Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
En primer lugar exponer que en mi artículo titulado "Sobre Podemos, el proyecto Distrito Castellana Norte y la transversalidad política de Ahora Madrid" no se dice que "todos" los votantes de Ahora Madrid apoyan el proyecto Distrito Castellana Norte, sino la mayoría.
Indicar que se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con el artículo, pero eso no es lo importante; lo importante -así se lo he indicado a Ahora Madrid- es que nosotros debemos de tener herramientas para conocer de primera mano cual es la opinión de los votantes de Ahora Madrid y no seguir en la línea de las viejas izquierdas activistas antidialécticas que interpretaban a su antojo la opinión del pueblo.
Indicar también que la encuesta ha sido la justificación para elaborar el artículo, la encuesta es como las hojas del rábano. No hay que coger el rábano por las hojas como certeramente indica el dicho popular. Hay que ir al rábano, al meollo del artículo. Y ese meollo del artículo lo que aborda es la carencia de herramientas participativas y democráticas adecuadas y suficientes para que quienes se llaman los representantes del pueblo sepan qué opina la ciudadanía de una forma directa y no a través de sus creencias y fantasmagorías interpretativas de activistas de la vieja izquierda antidialéctica.
Insisto, Ahora Madrid debe de dotarse de más herramientas participativas y democráticas para conocer de primera mano cual es la opinión de los votantes de Ahora Madrid y de la ciudadanía en general a la que desea representar y debe a toda costa evitar seguir en la línea de las viejas izquierdas activistas antidialécticas que interpretaban a su antojo la opinión del pueblo.
Esa vieja izquierda antidialéctica (socialismo vulgar la llamaba Marx y Engels) que siempre pone la carreta delante de los bueyes y de ahí sus resultados prácticos marginales que suele cosechar, esa vieja izquierda antidialéctica que no entiende lo que Marx y Engels nos sugería, esto es, "que los principios no son el punto de partida de la investigación, sino su resultado final, y no se aplican a la naturaleza y a la historia humana sino que se abstraen de ellas, no es la naturaleza ni el reino del hombre los que se rigen según los principios, sino que éstos son correctos en la medida en que concuerdan con la naturaleza y con la historia. Esta es la única concepción materialista del asunto".
Ricardo Rivera -en un artículo titulado igual que el que Manuel Sacristán escribiera el 14 de marzo de 1983 en ocasión del centenario de la muerte de Carlos Marx, esto es, ¿Qué Marx se leerá durante el siglo XXI?- cita a Fernando Mires, sociólogo chileno radicado en Alemania, el cual dice: "Los marxismos después de Marx tienen el dudoso mérito histórico de haber elevado las ideologías a la categoría de ciencia y, lo que es más grave, de haber rebajado determinadas ciencias (como la historia, o mejor, el materialismo histórico) a la categoría de ideologías. Y no deja de ser una paradoja. Marx, como ningún otro representante de la modernidad, anunció sus teorías como una declaración de guerra a la religión, a las utopías y a las ideologías. Y ninguna teoría se ha seguido con tanto fervor religioso, con tanta dedicación utópica y, sobre todo, con tanto delirio ideológico como el marxismo (o los marxismos)".
Crónica Popular realizó entrevista a Liliana Pineda sobre las propuestas económicas del 15-M. En esa entrevista se afirma por la entrevistada que "El 15M es un movimiento ciudadano, sin más apellidos. Un movimiento alrededor de una premisa esencial que es la democracia, la democracia real, la reivindicación básica que da lugar a todas las movilizaciones."
Para mi esto es lo básico, la democracia. La democracia que es algo diferente a la poliarquía. La poliarquía es la utilización del mecanismo del voto para botar (excluir), se asienta en el paradigma de la mitad más uno. Una mitad más uno que, en cualquier órgano en el que participe, trata de excluir a la mitad menos uno. Consecuencia de ello siempre estaremos instalados en el conflicto.
La democracia es otra cosa, es el gobierno del pueblo, de todo el pueblo sin exclusión. Se basa en el convencimiento y no en la imposición de criterio de parte. La democracia es hacia dónde debemos de caminar para que así cambien las relaciones sociales y de producción que nos esclavizan. La democracia representa unas relaciones sociales y de producción antagónicas a las poliárquicas y estas nuevas relaciones sociales hemos de aplicarlas, al menos, entre nosotros; entre los que representamos a la clase social mayoritaria, la clase social de los de abajo, la clase social de los desposeídos de los medios de producción que luchan/luchamos por su recuperación para que el poder democrático de decidir sea de todos y con todos.
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