No soy de los que cuestionen la iniciativa de Gallardo sobre la instalación de una refinería de petróleo en Extremadura. Pienso que los problemas sólo se le presentan a aquellos que tienen capacidad para resolverlos. Además creo que los problemas no son obstáculos ni inconvenientes, sino prometedoras posibilidades de desarrollo.
Eso sí, mi modelo de refinería, esto es, la que a mi me gustaría para Extremadura seguramente difiera, y en mucho, de la que Gallardo propone.
Mi deseo sería contar con una refinería segura, que no fuera ni contaminante ni pestilente; y que, además, generara muchos recursos para la región. Hago constar que este tipo de refinería de última generación que propongo ya la posibilitan las ciencias y las tecnologías a nuestro alcance.
Dado que albergo ciertas y fundadas razones al respecto de si el proyecto de refinería que propone Gallardo se mueva en los parámetros descritos de seguridad, no contaminación ni pestilencia, es por lo que creo conveniente que la iniciativa sea participada con dinero público; dinero público que se destinaría en exclusiva a posibilitar y a garantizar lo dicho, esto es, la seguridad, la no contaminación y la no pestilencia del proyecto. Dinero y participación pública que sería garantía también de que los beneficios quedaran, en mayor cuantía, destinados a todos los extremeños.
Por otra parte opino que proyecto tan importante por sus implicaciones, pues de no hacerse bien y buscando el interés general puede reportar graves consecuencias sociales y medioambientales, debe de ser no solo conocido, sino debatido ampliamente por la sociedad e, incluso, refrendado por esta; tanto en su modelo como en su ubicación.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
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