Mi idea política de gobierno

Mi idea política de gobierno es en la actualidad más un sueño que realidad, pero como Mahatma Gandhi recomendaba, hay que trabajar activamente para que más temprano que tarde nuestros sueños tomen cuerpo y se transformen en realidades palpables. En ese sentido la vivo y al expongo.

Mi idea política de gobierno aspira a contar con responsables institucionales tan exigentes y considerados en sus cometidos y objetivos que eliminen por completo la necesidad de disponer de una oposición. Esta idea mía de gobierno también anhela que la oposición, al hallarse sin espacio, no le quede otra que integrarse y sumarse a las labores de gobierno. Pues el gobierno, igualmente que la educación, ha de ser de todos y entre todos.

Mi idea política de gobierno demanda objetivos evaluables periódicamente y de fácil cuantificación para el ciudadano de a pie, por ejemplo, ¿En qué porcentaje y número se va a reducir el desempleo en esta legislatura? ¿En qué porcentaje y número van a verse incrementados nuestros parques industriales, empresariales y tecnológicos? ¿En qué porcentaje y número se va a reducir el fracaso académico? ¿En qué porcentaje y número va a situarse nuestra tasa de actividad empresarial y ratio de empresas en relación a la media nacional? ¿En qué porcentaje y número de kilómetros van a verse aumentados nuestros trazados de autovías y líneas férreas? ¿En qué porcentaje y cuantía van a subirse los políticos sus salarios por encima de la media mileurista ciudadana?

En definitiva, ¿En qué porcentaje, número, cantidad y cualidad van a ser atendidas nuestras demandas ciudadanas?

Esta es mi idea política de gobierno democrático, activo, participativo y volcado en la ciudadanía que demando, no dude nadie de mi firmeza, sin desfallecimiento, en la defensa de la misma. Ya saben Ustedes, como nos sugería Ernesto Guevara, que si el presente es de lucha, el futuro es nuestro.

O como nos dice Paco Martín, no el concejal de Plasencia, sino el celador, nuestro amigo: No hemos cambiado lo suficiente para no seguir haciéndolo.

Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)