Dice Paco y dice bien que "Los americanos hacen películas del Oeste, y se preocupan por el mar, el aire, y la tierra de la comunidad vecinal. Aunque con estilo, ajeno a cualquier clase de crítica. Llevarles la contraria, aún siendo guionista, conduce a la soga, al embargo, o a la silla eléctrica directamente".
En este comentario quiero hablar de "los otros americanos", esos "americanos" que también los españoles y españolas llevamos dentro y que en sus comportamientos son ajenos a cualquier clase de crítica y que llevarles la contraria conduce a la soga.
Quiero hablar de esos y esas "americanos" y en concreto de los "americanos" que impregnan nuestro sistema educativo. Esos "americanos" que enseñan pedagogía y que sin embargo castigan a los jóvenes de este país con memorizaciones sin fin. Cuanta razón tiene el dicho popular que en estas cuestiones no se equivoca "lo memorizado en tres días olvidado"; y a pesar de ello y de haber logrado que los padres de los adolescentes nos parezcamos a sargentos mayores diciendo constantemente a nuestros hijos: estudia, estudia, estudia y así hasta el infinito, los datos sobre el éxito académico no dejan de ser un fracaso estrepitoso.
El sistema educativo está en crisis, tenía ganas de decirlo para que se oiga bien. Y como toda crisis no se va a superar hasta que lo viejo (el sistema medieval-memorístico) no termine de morir y lo nuevo (aprehendizaje significativo, gratificante y creativo) no acabe de nacer.
Hemos de sustituir ese tipo de exámenes tan cavernícolas que caracterizan a nuestro sistema de enseñanza, hemos de pasar de los exámenes de evocación (aversivos) a los de reconocimiento (propiciadores de la pasión por el aprendizaje).
La memorización es una metodología de estudio trasnochada y que en los países más avanzados de Europa no se utiliza por infuncional. La UNED tiene estudios muy fundamentados sobre este particular, de hecho todos los exámenes de la UNED son de reconocimiento.
Además, nuestros jóvenes, el tiempo que deberían dedicar a estudiar lo tienen que emplear en memorizar (Motivación E, según los expertos, orientada simplemente a aprobar) en vez de a aprehender (Motivación A y por tanto actividad placentera y agradable orientada a adquirir conocimientos duraderos y útiles para la vida), pues son procesos diferentes; y además, el grado de interiorización e internalización de los contenidos (utilizando términos vigotskyanos) o asimilados y acomodados (utilizando conceptos piagetianos) no son llevados a cabo en el individuo con las memorizaciones.
En fin muchas cosas que mejorar en nuestro sistema educativo.
Eso sí, quiero hacer constar, que ninguna ni ningún profesor se sienta cuestionado por estas palabras, pues con ellas no se busca ningún culpable -cada cual es consecuencia de su historia personal de reforzamientos que diría Skinner-; lo único que pretendo es intentar poner mi granito de arena para solventar las deficiencias que observo y que hacen que nuestros jóvenes no disfruten de esta actividad de enseñanza-aprendizaje (más bien de instrucción por aquello de la memorización), ni gocen con ella la mayoría de las alumnas/os matriculados en nuestros centros de enseñanza (conviene no olvidar que el fracaso académico en enseñanzas medias es del 48% del alumnado).
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
En este comentario quiero hablar de "los otros americanos", esos "americanos" que también los españoles y españolas llevamos dentro y que en sus comportamientos son ajenos a cualquier clase de crítica y que llevarles la contraria conduce a la soga.
Quiero hablar de esos y esas "americanos" y en concreto de los "americanos" que impregnan nuestro sistema educativo. Esos "americanos" que enseñan pedagogía y que sin embargo castigan a los jóvenes de este país con memorizaciones sin fin. Cuanta razón tiene el dicho popular que en estas cuestiones no se equivoca "lo memorizado en tres días olvidado"; y a pesar de ello y de haber logrado que los padres de los adolescentes nos parezcamos a sargentos mayores diciendo constantemente a nuestros hijos: estudia, estudia, estudia y así hasta el infinito, los datos sobre el éxito académico no dejan de ser un fracaso estrepitoso.
El sistema educativo está en crisis, tenía ganas de decirlo para que se oiga bien. Y como toda crisis no se va a superar hasta que lo viejo (el sistema medieval-memorístico) no termine de morir y lo nuevo (aprehendizaje significativo, gratificante y creativo) no acabe de nacer.
Hemos de sustituir ese tipo de exámenes tan cavernícolas que caracterizan a nuestro sistema de enseñanza, hemos de pasar de los exámenes de evocación (aversivos) a los de reconocimiento (propiciadores de la pasión por el aprendizaje).
La memorización es una metodología de estudio trasnochada y que en los países más avanzados de Europa no se utiliza por infuncional. La UNED tiene estudios muy fundamentados sobre este particular, de hecho todos los exámenes de la UNED son de reconocimiento.
Además, nuestros jóvenes, el tiempo que deberían dedicar a estudiar lo tienen que emplear en memorizar (Motivación E, según los expertos, orientada simplemente a aprobar) en vez de a aprehender (Motivación A y por tanto actividad placentera y agradable orientada a adquirir conocimientos duraderos y útiles para la vida), pues son procesos diferentes; y además, el grado de interiorización e internalización de los contenidos (utilizando términos vigotskyanos) o asimilados y acomodados (utilizando conceptos piagetianos) no son llevados a cabo en el individuo con las memorizaciones.
En fin muchas cosas que mejorar en nuestro sistema educativo.
Eso sí, quiero hacer constar, que ninguna ni ningún profesor se sienta cuestionado por estas palabras, pues con ellas no se busca ningún culpable -cada cual es consecuencia de su historia personal de reforzamientos que diría Skinner-; lo único que pretendo es intentar poner mi granito de arena para solventar las deficiencias que observo y que hacen que nuestros jóvenes no disfruten de esta actividad de enseñanza-aprendizaje (más bien de instrucción por aquello de la memorización), ni gocen con ella la mayoría de las alumnas/os matriculados en nuestros centros de enseñanza (conviene no olvidar que el fracaso académico en enseñanzas medias es del 48% del alumnado).
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
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