lunes, 16 de noviembre de 2015

Manifiesto de EXTREMADURA DESDE ABAJO

Necesitamos un proyecto de carácter cualitativo; no un pacto entre familias a la antigua usanza a los que la vieja izquierda está acostumbrada y practica (tanto en lo interno como en lo externo). Necesitamos un proyecto que no sea un pacto por las sillas ni un Frente de Izquierdas. Esas formas de hacer política, por arriba y con la ciudadanía de convidada de piedra, no son propias de la nueva cultura transformadora que se abre camino a pasos agigantados, nueva cultura política que reclama un verdadero proceso (real, cierto y sin engaños) de empoderamiento de la ciudadanía. Empoderamiento usando las nuevas tecnologías para decidirlo todo por todos/as, tanto presencialmente como online.

La esencia de este proyecto que necesitamos ha de ser la revolución democrática, hasta ahora algunos, lo defensores de los frentes de izquierda nos vendían como posible llegar a una sociedad más justa e igualitaria sin pasar previamente por la democracia, por el empoderamiento ciudadano y popular; la historia ha demostrado que no es posible saltarse etapas y menos una tan importante como lo es la relativa a aceptar los principios, y practicarlos, de la cultura democrática, participativa y transparente. La democracia, para serlo, ha de ser decidida por todos/as; de no ser así se queda en una mera poliarquía como la que practican las actuales instituciones del régimen, así como los partidos que en esas instituciones se han venido moviendo hasta ahora.

Necesitamos, por tanto, un proyecto que trabaje por lo cualitativo, por las propuestas de cooperación en el objetivo de crear mayorías desde abajo, tanto en lo político como en lo electoral, a través de procesos muy participados por la ciudadanía que cuenten con programas elaborados colaborativamente y primarias ciudadanas; evitándose, por tanto, los procesos meramente cuantitativos de suma de siglas y alianzas electorales clásicas de Frentes de Izquierda con pacto por las sillas en despachos entre tres o cuatro formaciones. Nada pues de patrimonialismos excluyentes o personalismos de casta ha de ser admitido como forma de relacionarnos.

Hemos de trabajar para buscar espacios de confluencia con fuerte protagonismo ciudadano que defiendan los servicios públicos, la democracia y los derechos de la ciudadanía. Espacios que trasciendan los pactos electorales clásicos.

No es tiempo de apostar porque en un despacho exista reparto de representantes institucionales entre tres o cuatro formaciones políticas o reservas de puestos VIP en las candidaturas para "notables". Lo que está muy claro es que hay que evitar los pactos por las sillas para ver quién va de número dos o número cuatro, el poder debe tenerlo la gente y ejercerlo a través de procesos de primarias ciudadanas sin restricciones ni avales.

Necesitamos un proyecto que se constituya en espacio que no sea de nadie ni contra nadie, no se trata de una coalición de izquierdas sino un movimiento con fuerte protagonismo ciudadano en defensa de los derechos y la democracia. Un proyecto en el que se den ciertas condiciones como son las primarias abiertas y programas participativos, abiertos y compartidos para toda la ciudadanía. Nosotros hemos de aspirar a conformar un espacio transformador y diverso no sólo electoralmente sino también capaz de movilizar a la ciudadanía.

El objetivo ha de ser crear mayorías por abajo. Por tanto hemos de insistir en que se entienda que este proyecto no tiene como finalidad la constitución de un mero frente de izquierdas planteado en términos cuantitativos. Se trata de un proyecto de transformación y de cambio que tiene expresión política en la cooperación y en la suma de propuestas de organizaciones, colectivos, partidos y personas. Y esto es algo muy diferente a un frente.

Por eso decimos que el empoderamiento ciudadano no es ni un pacto por las sillas ni un Frente de Izquierdas.

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