viernes, 3 de agosto de 2007

Los comentarios de mi amigo Robespierre

Como ciudadano aplaudo y defiendo que los medios de comunicación abran sus puertas a la participación de sus lectores. En ese sentido felicito al diario digital Extremadura al Día por ser uno de los pioneros en el establecimiento de esta excelente práctica, tanto en lo que respecta a sus secciones de Cartas al Director y Tribuna Abierta, como en lo relativo a la inserción de comentarios a las noticias que la actualidad diaria genera.

Uno de esos comentarios que posibilita Extremadura al Día es el de mi amigo Robespierre, seudónimo bajo el que se oculta una personalidad inteligente e ingeniosa que plantea importantes reflexiones a los autores o protagonistas de las noticias que se publican en este medio.

Voy a dar evidencias de lo que manifiesto analizando un comentario suyo al artículo que, sobre las deficiencias del sistema educativo y el fracaso escolar, dirigía hace unos días a Guillermo Fernández Vara, Presidente de la Junta de Extremadura.

Decía mi amigo Roberpierre que: Hay tres reflexiones importantes sobre el autor de la carta al amigo Guillermo, "Presi" de Extremadura: 1. Qué se crea que en efecto es "amigo" del Presi; 2. Que nos quiera aburrir a todos imitando la escritura de un niño de 12 años; 3. Que no esté imitando la escritura...

La primera reflexión que su comentario me da pié a hacer es la de considerar y creer a Guillermo como amigo mío. Lo mismo sucede en relación al mismo Robespierre, al que también considero amigo. Ello no tiene nada que ver con la consideración que Guillermo o Robespierre tengan para conmigo, sino la que yo deseo establecer con ellos y que se puede definir por la sinceridad, la aportación constructiva y el respeto. En resumen, aportar desde la afectividad, desde la sensibilidad en positivo y no desde la agresividad, la crispación o la ira.

Mi deseo es aportar algo en esa permanente construcción de la realidad y del propio ser humano que hacemos y desarrollamos sobre la base de aprender como no debemos de hacer las cosas. Esto es, superándonos. Transformando lo difícil en fácil al hacerlo, pues como nos recomendaba el gran filósofo romano Séneca, las cosas no dejamos de hacerlas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque no las practicamos.

En el sentido de lo expuesto se puede entender, incluso, los esfuerzos o las naturalidades por imitar, o no, escrituras que lleguen y entiendan todos. El conseguirse o no, el aburrir o el estimular, depende de la práctica; tanto de la propia como de la ajena. Pues la vida se puede abordar de múltiples maneras como lo indica la percepción del vaso que se puede ver medio lleno o medio vacío; lo mismo que el aburrimiento al que puede conducir tanto el estado del individuo: Estoy aburrido y por ello todo me parece aburrido, como la realidad que se pueda percibir como poco estimulante.

Como recapitulación insistir en un principio que siempre mantengo: Siempre vemos en los demás nuestras propias faltas inconfesadas, o lo que es lo mismo: Toda observación es autoreferencial, dice más del observador que de lo observado, pues siempre tenemos una relación con nosotros mismos. Como diría el poeta: Por la boca habla el corazón, y, a la hora de dar, damos exclusivamente lo que tenemos.

Espero que mi amigo Robespierre sepa apreciar estas reflexiones como yo aprecio y valoro las suyas; así como que le sean tan estimulantes, como a mi las suyas, para dinamizar y enriquecer sus pensamientos.

Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)

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