Los principales medios de comunicación regionales han recogido en sus páginas la información relativa a la suspensión de un pleno, por falta de contenido, en la Asamblea de Extremadura.
Al parecer la bronca y la trifulca ha sido de aúpa, o sea, intensa, desabrida, displicente y casi violenta. Con ataques que contenían calificaciones gruesas como las de "cacicada y mini golpe de Estado" o que Manzano es "el peor presidente de la historia de la Asamblea, con diferencia".
Todo ello por la suspensión de un pleno de la Asamblea de Extremadura, a todas luces falto de contenido y que iba a durar no más de 10 minutos; y cuyo coste, todo hay que decirlo, "como mínimo" nos iba a suponer a los sacrificados bolsillos de los ciudadanos -así lo ha apuntado el propio presidente de la cámara- unos 6.000 euros por el gasto en dietas, kilometraje, aparcamiento de sus señorías, climatización del hemiciclo, transcripción de las sesión y su traducción al lenguaje de signos.
Lo más coherente, vista esta realidad, es que los señores y señoras diputados utilizasen de una forma más intensa las nuevas tecnologías de la comunicación; pues los plenos, esto es algo que todos sabemos a esta altura de la película, son una especie de escenificación teatral en la que nadie convence a nadie, pues el guión está escrito previamente; o sea, son lo que se conoce popularmente como un "diálogo de besugos".
Siendo esto así como digo, pues llevamos observando estas representaciones circenses desde los tiempos de Ibarra, pasando por los de Vara hasta llegar a los actuales de Monago, lo correcto es ahorrar los 6.000 euros que cuestan a los ciudadanos.
Se me ocurren soluciones más drásticas pero es que desde el día 5 tengo una mala ostia que me puede.
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