Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
Como solía decir Thomas Alva Édison: “Siempre estamos aprendiendo cómo no debemos de hacer las cosas”. También Pablo Picasso opinaba de forma similar cuando afirmaba: "Siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer para poder aprender cómo hacerlo".
Los seres humanos para evolucionar tienen/tenemos estas pautas de comportamiento que tan brillantemente describen con sus palabras Thomas Édison y Pablo Picasso. Es por esta razón por la que he aprendido a no enfadarme cuando los demás cometen errores, simplemente ayudo a corregirlos; pues entiendo que esos errores son el pago necesario para aprender la forma certera de hacer las cosas.
La cultura popular ya lo decía: "Equivocarse es de sabios". Y Johann Wolfgang von Goethe lo ratificaba: "El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada". Y es que, según un estudio canadiense publicado en la revista Psychology and Aging, nuestro cerebro aprende mejor de los errores que de los aciertos. Por tanto sugiero, para todos los temas, no hacer leña del árbol caído. Actuemos como buenos pedagogos, sin rencor o resentimiento, simplemente ayudemos, con el conocimiento adquirido de los errores propios o ajenos, a hacer las cosas de otra manera.
Pensemos siempre que el objetivo es el empoderamiento de la ciudadanía, de toda la ciudadanía sin exclusiones -lo que incluye trabajar también por la elevación de la conciencia de aquellos que se equivocan-. Y el único método para conseguirlo es la democracia, pues a través de la poliarquía (del quítate tu para ponerme yo) seguiríamos estancados en el error cambiando solo a los titulares encargados de cometerlos.
Para terminar pedir encarecidamente que lean con atención el artículo al que di el título "Sobre la praxis política de la vota-botacracia (poliarquía)": http://goo.gl/aAXKYx
Estas son mis ideas que dejo a vuestro mejor criterio.
Como solía decir Thomas Alva Édison: “Siempre estamos aprendiendo cómo no debemos de hacer las cosas”. También Pablo Picasso opinaba de forma similar cuando afirmaba: "Siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer para poder aprender cómo hacerlo".
Los seres humanos para evolucionar tienen/tenemos estas pautas de comportamiento que tan brillantemente describen con sus palabras Thomas Édison y Pablo Picasso. Es por esta razón por la que he aprendido a no enfadarme cuando los demás cometen errores, simplemente ayudo a corregirlos; pues entiendo que esos errores son el pago necesario para aprender la forma certera de hacer las cosas.
La cultura popular ya lo decía: "Equivocarse es de sabios". Y Johann Wolfgang von Goethe lo ratificaba: "El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada". Y es que, según un estudio canadiense publicado en la revista Psychology and Aging, nuestro cerebro aprende mejor de los errores que de los aciertos. Por tanto sugiero, para todos los temas, no hacer leña del árbol caído. Actuemos como buenos pedagogos, sin rencor o resentimiento, simplemente ayudemos, con el conocimiento adquirido de los errores propios o ajenos, a hacer las cosas de otra manera.
Pensemos siempre que el objetivo es el empoderamiento de la ciudadanía, de toda la ciudadanía sin exclusiones -lo que incluye trabajar también por la elevación de la conciencia de aquellos que se equivocan-. Y el único método para conseguirlo es la democracia, pues a través de la poliarquía (del quítate tu para ponerme yo) seguiríamos estancados en el error cambiando solo a los titulares encargados de cometerlos.
Para terminar pedir encarecidamente que lean con atención el artículo al que di el título "Sobre la praxis política de la vota-botacracia (poliarquía)": http://goo.gl/aAXKYx
Estas son mis ideas que dejo a vuestro mejor criterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario