domingo, 4 de noviembre de 2007

Competitividad y pobreza en Extremadura

Nos informa la prensa regional de dos evidencias que siguen patentizando que aún no hemos cambiado lo suficiente Extremadura como para no seguir cambiándola.

La primera tiene que ver con la competitividad de nuestra economía. El titular del periódico que de esto informa dice que Extremadura se sitúa como una de las regiones menos competitivas. En el otro lado de la realidad se ubican Madrid y el País Vasco, las cuales casi duplican nuestro escaso PIB per cápita.

La segunda está relacionada con la pobreza. Nos dice el diario que esta noticia muestra que Extremadura es la autonomía que cuenta con mayor número de adultos por debajo del umbral de la pobreza, en concreto el 34'6%.

Ante estas evidencias a mi no me valen justificaciones. Estamos a la cola y hemos de reaccionar como pueblo. Hemos de demostrar, y en un espacio de tiempo no muy largo, que podemos pasar de la cola a la cabeza. Esta tarea también es de todos y entre todos. Cada cual en su papel pero desempeñándolo con eficacia.

Para ello se hace necesario readaptar algunas cuestiones. Entre ellas la de definir nítidamente quien manda y quien obedece. Hasta ahora, contraviniendo nuestra propia constitución, esto es la española, los políticos han mandado y la sociedad civil, el pueblo, ha obedecido y callado. Así nos ha ido hasta ahora.

En la actualidad hay que hacer valer que la soberanía reside en el pueblo y es este, por tanto, quien manda, quien habla, quien opina; y aquellos que elegimos como nuestros representantes, esto es, a nuestros políticos, se han de acostumbrar, como en el resto de países desarrollados, a obedecer y a hacer posible los designios que su ciudadanía le mandata.

Quien entiende esto suele caracterizarse por ganar sobradamente la confianza y el cariño popular, aquellos que lo olvidan suelen quedarse en el ostracismo, o a lo más, en obtener victorias pírricas.

Ha llegado ya la hora de Extremadura, esta es la hora en que los políticos empiezan a entender que su función es trabajar, trabajar, trabajar y no defraudar a los ciudadanos. Esta es la hora en que otra forma de ser y otra forma de gobernar no sólo es posible, sino necesaria. Esta es la hora en la que hay que catalizar y canalizar adecuadamente todas las energías del pueblo extremeño, y hacerlo en un único sentido; en el único sentido posible: Queremos y podemos estar a la cabeza, queremos y podemos ser los mejores; y además, sabemos que lo sabemos.

Desbrócense los caminos como también obliga y ordena nuestra constitución, la del 78, la del pueblo. Remuévanse todos los obstáculos que limiten la participación. Posibilítese que los agentes económicos y sociales cumplan su función. Evalúense periódicamente todas las decisiones que adoptemos para poder, de entre ellas, separar el trigo de la cizaña; las realmente efectivas y eficaces de aquellas que no lo son y nos lastran.

Estas noticias que nos sitúan a Extremadura en la cola de las colas no nos han de deprimir, sino todo lo contrario, nos han de estimular, nos han de pinchar en nuestro orgullo y dignidad, nos han de impulsar en el sentido de demostrar que no hay reto imposible para nosotros. Si queremos, ¡y queremos!, podemos. Así que, permítanme utilizar la frase taurina, a apretarse los machos toca.

Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)

No hay comentarios:

Publicar un comentario