En homenaje a Gila, a los teléfonos y a los relatos de humor político sin acritud.
Durante el día hizo un sol de justicia y un calor tórrido. Ello animó a la gente a salir a la calle cuando empezó a avanzar la noche en busca de algo de fresco y también de algún refrigerio. Aprovechando que la localidad está en ferias, el lugar más frecuentado para llevar a cabo este esparcimiento, tras la pesquisa del biruji, es el recinto del ferial que, a esa hora, estaba ya lleno.
En una de las casetas, concretamente en la del EOSP, en la zona más alejada de su acceso principal se desarrolla una conversación entre tres relevantes paladines.
- Llamamos ya Paquefu
- Espérate un poco Paquemu, no seas tan impaciente y habla un poco más bajo; discreción y mesura ante todo.
- Y que le vamos a preguntar Paquefu, no hay que dar la impresión de que andamos ofuscados y confusos.
- Nos va a dar igual R&R, posee la tecnología de las pelucas microchipeadas autopoieticas; así que sobradamente conoce nuestra situación.
- Venga, llamémosle ya Paquefu.
- Esta bien Paquemu, marca el número y cuando se ponga me lo pasas.
Al otro lado de la Lusitania suena un teléfono...
- Dígame, Javier al aparato.
- Buenas noches, soy Paquemu, perdoneme por llamarle a estas horas, pero es una cuestión de cierta relevancia e interés y, por otra parte, los plazos se nos echan encima. No se retire del aparato que le van a hablar.
- Buenas noches Javier, soy Paquefu y nos hemos enterado que tiene Usted una consultoría, una maieutiké socrática que atiende situaciones embarazosas y delicadas las 24 horas del día.
- Así es amigo Paquefu, porque me permitirá Usted llamarle amigo.
- Por supuesto Javier, sin lugar a dudas.
- Pues a su entera disposición amigo Paquefu, dígame pues en que puedo ayudarle.
- Usted ya sabe a que nos dedicamos, pues es un agudo analista político; la cuestión, la dificultad, lo embarazoso, por llamarlo de alguna manera, la encontramos en el ámbito de las simpatías de aquellos entornos en los que nos movemos, simpatías que en estos momentos no nos cotizan al alza. Y, conociendo esta certeza, quisiéramos atajarla y contrarrestarla con sus consejos.
- Si me permite hablar con sinceridad amigo Paquefu, he de decirle que la realidad, en este caso concreto, la tenemos bastante cuesta abajo y descendiendo sin frenos. Me explico. Ya conoce Usted el método ZP de análisis de la realidad, se basa en la percepción, en la sensación ciudadana que sobre los aconteceres se tiene. No hace falta manejar muchos datos, pues es un método sencillo que se basa en la inteligencia emocional, en las impresiones; en valorar lo no verbal, lo actitudinal e incluso el cómo se dicen las cosas más que aquello que se dice. Es un método infalible y, evaluados con él, pues se llega a la misma conclusión que Ustedes mismos ya intuyen: sus simpatías, en estos momentos, les cotizan a la baja.
- Pero algo se podrá hacer Javier, de alguna forma podremos invertir el proceso; nosotros pensamos que aún no ha llegado el momento de retirarnos, queremos ser tan longevos en la faena como Antoñete.
- Difícil lo tenéis y muchos cambios tenéis que introducir en vuestras prácticas. La primera transformaros en valedores de esa tesis, de esa apuesta decidida de la ponencia marco del 37 Congreso federal del PSOE que literalmente dice: "La mejora constante de nuestra democracia interna es la mejor salvaguarda de nuestra eficacia política, la forma más eficaz de contar con las mejores ideas y las personas más adecuadas". Para ello, además, deberíais liderar las ansias de cambio que con fuerza -la fuerza del cambio- tiene la ciudadanía y vuestros propios militantes en el EOSP.
- Sigue, sigue hablando Javier que R&R y Paquemu están tomando buena nota.
