Elsie Rockwell, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, nos dice que las prácticas docentes en los contextos educativos incluyen formas más o menos convencionales de actuar, hablar, trabajar, diciplinar, tratar a los alumnos, representar el conocimiento y mostrar el saber. A lo cual añade que las pautas de cambio y continuidad de estas prácticas y saberes no se rigen desde los dispositivos normativos puestos en marcha por las autoridades institucionales, pues las culturas docentes tienen una dinámica propia que no respeta los tiempos económicos y políticos. Si se contrastan las realidades educativas con los modelos prescriptivos expresados en textos normativos, no se encontrará una correspondencia nítida.
Las instituciones educativas son instancias atravesadas por contradicciones y conformadas por capas sedimentadas de prácticas acumuladas por el pasado.
Sostiene Elsie Rockwell que no es fácil distinguir las huellas del pasado en la multiplicidad de prácticas y significados culturales que se observan en el contexto educativo en un momento dado. Para apoyar esta tarea Rockwell recurre al concepto de cronotopo, con el cual Bajtín buscaba "la plenitud y la claridad de los signos visibles del tiempo en el espacio y el carácter activo del pasado en el presente". Bajtín señalaba que Goethe distribuía las cosas que se encuentran juntas en el espacio según las épocas de generación. Para él lo contemporáneo se manifiesta como una diacronía esencial: o bien como residuos de las transformaciones del pasado, o bien como gérmenes de un futuro.
Esperemos por el bien de nuestro sistema educativo que los residuos del pasado no entorpezcan y limiten el crecimiento de los gérmenes del futuro. Labor de la administración pública, así como de la ciudadanía, es eliminar todos aquellos residuos que, como práctica educativa obsoleta y antipedagógica, pueblan aún mayoritariamente nuestro sistema de enseñanza.
Importante labor en este cometido puede desempeñar la evaluación permanente de las prácticas, los sistema de selección, así como los de remuneración en función de objetivos alcanzados.
No quiero terminar sin lanzar otra idea. Dentro de unos meses, agobiados por las estadísticas pondremos en marcha el programa de recuperación y refuerzo escolar. A día de hoy, poco tiempo después de haber iniciado el curso académico y tras las primeras pruebas evaluativas, ya podemos configurar un mapa bastante certero de los/as alumnos/as candidatos/as a esas clases de refuerzo. Yo me pregunto: ¿Por qué no se reorientan algunas de las actividades extraescolares que programan los centros, desde los primeros días del curso, al objeto de que sirvan al alumnado como clase de refuerzo? Así nos evitaríamos dos cosas cuando lleguemos a Junio, una, los disgustos ante los resultados académicos; y dos, el coste económico que supone el pago al profesorado de refuerzo por las horas extras que dedique.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Las instituciones educativas son instancias atravesadas por contradicciones y conformadas por capas sedimentadas de prácticas acumuladas por el pasado.
Sostiene Elsie Rockwell que no es fácil distinguir las huellas del pasado en la multiplicidad de prácticas y significados culturales que se observan en el contexto educativo en un momento dado. Para apoyar esta tarea Rockwell recurre al concepto de cronotopo, con el cual Bajtín buscaba "la plenitud y la claridad de los signos visibles del tiempo en el espacio y el carácter activo del pasado en el presente". Bajtín señalaba que Goethe distribuía las cosas que se encuentran juntas en el espacio según las épocas de generación. Para él lo contemporáneo se manifiesta como una diacronía esencial: o bien como residuos de las transformaciones del pasado, o bien como gérmenes de un futuro.
Esperemos por el bien de nuestro sistema educativo que los residuos del pasado no entorpezcan y limiten el crecimiento de los gérmenes del futuro. Labor de la administración pública, así como de la ciudadanía, es eliminar todos aquellos residuos que, como práctica educativa obsoleta y antipedagógica, pueblan aún mayoritariamente nuestro sistema de enseñanza.
Importante labor en este cometido puede desempeñar la evaluación permanente de las prácticas, los sistema de selección, así como los de remuneración en función de objetivos alcanzados.
No quiero terminar sin lanzar otra idea. Dentro de unos meses, agobiados por las estadísticas pondremos en marcha el programa de recuperación y refuerzo escolar. A día de hoy, poco tiempo después de haber iniciado el curso académico y tras las primeras pruebas evaluativas, ya podemos configurar un mapa bastante certero de los/as alumnos/as candidatos/as a esas clases de refuerzo. Yo me pregunto: ¿Por qué no se reorientan algunas de las actividades extraescolares que programan los centros, desde los primeros días del curso, al objeto de que sirvan al alumnado como clase de refuerzo? Así nos evitaríamos dos cosas cuando lleguemos a Junio, una, los disgustos ante los resultados académicos; y dos, el coste económico que supone el pago al profesorado de refuerzo por las horas extras que dedique.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Javier apoyo tu idea. ¿Para qué esperar si sabemos que hará falta?.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola amigo Malo Malísimo:
ResponderEliminarHay que ponerse a desbrozar el camino, todo lo que podamos hacer hoy no debemos de dejarlo para mañana. Tenemos que seguir avanzando lo más rápidamente posible. Como dice Guillermo, hemos de seguir cambiando Extremadura pues aún no la hemos transformado lo suficiente.
Recibe un abrazote amigo y gracias por tu comentario.