Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
Por mi parte opino que cada día está más cerca un acuerdo PP y PSOE con un candidato de consenso. De ir a nuevas elecciones los partidos clásicos saldrán peor parados, pues ya se les tiene tomada la medida.
Veo del todo improbable un acuerdo PSOE-Podemos, sería un suicidio para Podemos, a Podemos le conviene pasar cuatro años en la oposición y dejar que se debiliten los demás. El PSOE es un partido del que nadie quiere su cercanía, pues está en recesión y agarrarse a él significaría compartir esa tendencia.
Para IU la única opción razonable es intentar que la marca de Podemos En Común o En Común Podemos sea un espacio integrador que se articule a nivel estatal de la misma forma que se ha llevado a cabo en Cataluña y si esto fuera así integrarse dentro. Si vamos a nuevas elecciones IU no tendrá capacidad para repetir resultados. Sus votantes optarán por voto útil a Podemos aunque sea tapándose la nariz.
Lo mismo podría ocurrir con algunos votos transversales de C’s, que para dar la patada en el culo al PP-PSOE voten en unas próximas elecciones, si se convocaran por no poder formarse gobierno, a Podemos.
Sostengo esto del acuerdo entre PP y PSOE con un candidato de consenso pues, a todas luces, parece que el tiempo del "postureo" PP-PSOE se ha acabado. A partir de ahora comenzarán a jugar el papel que desde la UE, el BCE y la Troika se exige de ellos. Al fin y al cabo son lo que son, o sea, las dos caras de la misma moneda.
Como ha dicho Guillermo Fernández Vara en sus alabanzas al Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Cáceres por permitir, con su abstención, la aprobación del presupuesto del PP, esto es: "tenemos una responsabilidad con el lugar y con el tiempo que vivimos".
Y esa responsabilidad que tienen PSOE y PP -a nadie se le escapa ya a estas alturas de la película- es defender un mismo sistema con dos denominaciones que "tanto monta, monta tanto". Sistema que no es otro que ese que en el PP se llama neoliberalismo y en el PSOE se denomina ordoliberalismo. En definitiva, estar al servicio de los de arriba perjudicando a los de abajo; variando solo la receta en la mayor cantidad de vaselina que se aplica a los de abajo para hacer digerir las políticas austericidas y de recortes que solo benefician a los de siempre.
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