- Estimado amigo Paquefu, te digo también que no estaría nada mal que regularais los mecanismos y las garantías para que la participación interna se diera con mayores garantías; por ejemplo, ofrecer los recursos del partido -al menos una mesa, un teléfono, un equipo informático conectado a la red- a aquellos que desearan conformar alternativas y abrir nuevos cauces a la participación de la militancia. Pues sin medios no hay libertad, sin medios la participación democrática es una entelequia. Se trata un poco de compensar, pues vosotros tenéis todos los medios que para reproduciros en el poder -permítaseme esta expresión técnica/filosófica- acompañan a los cargos que ocupáis. Por otra parte no debéis demonizar la discrepancia, esta debe de entrar dentro de la normalidad democrática; es más, tenéis que liderar incluso esa discrepancia, pues cada afiliado de la organización ha de poder aportar la riqueza de la reflexión que nace de su propia experiencia de militancia política. Conviene por tanto analizar y poner remedio a esos miedos de la militancia a expresarse en libertad, esos miedos que la hacen hablar muchas veces, demasiadas veces, desde el anonimato y la ocultación.
- Creo que nos va a ser muy difícil cambiar los hábitos que hemos adquirido durante tantas décadas, a ti que te parece.
- Mira amigo Paquefu, tengo aquí a mi lado a un amigo que ha venido a visitarme y al que le voy a pasar tu llamada para que te explique esta cuestión que planteas, pues él es un experto en esa materia que señalas y ha teorizado mucho sobre la misma, es uno de sus temas; se trata de José, de José Ortega y Gasset al que seguramente conocerás aunque sea de oídas. Te parece bien amigo Paquefu.
- Si puede aportar algo en este asunto que nos pueda hacer cambiar de verdad verdadera, pues adelante, pásame con él Javier.
- Buenas noches señor Paquefu, soy José Ortega y Gasset.
- Buenas noches don José, encantado de hablar con Usted es todo un placer escuchar sus siempre sabios criterios y sensatas opiniones. Esclarezcame pues aquellas cuestiones que Usted crea conveniente que debamos saber para salir airosos de este atolladero, de este complejo dilema.
- Présteme atención señor Paquefu, pues han de conocer Ustedes algo de los intríngulis de los acaeceres. Esto es una especie de teorización que avala y justifica las nítidas recomendaciones prácticas que Javier les ha planteado. Asimismo también testimonia y respalda otros criterios parecidos a los que les ha aportado Javier y que se defienden con versada maestría en ese blog que Usted conoce y al que se le apellida de la Opinión Transparente.
- Diga Usted don José, le atiendo sin parpadear.
- Ha de saber señor Paquefu que, como así hago constar en mi libro ¿Qué es filosofía?, la unidad de un tiempo histórico abarca tres edades distintas. En él vive un muchacho/a, un hombre/mujer madura y un anciano/a. Todos somos contemporáneos, vivimos en el mismo tiempo y atmósfera, pero contribuimos a formarlos en modo diferente. Sólo se coincide con los coetáneos. Los contemporáneos no son coetáneos; urge distinguir en la historia entre coetaneidad y contemporaneidad. Alojados en un mismo tiempo externo y cronológico conviven tres tiempos vitales distintos. Esto es lo que suelo llamar anacronismo esencial de la historia. Merced a ese desequilibrio interior se mueve, cambia, rueda fluye.
- Pero don José, no habría forma de sin ser coetáneos de la generación que en estos momentos le corresponde por edad liderar el mundo, tener alguna posibilidad de evitar nuestro retiro.
- También digo, señor Paquefu, en el libro que le reseño, que tal vez, un día festival mezcla a estos tres tiempos vitales; pero a la hora de vivir la existencia normal, la caótica fusión se disgrega en estos tres grupos verdaderamente orgánicos. El descubrimiento de que estamos fatalmente adscritos a un cierto grupo de edad y a un estilo de vida es una de las experiencias que, antes o después, toda persona sensible llega a hacer. Una generación es una moda integral de existencia que se fija indeleble sobre el individuo.
- Don José, no me diga eso, no nos lo ponga tan crudo; pero de verdad no hay forma de...
