Especialización didáctica en función de las características personales

Comienzo este post con la frase de Groucho Marx, el otro Marx, que nos queda nuestro amigo Ricardo: "¡No querría, ni en sueños, pertenecer a un club que estuviera dispuesto a aceptarme como miembro!".

Amigo Adhoc, por qué ves desavenencias donde no las hay. Dices que "simplemente quise poner de manifiesto que la técnica de la tormenta de ideas es opuesta en su concepción a la elaboración de tesis y antítesis (confrontación) propia de la Dialéctica puesto que la tormenta de ideas se trata de la aportación de ideas dispares y múltiples por parte de un grupo (yuxtaposición) con vistas a obtener la mejor solución".

Yo pienso que son simplemente técnicas amigo Adhoc.

La dialéctica, más que confrontar, lo que hace es mostrar como trascender aquellas ideas que son superadas por el tiempo. Yo no observo oposición alguna entre técnicas, todas son herramientas para superar lo obsoleto, aquello que nos lastra; esas reificaciones que absolutivizamos y fetichizamos. Por otra parte asumo la propuesta que realizas en la entrada anterior como comentario. Aportemos nuestras ideas sobre las situaciones que se proponen en el blog, o sobre aquellas sobre las que cada cual quiera opinar.

Creo que todo depende de los estilos, cada época tiene sus estilos; la educación también los padece como la economía, la empresa, la gestión de lo público, etc...

A continuación os dejo una paráfrasis/resumen de algunas ideas del profesor Feliz Murias que sugiero leáis con atención, la cuestión va de estilos:

Una de las características más evidentes de los alumnos es la edad. Observamos cómo la estructura de todos los sistemas educativos obligatorios se basa en un criterio cronológico, en la edad de los sujetos en formación.

Este principio parece tan inalterable en nuestra época que es el único parámetro organizador que no se permite flexibilizar para el tratamiento de la diversidad.

Sabemos que en favor de la integración se han de mantener los sujetos coetáneos en la misma aula y tiene su sentido desde el punto de vista de la socialización.

Ello nos lleva a considerar que existen muchas otras facetas diferenciadoras de las personas más allá de la edad con sus características individuales -sus capacidades, experiencias o motivaciones- o grupales -nacionalidad, lengua, sexo o contexto social- que justifican una atención didáctica más allá de su edad cronológica.

Ello no justifica en modo alguno una tentación de discriminación. Por el contrario, la atención a sus características personales ha de posibilitar el respeto por la individualidad, la colectividad, la integración y el fortalecimiento del tejido social.

Las diferencias personales no afectan sólo a los/as alumnos/as sino también a los/as profesores/as y educadores/as. Esta es una variable didáctica que apenas nos ha preocupado.

Se ha investigado poco sobre los estilos de enseñanza, es decir, sobre conjuntos característicos de conductas docentes que identifican grupos significativamente diferenciados. No se ha pensado en nosotros como variables didácticas a considerar.

Algunos trabajos han empezado a apuntar en esta dirección, buscando las correlaciones entre estilos de aprendizaje, estilo de enseñanza, tecnología instructiva utilizada y resultados; así como sobre la congruencia entre creencias y comportamientos docentes.

Todo ello abre nuevas puertas a nuevos enfoques didácticos basados en el propio educador.