Cualquier Administración Pública, si alberga el deseo de ser un instrumento útil al servicio de los ciudadanos en la aspiración de dar satisfacción integral y de calidad a las demandas e inquietudes de estos, ha de entender la evaluación de sus prácticas como un requisito de necesaria y sistemática implantación.
Para saber potenciar, estimular, impulsar, mejorar capacidades, habilidades, relaciones, actitudes y aptitudes, así como subsanar carencias y compensar limitaciones a fin de determinar las mejores estrategias, criterios y estilos de atención e interacción con el ciudadano; se hace necesario evaluar con rigor objetivos, metodologías y actuaciones de arriba a abajo, pero también de abajo a arriba.
Todos los elementos que intervienen en el proceso pueden y deben de ser evaluados sistemáticamente y sin disculpa. Entre ellos cabe destacar los siguientes:
Los elementos personales: los equipos directivos en todos sus ámbitos y niveles, así como el personal en su conjunto.
Los elementos materiales: las instalaciones, los materiales, el medio, etc...
Los elementos organizativos y formales: la organización del personal, la distribución de los espacios, del tiempo, de las tareas y de las formas y estilos de trabajo, el ambiente laboral, etc...
La evaluación ha de realizarse desde una didáctica metodológica participativa con intercambio de opiniones de todos con todos y llevada a cabo tanto en reuniones de trabajo o de grupos específicos de discusión, como a través de cuestionarios.
Si el mayor potencial productivo con que cuenta cualquier empresa, y en especial la Empresa Pública, no es evaluado adecuadamente, los servicios que se presten serán, obviamente, deficientes; ¡y atención!, el potencial productivo, esto es, los empleados públicos, sólo pueden dar lo que a su vez, por sus superiores, a ellos se les entrega. De unos ineficaces y burocráticos estilos de dirección, difícilmente pueden obtenerse unas buenas prácticas de servicio satisfactorio y competente al ciudadano.
Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Para saber potenciar, estimular, impulsar, mejorar capacidades, habilidades, relaciones, actitudes y aptitudes, así como subsanar carencias y compensar limitaciones a fin de determinar las mejores estrategias, criterios y estilos de atención e interacción con el ciudadano; se hace necesario evaluar con rigor objetivos, metodologías y actuaciones de arriba a abajo, pero también de abajo a arriba.
Todos los elementos que intervienen en el proceso pueden y deben de ser evaluados sistemáticamente y sin disculpa. Entre ellos cabe destacar los siguientes:
Los elementos personales: los equipos directivos en todos sus ámbitos y niveles, así como el personal en su conjunto.
Los elementos materiales: las instalaciones, los materiales, el medio, etc...
Los elementos organizativos y formales: la organización del personal, la distribución de los espacios, del tiempo, de las tareas y de las formas y estilos de trabajo, el ambiente laboral, etc...
La evaluación ha de realizarse desde una didáctica metodológica participativa con intercambio de opiniones de todos con todos y llevada a cabo tanto en reuniones de trabajo o de grupos específicos de discusión, como a través de cuestionarios.
Si el mayor potencial productivo con que cuenta cualquier empresa, y en especial la Empresa Pública, no es evaluado adecuadamente, los servicios que se presten serán, obviamente, deficientes; ¡y atención!, el potencial productivo, esto es, los empleados públicos, sólo pueden dar lo que a su vez, por sus superiores, a ellos se les entrega. De unos ineficaces y burocráticos estilos de dirección, difícilmente pueden obtenerse unas buenas prácticas de servicio satisfactorio y competente al ciudadano.
Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Buen artículo.
ResponderEliminarSería bueno resaltar la importancia de la participación ciudadana en el control y evaluación de los servicios públicos. La Asistencia Sanitaria Primaria ha mejorado mucho gracias a eso.En cambio, la privatización de la Sanidad está conduciendo en Madrid a, entre otros desastres, rebajar el nivel, tanto en calidad como en cantidad, del Sevicio de Pediatría por debajo de lo que exige la OMS
Características de la evaluación
ResponderEliminarLa evaluación se entiende como un proceso:
* Continuo: es decir, no se realiza en un único momento, sino a lo largo de todo el tiempo. La evaluación contínua proporciona información constante que permite mejorar los procesos y los resultados de la actuación e intervención profesional.
* Sistemático: se realiza con una metodología determinada, con rigor y de una forma previamente marcada.
* Integral y global: en cada momento se evalúan todos los elementos del proceso.
* Formativo: mediante este proceso aprende y se desarrollan como profesionales reflexionando y haciendo los cambios necesarios.
* Regulador, orientador y autocorrector del proceso: al proporcionar información constante que permite mejorar tanto procesos como resultados; Impulsando la innovación y la renovación de metodologías, hábitos, rutinas y costumbres perniciosas que no ayudan al logro de los objetivos. La competencia de los profesionales aumenta a través de los procesos de reflexión sobre la práctica.
Evaluación de la propia actividad profesional
ResponderEliminarEl profesional con el objetivo de mejorar su trabajo, tiene que realizar una autoevaluación de su propia actividad laboral, para lo que tiene que analizar su práctica diaria, su actitud personal y profesional, su relación con los usuarios o clientes, con el resto de compañeros que conforman su equipo de trabajo, con otros profesionales, con sus superiores y con aquellas personas que jerárquicamente dependan de él; tanto mediante reflexión personal, observaciones, como mediante intercambio de información en reuniones de trabajo.