- Esta fatalidad, como todas, tiene algunos poros por donde ciertos individuos genialmente dotados saben evadirse. Hay quien conserva hasta la senectud un poder de plasticidad inexhausto, una juventud perdurable que le permite renacer y reformarse dos y aún tres veces en la vida. Personas así suelen tener el carácter de precursores, y la nueva generación presiente en ellos un hermano mayor de advenimiento prematuro. Pero estos casos pertenecen al orden de las excepciones, que, en el biológico, más que en ningún otro reino, confirma la regla. Cuando vuestra alma sienta un fenómeno medianamente característico de vuestra época como algo que le queda externo o indescifrable, es que algo en vosotros quiere envejecer.
- La verdad es que muchas cosas de estas modernas se me escapan, incluso cuando se me pregunta suelo, en ocasiones, evidenciar excesivamente ese envejecer del que Usted habla; así ocurrió cuando me preguntaron los periodistas sobre los Congresos, concretamente se me inquirió lo siguiente ¿y por qué no usted como candidato? Mi respuesta fue sincera, dije: "ni me siento capacitado, ni represento a la nueva Extremadura, yo soy de la quinta de Juan Carlos".
- Hay en todo organismos -individual o social- una tendencia a desasirse del presente, que es siempre innovación, y recaer por inercia en lo pasado y habitual, hay una tendencia a hacerse un poco arcaico...
- Siga, siga, por lo que más quiera don José.
- Quiere esto decir, señor Paquefu, que en vez de abandonarnos a esa fatalidad que nos aprisiona en una generación, es preciso reobrar contra ella renovándose en el modo juvenil de la vida que sobreviene. No se olvide que es característico de todo lo vital la contaminación. Se contagia la enfermedad, pero también la salud; se contagia el vicio, pero también la virtud; se contagia la vejez, pero también la mocedad.
- Entonces...
- Pues... El que envejece pronto es porque quiere, mejor dicho, porque no quiere vivir, porque es incapaz de esforzarse frenéticamente en vivir. Parásito de sí mismo, sin hincarse bien en el destino, el flujo del tiempo lo arrastra al pasado.
- Cree entonces que si nos esforzáramos frenéticamente sería posible...
- Puede, pero, cuando esta prolongación de la juventud es ya imposible, aún cabe decidirse bellamente por la gran generosidad y, ya que no se puede vivir la nueva vida que llega, alegrarse de que otros la vivan, querer que el porvenir sea distinto de nosotros, estar resuelto a la aventura de dejarle su novedad invasora, su juventud.
- ¡Qué otra juventud sea, ya que no puede volver la de uno!
En el Sahara se oye un adagio que dice así: "Bebe del pozo y deja tu puesto a otro". Es un lema de generación, de caravana.
Nota 1: Cualquier parecido con la realidad de esta historia es pura coincidencia.
Nota 2: Los diálogos de don José Ortega y Gasset son extractos de su libro ¿Qué es filosofía?
Durante el día hizo un sol de justicia y un calor tórrido. Ello animó a la gente a salir a la calle cuando empezó a avanzar la noche en busca de algo de fresco y también de algún refrigerio. Aprovechando que la localidad está en ferias, el lugar más frecuentado para llevar a cabo este esparcimiento, tras la pesquisa del biruji, es el recinto del ferial que, a esa hora, estaba ya lleno.
En una de las casetas, concretamente en la del EOSP, en la zona más alejada de su acceso principal se desarrolla una conversación entre tres relevantes paladines.
- Llamamos ya Paquefu
- Espérate un poco Paquemu, no seas tan impaciente y habla un poco más bajo; discreción y mesura ante todo.
- Y que le vamos a preguntar Paquefu, no hay que dar la impresión de que andamos ofuscados y confusos.
- Nos va a dar igual R&R, posee la tecnología de las pelucas microchipeadas autopoieticas; así que sobradamente conoce nuestra situación.
- Venga, llamémosle ya Paquefu.
- Esta bien Paquemu, marca el número y cuando se ponga me lo pasas.
Al otro lado de la Lusitania suena un teléfono...
- Dígame, Javier al aparato.
