miércoles, 10 de octubre de 2007

Fracaso escolar 30%, fracaso universitario 50%

Es altamente ilustrativo el dato que nos aporta el catedrático de matemáticas de la Universidad de Extremadura, Carlos Benítez, relativo a la relación existente entre el número de matriculados en el primer año de carrera y el número final de licenciados. Esto es, se matriculan 20 alumnos y terminamos obteniendo 10 licenciados. O sea, el fracaso universitario se sitúa en el 50 por ciento. Situación y porcentaje semejante, cuando no peor, se da en el resto de carreras universitarias.

Yo me pregunto, si tener un fracaso escolar en enseñanzas medias de un 30 por ciento hace alarmarse y tirarse de los pelos incluso a los técnicos evaluadores de programas educativos de la UE, cuanto más alarmados e indignados tendríamos que estar de este enorme fracaso universitario que se da en nuestros centros de enseñanza superior.

Pongamos un ejemplo ilustrativo de las consecuencias que esta impericia y negligencia de nuestro sistema de enseñanza superior crearía si, sus datos, se extrapolaran a otros sectores. Se imaginan Ustedes cuanto tiempo en plantilla iba a durar un comercial que malograra el 50 por ciento de sus ventas. Se imaginan Ustedes cuanto tiempo iba a durar en pie un taller mecánico o una empresa de fontanería que el 50 por ciento de sus reparaciones fueran un estrepitoso fracaso.

Entiendo que ya empieza a ser hora de que no solo los catedráticos y profesores de universidad evalúen a sus alumnos. Se hace necesario, hoy más que nunca, que la sociedad y los alumnos evalúen a su profesorado. Que caiga de una vez por todas ese halo de sacralidad y de intocabilidad que tienen. Y, fundamentalmente, que cobren según rendimiento. Si esta última condición se diera seguro que encabezaban el listado mileurista de España, pues más por resultados objetivos no se merecen.

Por último decir que la enseñanza en España necesita una reforma, una enorme reforma de abajo a arriba y de arriba a abajo que erradique, de una forma absoluta, un fracaso académico que no nos podemos permitir como país que debe de aspirar a ubicarse entre los más desarrollados de Europa y del mundo.

Esperemos que estos necesarios cambios que se demandan lleguen de la mano del EESS (Espacio Europeo de Enseñanza Superior), reformas que nos hagan recobrar la esperanza que hemos perdido con este sistema de aprendizaje eminentemente teórico y hermético que impera en España y que, como indica Sánchez Campillo, docente de la Universidad de Granada, debería tener los días contados. La puesta en marcha de este EESS conllevará cambios en las metodologías docentes, las relaciones entre profesores y alumnos, los recursos y una atención más personalizada de las necesidades de aprendizaje del alumnado.

Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)

2 comentarios:

  1. Si todos los profesores fueran como Carlos Benitez...seguro que no habría fracaso en la Universidad,fuí su alumna en el año 1977-78 en la Universidad de Santiago de Compostela,y al año siguiente, creo, aprobó las oposiciones de Cátedra , desde entonces podéis disfrutar de él ,ahí en Extremadura. Los que asistimos a sus clases no lo olvidaremos nunca.
    Un saludo y aprovecho para agradecerte el enlace.

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  2. Y después de terminar tu carrera además tienes que luchar por encontrar un trabajo que no tiene nada que ver nada con lo que has estudiado cobrando 900€.

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