Insiste mucho Victor Casco e Izquierda Unida sobre las retribuciones y la jubilación de los expresidentes de la Junta de Extremadura. La verdad es que percibir cerca de un millón de las antiguas pesetas al mes es algo verdaderamente desorbitado, pues no creo yo que por el hecho de ser Presidente o expresidente de una institución como la Junta de Extremadura se adquieran unas necesidades que cubrir, en su ámbito personal y familiar, diferentes a las que tenemos el conjunto de los mortales. Otro tanto ocurre, como así se ha suscitado en el debate público, con las remuneraciones de los políticos, me refiero a los 8.000 euros (millón trescientas mil de las antiguas pesetas) que Rajoy reconoce cobrar.
Esto sorprende, más cuando es conocido sobradamente que uno llega a ser lo que es por razón de los patrones, estímulos y reforzamientos educativos y de crianza que recibió durante su infancia y adolescencia. O sea, Ibarra o Rajoy deben lo que son, igual que todos nosotros, al contexto de socialización en el que crecieron. Esto es, si cualquiera de nosotros se hubiera criado en el mismo entorno y recibido, por tanto, los mismos patrones, estímulos y reforzamientos educativos-afectivos que Ibarra o Rajoy; ahora seríamos personas muy parecidas, en cuanto a nivel formativo, hábitos y costumbres, a Ibarra o Rajoy.
Además, este entorno de crianza afianza y refuerza unos valores sobre otros; Qué demuestra, desvela y evidencia nuestra clase política, esa "aristocracia obrera" (pues no otra cosa que asalariados del erario público son) con su inmenso interés en establecerse altas remuneraciones. Sencillamente que en sus entornos de crianza, además de haberse reforzado adecuados hábitos de estudio, de comportamiento, de esfuerzo, etc... que les han posibilitado abrirse con más facilidad un hueco en el mercado laboral, en este caso como políticos; también descubren que estos entornos y ámbitos de crianza han reforzado en nuestra clase política unas creencias más sólidas sobre el tener que sobre el ser. De ahí la importancia que dan a los aspectos pecuniarios.
Recomiendo desde aquí, a nuestra clase política, la lectura atenta de dos autores, esto es a Frederic B. Skinner y a Jean Piaget. Del primero es ilustrativo su libro titulado "Más allá de la libertad y la dignidad" y del segundo todo lo relativo a su epistemología genética.
No obstante lo paradójico, aunque para algunos como yo no lo sea tanto, es que la ciudadanía no da mucha importancia a las remuneraciones de los políticos, pues esta está más interesada en la funcionalidad práctica de estos, en que hagan lo que tienen que hacer; y si ello ha de reforzarse, pues así la clase política con sus conductas parece exigirlo y demandarlo, con dinero más que con afecto, pues el ciudadano termina dándoles a los políticos los que esto más parecen necesitar. No siendo ajena esta ciudadanía, en relación a la clase política, al conocimiento que se extrae del dicho que expresa que el deseo de poder (de prebendas, de honores, de cargos, ...) no radica ni se sustenta en la fuerza, sino en la debilidad.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres).
Esto sorprende, más cuando es conocido sobradamente que uno llega a ser lo que es por razón de los patrones, estímulos y reforzamientos educativos y de crianza que recibió durante su infancia y adolescencia. O sea, Ibarra o Rajoy deben lo que son, igual que todos nosotros, al contexto de socialización en el que crecieron. Esto es, si cualquiera de nosotros se hubiera criado en el mismo entorno y recibido, por tanto, los mismos patrones, estímulos y reforzamientos educativos-afectivos que Ibarra o Rajoy; ahora seríamos personas muy parecidas, en cuanto a nivel formativo, hábitos y costumbres, a Ibarra o Rajoy.
Además, este entorno de crianza afianza y refuerza unos valores sobre otros; Qué demuestra, desvela y evidencia nuestra clase política, esa "aristocracia obrera" (pues no otra cosa que asalariados del erario público son) con su inmenso interés en establecerse altas remuneraciones. Sencillamente que en sus entornos de crianza, además de haberse reforzado adecuados hábitos de estudio, de comportamiento, de esfuerzo, etc... que les han posibilitado abrirse con más facilidad un hueco en el mercado laboral, en este caso como políticos; también descubren que estos entornos y ámbitos de crianza han reforzado en nuestra clase política unas creencias más sólidas sobre el tener que sobre el ser. De ahí la importancia que dan a los aspectos pecuniarios.
Recomiendo desde aquí, a nuestra clase política, la lectura atenta de dos autores, esto es a Frederic B. Skinner y a Jean Piaget. Del primero es ilustrativo su libro titulado "Más allá de la libertad y la dignidad" y del segundo todo lo relativo a su epistemología genética.
No obstante lo paradójico, aunque para algunos como yo no lo sea tanto, es que la ciudadanía no da mucha importancia a las remuneraciones de los políticos, pues esta está más interesada en la funcionalidad práctica de estos, en que hagan lo que tienen que hacer; y si ello ha de reforzarse, pues así la clase política con sus conductas parece exigirlo y demandarlo, con dinero más que con afecto, pues el ciudadano termina dándoles a los políticos los que esto más parecen necesitar. No siendo ajena esta ciudadanía, en relación a la clase política, al conocimiento que se extrae del dicho que expresa que el deseo de poder (de prebendas, de honores, de cargos, ...) no radica ni se sustenta en la fuerza, sino en la debilidad.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres).
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