- Buenas noches, soy Paquemu, perdoneme por llamarle a estas horas, pero es una cuestión de cierta relevancia e interés y, por otra parte, los plazos se nos echan encima. No se retire del aparato que le van a hablar.
- Buenas noches Javier, soy Paquefu y nos hemos enterado que tiene Usted una consultoría, una maieutiké socrática que atiende situaciones embarazosas y delicadas las 24 horas del día.
- Así es amigo Paquefu, porque me permitirá Usted llamarle amigo.
- Por supuesto Javier, sin lugar a dudas.
- Pues a su entera disposición amigo Paquefu, dígame pues en que puedo ayudarle.
- Usted ya sabe a que nos dedicamos, pues es un agudo analista político; la cuestión, la dificultad, lo embarazoso, por llamarlo de alguna manera, la encontramos en el ámbito de las simpatías de aquellos entornos en los que nos movemos, simpatías que en estos momentos no nos cotizan al alza. Y, conociendo esta certeza, quisiéramos atajarla y contrarrestarla con sus consejos.
- Si me permite hablar con sinceridad amigo Paquefu, he de decirle que la realidad, en este caso concreto, la tenemos bastante cuesta abajo y descendiendo sin frenos. Me explico. Ya conoce Usted el método ZP de análisis de la realidad, se basa en la percepción, en la sensación ciudadana que sobre los aconteceres se tiene. No hace falta manejar muchos datos, pues es un método sencillo que se basa en la inteligencia emocional, en las impresiones; en valorar lo no verbal, lo actitudinal e incluso el cómo se dicen las cosas más que aquello que se dice. Es un método infalible y, evaluados con él, pues se llega a la misma conclusión que Ustedes mismos ya intuyen: sus simpatías, en estos momentos, les cotizan a la baja.
- Pero algo se podrá hacer Javier, de alguna forma podremos invertir el proceso; nosotros pensamos que aún no ha llegado el momento de retirarnos, queremos ser tan longevos en la faena como Antoñete.
- Difícil lo tenéis y muchos cambios tenéis que introducir en vuestras prácticas. La primera transformaros en valedores de esa tesis, de esa apuesta decidida de la ponencia marco del 37 Congreso federal del PSOE que literalmente dice: "La mejora constante de nuestra democracia interna es la mejor salvaguarda de nuestra eficacia política, la forma más eficaz de contar con las mejores ideas y las personas más adecuadas". Para ello, además, deberíais liderar las ansias de cambio que con fuerza -la fuerza del cambio- tiene la ciudadanía y vuestros propios militantes en el EOSP.
- Sigue, sigue hablando Javier que R&R y Paquemu están tomando buena nota.
- Estimado amigo Paquefu, te digo también que no estaría nada mal que regularais los mecanismos y las garantías para que la participación interna se diera con mayores garantías; por ejemplo, ofrecer los recursos del partido -al menos una mesa, un teléfono, un equipo informático conectado a la red- a aquellos que desearan conformar alternativas y abrir nuevos cauces a la participación de la militancia. Pues sin medios no hay libertad, sin medios la participación democrática es una entelequia. Se trata un poco de compensar, pues vosotros tenéis todos los medios que para reproduciros en el poder -permítaseme esta expresión técnica/filosófica- acompañan a los cargos que ocupáis. Por otra parte no debéis demonizar la discrepancia, esta debe de entrar dentro de la normalidad democrática; es más, tenéis que liderar incluso esa discrepancia, pues cada afiliado de la organización ha de poder aportar la riqueza de la reflexión que nace de su propia experiencia de militancia política. Conviene por tanto analizar y poner remedio a esos miedos de la militancia a expresarse en libertad, esos miedos que la hacen hablar muchas veces, demasiadas veces, desde el anonimato y la ocultación.
- Creo que nos va a ser muy difícil cambiar los hábitos que hemos adquirido durante tantas décadas, a ti que te parece.
