Decía Gandhi que aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales.
Pienso que en esta frase se encuentra la solución al permanente conflicto interno por el que se caracteriza el estatus permanente de la izquierda que representamos, esa izquierda a la que se la conoce como la izquierda despellejada.
Que mensaje pretendía trasladarnos Gandhi, ese pequeño gran hombre que desde la no violencia, pero desde las actitudes activas y provocativas, resolvía todos aquellos conflictos que acometía. Incluso los internos entre sus propios seguidores y adeptos.
El mensaje es sencillo de comprender pero difícil de aplicar, y es difícil de aplicar por el hecho de tener que cambiar hábitos y actitudes adquiridos y reforzados durante mucho tiempo en el seno de esta izquierda nuestra. Hábitos y actitudes nada constructivos y desgarradores.
Es por ello que, como también sostenía Gandhi, si quieres cambiar el mundo, has de cambiarte a ti mismo. Hemos de plantearnos seriamente cambiar nuestros comportamientos para con nosotros mismos. Tenemos que aprender a convivir con la diversidad de criterios y opiniones sin ahogarlas. Tenemos que aprender a respetar la divergencia y a subrayar las concordancias en vez de las discrepancias o desacuerdos.
Tenemos que propiciar que cada uno tenga sus propias experiencias y se cultive y ejercite en analizarlas. Tenemos que escuchar activamente a la ciudadanía y saber que esta se aleja o acerca a nosotros en función a nuestra concordancia con ella. Vayamos por tanto a su paso, vayamos todos al mismo paso; apremiémonos en la anuencia y en la aquiescencia.
En definitiva, esforcémonos en entender lo que quiere expresar el dicho popular que dice que el que mucho corre pronto para. Acompañemos sin vanguardizar como nos recomienda el sup Marcos.
Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Pienso que en esta frase se encuentra la solución al permanente conflicto interno por el que se caracteriza el estatus permanente de la izquierda que representamos, esa izquierda a la que se la conoce como la izquierda despellejada.
Que mensaje pretendía trasladarnos Gandhi, ese pequeño gran hombre que desde la no violencia, pero desde las actitudes activas y provocativas, resolvía todos aquellos conflictos que acometía. Incluso los internos entre sus propios seguidores y adeptos.
El mensaje es sencillo de comprender pero difícil de aplicar, y es difícil de aplicar por el hecho de tener que cambiar hábitos y actitudes adquiridos y reforzados durante mucho tiempo en el seno de esta izquierda nuestra. Hábitos y actitudes nada constructivos y desgarradores.
Es por ello que, como también sostenía Gandhi, si quieres cambiar el mundo, has de cambiarte a ti mismo. Hemos de plantearnos seriamente cambiar nuestros comportamientos para con nosotros mismos. Tenemos que aprender a convivir con la diversidad de criterios y opiniones sin ahogarlas. Tenemos que aprender a respetar la divergencia y a subrayar las concordancias en vez de las discrepancias o desacuerdos.
Tenemos que propiciar que cada uno tenga sus propias experiencias y se cultive y ejercite en analizarlas. Tenemos que escuchar activamente a la ciudadanía y saber que esta se aleja o acerca a nosotros en función a nuestra concordancia con ella. Vayamos por tanto a su paso, vayamos todos al mismo paso; apremiémonos en la anuencia y en la aquiescencia.
En definitiva, esforcémonos en entender lo que quiere expresar el dicho popular que dice que el que mucho corre pronto para. Acompañemos sin vanguardizar como nos recomienda el sup Marcos.
Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
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