Nos informa Marvin Harris que al estudiar los problemas de la gente que vive en chabolas y barrios bajos urbanos, Oscar Lewis descubrió indicios de un conjunto característico de valores y prácticas que llamó "cultura de la pobreza". Aunque no son exactamente comparables punto por punto, los conceptos de cultura de la pobreza y de "imagen de la limitación de lo bueno" se asemejaban en muchos aspectos y representaban intentos similares de explicar la perpetuación de la pobreza centrándose en las tradiciones y valores de los grupos indigentes.
Lewis describe a los pobres de las ciudades de México, Nueva York y Lima como seres temerosos, recelosos y apáticos hacia las principales instituciones de la sociedad más extensa, como gentes que odian a la policía, desconfían del gobierno y "tienden a ser críticos frente a la Iglesia".
También poseen "una fuerte orientación hacia el presente con una disposición relativamente pequeña para diferir la gratificación y plantear el futuro". Esto implica que la gente pobre está menos dispuesta a ahorrar dinero y más interesada en "gastárselo en el momento" en forma de equipos estereofónicos, televisores en color, ropas a la última moda y coches llamativos. También implica que los pobres "despilfarran" sus ingresos emborrachándose o haciendo compras dilapidadoras.
Al igual que George Foster, Lewis reconoce que, una vez que surge, la cultura de la pobreza tiende a perpetuarse:
Cuando los niños de los barrios bajos cumplen seis o siete años, normalmente ya han asimilado actitudes y valores básicos de su subcultura. A partir de ese momento, ya no están preparados psicológicamente para sacar pleno provecho de los cambios en las condiciones o la oportunidades de progreso que puedan aparecer en el transcurso de su vida.
Por tanto, y como sostienen Piven y Cloward, atribuir la pobreza a valores de los que cabe responsabilizar a los mismos pobres es la manera de tranquilizar la conciencia.
Entonces, ¿quién tiene la culpa?
La respuesta que nos da Marvin Harris es la siguiente: La tendencia a culpar a los pobres de su situación no es privativa de los miembros relativamente opulentos de la clase media. Los mismos pobres o casi pobres son a menudo los partidarios más acérrimos del punto de vista de que la persona que realmente desee trabajar siempre encontrará empleo. Esta actitud forma parte de una visión del mundo más amplia que demuestra escasa comprensión de las condiciones político-económicas que hacen la pobreza inevitable para algunos. Lo que hay que ver como un sistema, se ve puramente en términos de fallos, motivos y opciones individuales.
Lewis describe a los pobres de las ciudades de México, Nueva York y Lima como seres temerosos, recelosos y apáticos hacia las principales instituciones de la sociedad más extensa, como gentes que odian a la policía, desconfían del gobierno y "tienden a ser críticos frente a la Iglesia".
También poseen "una fuerte orientación hacia el presente con una disposición relativamente pequeña para diferir la gratificación y plantear el futuro". Esto implica que la gente pobre está menos dispuesta a ahorrar dinero y más interesada en "gastárselo en el momento" en forma de equipos estereofónicos, televisores en color, ropas a la última moda y coches llamativos. También implica que los pobres "despilfarran" sus ingresos emborrachándose o haciendo compras dilapidadoras.
Al igual que George Foster, Lewis reconoce que, una vez que surge, la cultura de la pobreza tiende a perpetuarse:
Cuando los niños de los barrios bajos cumplen seis o siete años, normalmente ya han asimilado actitudes y valores básicos de su subcultura. A partir de ese momento, ya no están preparados psicológicamente para sacar pleno provecho de los cambios en las condiciones o la oportunidades de progreso que puedan aparecer en el transcurso de su vida.
Por tanto, y como sostienen Piven y Cloward, atribuir la pobreza a valores de los que cabe responsabilizar a los mismos pobres es la manera de tranquilizar la conciencia.
Entonces, ¿quién tiene la culpa?
La respuesta que nos da Marvin Harris es la siguiente: La tendencia a culpar a los pobres de su situación no es privativa de los miembros relativamente opulentos de la clase media. Los mismos pobres o casi pobres son a menudo los partidarios más acérrimos del punto de vista de que la persona que realmente desee trabajar siempre encontrará empleo. Esta actitud forma parte de una visión del mundo más amplia que demuestra escasa comprensión de las condiciones político-económicas que hacen la pobreza inevitable para algunos. Lo que hay que ver como un sistema, se ve puramente en términos de fallos, motivos y opciones individuales.
La actitud de los pobres es perfectamente racional.
ResponderEliminarSi no ahorran es porque les resulta imposible. Si acumulan moneda local, la inflación la come, y no tienen acceso a divisas. Tampoco pueden invertir en vivienda, porque no existe un sistema jurídico que reconozca sus derechos de propiedad sobre las chabolas.
En cuanto a la desconfianza hacia la policía y el gobierno, es defensa propia.
Cuando los pobres de los países subdesarrollados emigran trinfan. La mayoría de los pobres son empresarios emprendedores y muy trabajadores, que se ganan la vida limpiando botas, recogiendo chatarra o cultivando los campos. El problema es que vivien un entorno en el que no se garantiza sus derechos de propiedad ni su libertad.
Hola amigo anónimo:
ResponderEliminarCertero análisis realizas. Debemos cambiar esos entornos de pobreza.
Recibe un abrazote amigo.
Lo que necesitan los pobres es poder disfrutar de los beneficios del capitalismo: que se reconozan sus derechos de PROPIEDAD, y su LIBERTAD.
ResponderEliminarhttp://www.eumed.net/cursecon/textos/soto-misterio.htm