Hace unos días nuestros compañer@s, y también amig@s, Juan López de Uralde, Inés Sabanés, Joan Herrera, Mónica Oltra, David Abril y Mario Ortega, escribían un artículo colectivo titulado "De la indignación al compromiso". En él exponían argumentos que son síntesis de los principios básicos que rigen la cooperación política, pues son los principios básicos de acuerdo integrativo (ganar-ganar), frente a la lógica desintegrativa (ganar-perder) de los proyectos asentados en lógicas individualistas.
Trataban del modelo político en el que los partidos han pervertido la esencia de la política y de la democracia -que, no olvidemos, significa gobierno del pueblo-; De la convicción sobre la necesidad de renovar radicalmente la democracia; De llevar a cabo una gestión transparente, honesta, eficiente a través de la democracia participativa y deliberativa que incluya la intervención activa de todos los potencialmente afectados por las decisiones que se adopten; Del green new deal por el que Los Verdes europeos se están batiendo y que significa, además de economía verde y otro modelo productivo y de consumo, un compromiso con el cambio no solo de políticas, sino también de la política; De la realización de reformas para una mejor representación de la ciudadanía, más activa y directa; Del fin de la partitocracia; De un nuevo empoderamiento popular y un republicanismo participativo en el que el poder esté más repartido, con partidos más democráticos, transparentes y refractarios a la corrupción, a la endogamia política, al atrincheramiento en el poder; De partidos políticos de nuevo tipo donde el poder de consulta, control y codecisión sean instrumentos habituales y normalizados de ejercicio de la democracia; De una democracia que no lo fíe todo a lo representativo; De una democracia a la que se le añadan, para ganar en legitimidad, instrumentos de democracia participativa y deliberativa.
En definitiva contribuir dinamizando un movimiento político, lo más amplio y unitario posible, que promueva la equidad social y la sostenibilidad ambiental a través de una mayor democracia; espacio político que ofrezca cauces de participación a las personas que no se resignan a contemplar pasivamente la situación; espacio político de participación para encontrar, individual y colectivamente, soluciones de actualidad a los desafíos de nuestro tiempo; pues las respuestas del siglo pasado no sirven para el siglo XXI.
En esencia, que hemos de crear (para que la equidad social, la economía verde baja en carbono y el cambio de modelo productivo y de consumo sean posibles) grupos de trabajo abiertos, amplios, unitarios, incluyentes, transparentes, participativos, democráticos; grupos de trabajo con órganos paritarios tipo cremallera (mujer-hombre-mujer-hombre) en dónde todo se haga entre tod@s, en donde todo se conozca por tod@s, en dónde la información fluya de arriba a abajo y de abajo a arriba; grupos de trabajo horizontales refractarios al piramidalismo y en donde seamos coadyuvantes para conectar.
Lo importante, para no pervertir nuestra esencia democrática, es que la cooperación política se base en la flexibilidad, la generosidad, la voluntad sincera de acuerdo, sin que nadie intente acapararla.
Como sostiene Mario Ortega, "la cooperación política es una tarea que no puede afrontarse desde la competición entre formas puras, cada una de las cuales cree que dispone del tarro de las esencias. Cooperar significa no utilizar la debilidad física del otro, sea grande o pequeño, significa establecer mecanismos de afluencia e influencia para detectar los nodos comunes a partir de los cuales puede construirse una red ideológica lo suficientemente tramada y resistente para confrontarla al bipartidismo".
Decía en el artículo titulado "Sepultemos el fordismo político, demos vida al partido/red" que para maximizar la eficacia en términos de participación, de la misma manera que las pirámides fordistas ya no valen para crear riqueza en el caso de la empresa, tampoco sirven ya los clásicos partidos políticos piramidales, herederos del centralismo democrático. Necesitamos partidos-red que tengan una relación a la vez de conexión y autonomía.
Creo, como Florent Marcellesi (uno de los más activos teóricos de la propuesta de partido/red), que ha llegado la hora para que los movimientos integrativos sean un actor políticamente relevante y determinante en España; Pues el objetivo, en palabras de Daniel Cohn-Bendit (Político franco-alemán y líder europeo de Europe Écologie), sería: "queremos la influencia, no el poder".
Por tanto exijámonos generosidad para que nadie se sitúe en una atalaya, o esgrima una posición de superioridad o imponga unilateralmente condiciones, o se crea en posesión de un estatus de referencia indiscutible.
Expresado en palabras de nuestro compañero y amigo Miguel Álvarez "en muchos ámbitos no se trata solo de programa y puestos, interviene también un modo de proceder que hoy por hoy para muchos no queda nada claro; pues presentan los mismos hábitos que tienen los partidos mayoritarios y eso es también partitocracia".
Seamos por tanto consecuentes con los principios básicos de acuerdo integrativo (ganar-ganar), frente a la lógica desintegrativa (ganar-perder) de los proyectos asentados en lógicas individualistas; así como ser -no lo olvidemos- coadyuvantes para conectar. Es obvio que no es fácil porque el desarrollismo ha inoculado el virus de la competencia, la desconfianza, el individualismo y el mercantilismo en la política. Pero la cooperación política tiene como principal requisito cambiar la forma de entender la política y las relaciones políticas, sobre la base de la confianza y la generosidad.
A estas sugerencias les que debe de ocurrir aquello que aventuraba Tales de Mileto (iniciador de una tradición crítica sistemática cuyo propósito era la mejora de las ideas) "esto es lo que yo creo, esto es lo que yo pienso; ahora de lo que se trata es de que mejoréis y superéis esto que yo os digo".
