para autodeterminar lo que queremos ser, para decidir que va a ser nuestro ser-allende-del-ser; esto es, saber con una certeza absoluta que vamos a ser en el futuro. Saber además que esto va a coincidir con lo que nos determinemos a ser en el presente.
Si podemos imaginarlo, podemos conseguirlo. Ahora explico, aprovechando la frase enunciada, parte de la polémica surgida en razón a mis opiniones relativas a la PCRN, a la refinería, al uso de la energía nuclear o la del hidrógeno, a la neguentropía, etc... En base a lo dicho anteriormente creo que en cada fase de desarrollo de las fuerzas y capacidades creadoras del ser humano abrimos nuevas puertas, no solo a nuestra autodeterminación, sino también a la esperanza y a la indeterminación que debemos determinar; o sea, a hacer posible lo que parece imposible. ¿Por qué ponemos tantos reparos a lo que la ciencia y la tecnología ya permiten?; ¿Por qué hemos de renunciar a construir una refinería segura y no contaminante?; ¿Por qué hemos de renunciar a que la ciudadanía participe sobre si quiere o no esa refinería y que decida, si la quiere, donde la quiere? (la PCRN solo defiende una postura, no acoge la contraria; no posibilita, por tanto, el debate y la alternativa que yo propongo); ¿Por qué no apostar por una energía nuclear segura y sin residuos?; ¿Por qué no apostar por que la democracia entre en las empresas y las trabajadoras y trabajadores participen activamente en el futuro de los proyectos empresariales en los que se integran?; ¿Por qué no apostar por una sociedad racional y determinada y, por ello, sin paro, sin precariedad, sin fracaso escolar, sin delincuencia, etc...? ¿Por qué huir de nuestra responsabilidad, de nuestra capacidad para controlar y determinar las contingencias?.
Este y no otro era el fondo al que con mis artículos y opiniones quería y quiero llegar. Como diría Adler: Todo puede ser así, pero también todo lo contrario.
Sin más por el momento, recibid un cordial saludo.
Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
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