- Mira amigo Paquefu, tengo aquí a mi lado a un amigo que ha venido a visitarme y al que le voy a pasar tu llamada para que te explique esta cuestión que planteas, pues él es un experto en esa materia que señalas y ha teorizado mucho sobre la misma, es uno de sus temas; se trata de José, de José Ortega y Gasset al que seguramente conocerás aunque sea de oídas. Te parece bien amigo Paquefu.
- Si puede aportar algo en este asunto que nos pueda hacer cambiar de verdad verdadera, pues adelante, pásame con él Javier.
- Buenas noches señor Paquefu, soy José Ortega y Gasset.
- Buenas noches don José, encantado de hablar con Usted es todo un placer escuchar sus siempre sabios criterios y sensatas opiniones. Esclarezcame pues aquellas cuestiones que Usted crea conveniente que debamos saber para salir airosos de este atolladero, de este complejo dilema.
- Présteme atención señor Paquefu, pues han de conocer Ustedes algo de los intríngulis de los acaeceres. Esto es una especie de teorización que avala y justifica las nítidas recomendaciones prácticas que Javier les ha planteado. Asimismo también testimonia y respalda otros criterios parecidos a los que les ha aportado Javier y que se defienden con versada maestría en ese blog que Usted conoce y al que se le apellida de la Opinión Transparente.
- Diga Usted don José, le atiendo sin parpadear.
- Ha de saber señor Paquefu que, como así hago constar en mi libro ¿Qué es filosofía?, la unidad de un tiempo histórico abarca tres edades distintas. En él vive un muchacho/a, un hombre/mujer madura y un anciano/a. Todos somos contemporáneos, vivimos en el mismo tiempo y atmósfera, pero contribuimos a formarlos en modo diferente. Sólo se coincide con los coetáneos. Los contemporáneos no son coetáneos; urge distinguir en la historia entre coetaneidad y contemporaneidad. Alojados en un mismo tiempo externo y cronológico conviven tres tiempos vitales distintos. Esto es lo que suelo llamar anacronismo esencial de la historia. Merced a ese desequilibrio interior se mueve, cambia, rueda fluye.
- Pero don José, no habría forma de sin ser coetáneos de la generación que en estos momentos le corresponde por edad liderar el mundo, tener alguna posibilidad de evitar nuestro retiro.
- También digo, señor Paquefu, en el libro que le reseño, que tal vez, un día festival mezcla a estos tres tiempos vitales; pero a la hora de vivir la existencia normal, la caótica fusión se disgrega en estos tres grupos verdaderamente orgánicos. El descubrimiento de que estamos fatalmente adscritos a un cierto grupo de edad y a un estilo de vida es una de las experiencias que, antes o después, toda persona sensible llega a hacer. Una generación es una moda integral de existencia que se fija indeleble sobre el individuo.
- Don José, no me diga eso, no nos lo ponga tan crudo; pero de verdad no hay forma de...
- Esta fatalidad, como todas, tiene algunos poros por donde ciertos individuos genialmente dotados saben evadirse. Hay quien conserva hasta la senectud un poder de plasticidad inexhausto, una juventud perdurable que le permite renacer y reformarse dos y aún tres veces en la vida. Personas así suelen tener el carácter de precursores, y la nueva generación presiente en ellos un hermano mayor de advenimiento prematuro. Pero estos casos pertenecen al orden de las excepciones, que, en el biológico, más que en ningún otro reino, confirma la regla. Cuando vuestra alma sienta un fenómeno medianamente característico de vuestra época como algo que le queda externo o indescifrable, es que algo en vosotros quiere envejecer.
- La verdad es que muchas cosas de estas modernas se me escapan, incluso cuando se me pregunta suelo, en ocasiones, evidenciar excesivamente ese envejecer del que Usted habla; así ocurrió cuando me preguntaron los periodistas sobre los Congresos, concretamente se me inquirió lo siguiente ¿y por qué no usted como candidato? Mi respuesta fue sincera, dije: "ni me siento capacitado, ni represento a la nueva Extremadura, yo soy de la quinta de Juan Carlos".
- Hay en todo organismos -individual o social- una tendencia a desasirse del presente, que es siempre innovación, y recaer por inercia en lo pasado y habitual, hay una tendencia a hacerse un poco arcaico...