Trataban del modelo político en el que los partidos han pervertido la esencia de la política y de la democracia -que, no olvidemos, significa gobierno del pueblo-; De la convicción sobre la necesidad de renovar radicalmente la democracia; De llevar a cabo una gestión transparente, honesta, eficiente a través de la democracia participativa y deliberativa que incluya la intervención activa de todos los potencialmente afectados por las decisiones que se adopten; Del green new deal por el que Los Verdes europeos se están batiendo y que significa, además de economía verde y otro modelo productivo y de consumo, un compromiso con el cambio no solo de políticas, sino también de la política; De la realización de reformas para una mejor representación de la ciudadanía, más activa y directa; Del fin de la partitocracia; De un nuevo empoderamiento popular y un republicanismo participativo en el que el poder esté más repartido, con partidos más democráticos, transparentes y refractarios a la corrupción, a la endogamia política, al atrincheramiento en el poder; De partidos políticos de nuevo tipo donde el poder de consulta, control y codecisión sean instrumentos habituales y normalizados de ejercicio de la democracia; De una democracia que no lo fíe todo a lo representativo; De una democracia a la que se le añadan, para ganar en legitimidad, instrumentos de democracia participativa y deliberativa.
En definitiva contribuir dinamizando un movimiento político, lo más amplio y unitario posible, que promueva la equidad social y la sostenibilidad ambiental a través de una mayor democracia; espacio político que ofrezca cauces de participación a las personas que no se resignan a contemplar pasivamente la situación; espacio político de participación para encontrar, individual y colectivamente, soluciones de actualidad a los desafíos de nuestro tiempo; pues las respuestas del siglo pasado no sirven para el siglo XXI.
En esencia, que hemos de crear (para que la equidad social, la economía verde baja en carbono y el cambio de modelo productivo y de consumo sean posibles) grupos de trabajo abiertos, amplios, unitarios, incluyentes, transparentes, participativos, democráticos; grupos de trabajo con órganos paritarios tipo cremallera (mujer-hombre-mujer-hombre) en dónde todo se haga entre tod@s, en donde todo se conozca por tod@s, en dónde la información fluya de arriba a abajo y de abajo a arriba; grupos de trabajo horizontales refractarios al piramidalismo y en donde seamos coadyuvantes para conectar.
Lo importante, para no pervertir nuestra esencia democrática, es que la cooperación política se base en la flexibilidad, la generosidad, la voluntad sincera de acuerdo, sin que nadie intente acapararla.
Como sostiene Mario Ortega, "la cooperación política es una tarea que no puede afrontarse desde la competición entre formas puras, cada una de las cuales cree que dispone del tarro de las esencias. Cooperar significa no utilizar la debilidad física del otro, sea grande o pequeño, significa establecer mecanismos de afluencia e influencia para detectar los nodos comunes a partir de los cuales puede construirse una red ideológica lo suficientemente tramada y resistente para confrontarla al bipartidismo".
Decía en el artículo titulado "Sepultemos el fordismo político, demos vida al partido/red" que para maximizar la eficacia en términos de participación, de la misma manera que las pirámides fordistas ya no valen para crear riqueza en el caso de la empresa, tampoco sirven ya los clásicos partidos políticos piramidales, herederos del centralismo democrático. Necesitamos partidos-red que tengan una relación a la vez de conexión y autonomía.
Creo, como Florent Marcellesi (uno de los más activos teóricos de la propuesta de partido/red), que ha llegado la hora para que los movimientos integrativos sean un actor políticamente relevante y determinante en España; Pues el objetivo, en palabras de Daniel Cohn-Bendit (Político franco-alemán y líder europeo de Europe Écologie), sería: "queremos la influencia, no el poder".
Por tanto exijámonos generosidad para que nadie se sitúe en una atalaya, o esgrima una posición de superioridad o imponga unilateralmente condiciones, o se crea en posesión de un estatus de referencia indiscutible.
Expresado en palabras de nuestro compañero y amigo Miguel Álvarez "en muchos ámbitos no se trata solo de programa y puestos, interviene también un modo de proceder que hoy por hoy para muchos no queda nada claro; pues presentan los mismos hábitos que tienen los partidos mayoritarios y eso es también partitocracia".
Seamos por tanto consecuentes con los principios básicos de acuerdo integrativo (ganar-ganar), frente a la lógica desintegrativa (ganar-perder) de los proyectos asentados en lógicas individualistas; así como ser -no lo olvidemos- coadyuvantes para conectar. Es obvio que no es fácil porque el desarrollismo ha inoculado el virus de la competencia, la desconfianza, el individualismo y el mercantilismo en la política. Pero la cooperación política tiene como principal requisito cambiar la forma de entender la política y las relaciones políticas, sobre la base de la confianza y la generosidad.
A estas sugerencias les que debe de ocurrir aquello que aventuraba Tales de Mileto (iniciador de una tradición crítica sistemática cuyo propósito era la mejora de las ideas) "esto es lo que yo creo, esto es lo que yo pienso; ahora de lo que se trata es de que mejoréis y superéis esto que yo os digo".
Es muy difícil superar personalismos, intereses particulares, deseos de medrar a expensas de otros y la obsesión de hacerlo pisoteando a los demás. Vengo reivindicando unidad de acción y generosidad desde hace mucho tiempo. No sé si algún día llegaremos a verlo.
ResponderEliminarHola amigo Nicolás, poco a poco la coherencia irá imponiéndose; pues de no ser así mal futuro nos espera a tod@s. Creo que al final, eso sí muy al final, el sentido común se impondrá.
ResponderEliminarRecibe un abrazote amigo Nicolás.
Nota, quedo aquí una frase -muy significativa- que nos hace llegar Pepe: "El Estado no es más que un mecanismo de opresión de una clase por otra, lo mismo si se trata de una democracia que de una monarquía." "Cuando sea posible hablar de libertad, el Estado, como tal, dejará de existir." (Engels)