- Siga, siga, por lo que más quiera don José.
- Quiere esto decir, señor Paquefu, que en vez de abandonarnos a esa fatalidad que nos aprisiona en una generación, es preciso reobrar contra ella renovándose en el modo juvenil de la vida que sobreviene. No se olvide que es característico de todo lo vital la contaminación. Se contagia la enfermedad, pero también la salud; se contagia el vicio, pero también la virtud; se contagia la vejez, pero también la mocedad.
- Entonces...
- Pues... El que envejece pronto es porque quiere, mejor dicho, porque no quiere vivir, porque es incapaz de esforzarse frenéticamente en vivir. Parásito de sí mismo, sin hincarse bien en el destino, el flujo del tiempo lo arrastra al pasado.
- Cree entonces que si nos esforzáramos frenéticamente sería posible...
- Puede, pero, cuando esta prolongación de la juventud es ya imposible, aún cabe decidirse bellamente por la gran generosidad y, ya que no se puede vivir la nueva vida que llega, alegrarse de que otros la vivan, querer que el porvenir sea distinto de nosotros, estar resuelto a la aventura de dejarle su novedad invasora, su juventud.
- ¡Qué otra juventud sea, ya que no puede volver la de uno!
En el Sahara se oye un adagio que dice así: "Bebe del pozo y deja tu puesto a otro". Es un lema de generación, de caravana.
Nota 1: Cualquier parecido con la realidad de esta historia es pura coincidencia.
Nota 2: Los diálogos de don José Ortega y Gasset son extractos de su libro ¿Qué es filosofía?
A Paquefu habrá que seguir invitandolo a que deje paso, porque sino igual que Fraga que con 85 años sigue en el Senado. Pero por lo menos es el primero en llegar todas la mañanas ¿Cuándo va Paquefu al Senado con todos los quehaceres que tiene por estos lares?
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato.
Docto amigo Javier,
ResponderEliminarMe quito el sombrero ante tu inspiración y capacidad de creación en el entorno que nos ocupa, la renovación. Ojala que este relato llegue a más de uno y que su lectura les haga recapacitar.
Desde luego que nos vino bien el encuentro.
Un saludo
Querido Javier, si alguna vez logro madurar, quiero parecerme a ti.
ResponderEliminarBuenos dias Javier:
ResponderEliminarEl relato es cachondisimo, es la pura realidad pero permiteme que te haga un simil:
Del Paquefu es necesario sacar todas las claves y el intringulis interno de EOSP, del otro nada.
Mira querido Javier decia San Pedro que los hombres piden los favores de rodillas y los olvidan de espaldas, ¿cuantos de los detractores y pedidores de la cabeza de Paquefu no han pasado por el confesionario pidiendo una prebenda?, cuando la prebenda no colma las aspiraciones y la retirada de Oliva virgen se ha consumado se desata el grito de "a por ellos, oe, a por ellos oe.....
¿Que piensa el Palito de todo esto?
Una gozada el relato y un fuerte abrazo.
Hola amig@s Rojo, Docto Doctor Paco Centeno, Malo Malísimo y Rosa Roja:
ResponderEliminarAgradezco vuestros halagos que me animan a seguir escribiendo.
Prometo a Rosa Roja escribir un relato en el que aparezca San Pedro con una moviola rememorando las peticiones de prebendas en el confesionario de Paquefu.
También se reseñará el enfado de los superiores de San Pedro, cuando visualicen las imágenes de la moviola, con Paquefu por lo mal repartidas de las prebendas e incluso por la doble tabla de medir de aquellos a los que estas le parecen escasas y que cuando no colman sus aspiraciones, y la retirada de Oliva virgen se consuma, se desata el grito de "a por ellos, oe, a por ellos oe.....
Rosa Roja, sigue siendo como eres, un joven de 63 años de espíritu y mirada clara. La renovación o es de corazón limpio y buenas artes o no será.
Saludotes y abrazotes a para tod@s de vuestro incondicional amigo Javier Caso Iglesias.