Dice la Ley 30 que el gobierno es un instrumento al servicio del pueblo soberano y su objetivo es el de hacer funcionar a la administración.
Ese es el objetivo que en más ocasiones los políticos pierden de vista, su función primordial. Desgraciadamente la olvidan pronto y optan por lo más fácil, hacer sincretismo con la administración, convirtiéndose en su cabeza de turco.
En infinidad de veces he trasladado a los responsables políticos e institucionales la necesidad de evaluar, de evaluar permanentemente si la administración cumple sus objetivos o no; y, además, hacer esta evaluación abierta a la ciudadanía, que la ciudadanía se exprese sin tapujos.
Una vez se ha evaluado y se han detectado los problemas se ha de actuar sin vacilaciones. Sea con el funcionario de la enseñanza, sea con el de justicia, el de sanidad, el de la administración, o sea con el alto cargo que también debe de ser evaluado, pues es el que marca la tendencia y se erige como referente.
La administración se debe de marcar objetivos, los responsables políticos e institucionales deben de marcar objetivos y reforzar y premiar a aquellos funcionarios que cumplen con ellos y penalizar a aquellos otros que no los alcancen o entorpezcan la consecución de los logros. Por ello lo de evaluar bien, teniendo mucho cuidado con los típicos "tirachaquetas" que en todos los niveles suelen proliferar y que con su actitud "peloteril" pretenden zafarse de todo tipo de evaluación objetiva.
Hay que evaluar, por tanto, de arriba a abajo y de abajo a arriba en función de objetivos. Ser flexibles en las metodologías, pero muy exigentes en el logro de los objetivos. Aquí podemos aplicar la máxima china: Nos debe de dar igual si el gato es blanco o negro, la cuestión es que cace ratones.
por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Ese es el objetivo que en más ocasiones los políticos pierden de vista, su función primordial. Desgraciadamente la olvidan pronto y optan por lo más fácil, hacer sincretismo con la administración, convirtiéndose en su cabeza de turco.
En infinidad de veces he trasladado a los responsables políticos e institucionales la necesidad de evaluar, de evaluar permanentemente si la administración cumple sus objetivos o no; y, además, hacer esta evaluación abierta a la ciudadanía, que la ciudadanía se exprese sin tapujos.
Una vez se ha evaluado y se han detectado los problemas se ha de actuar sin vacilaciones. Sea con el funcionario de la enseñanza, sea con el de justicia, el de sanidad, el de la administración, o sea con el alto cargo que también debe de ser evaluado, pues es el que marca la tendencia y se erige como referente.
La administración se debe de marcar objetivos, los responsables políticos e institucionales deben de marcar objetivos y reforzar y premiar a aquellos funcionarios que cumplen con ellos y penalizar a aquellos otros que no los alcancen o entorpezcan la consecución de los logros. Por ello lo de evaluar bien, teniendo mucho cuidado con los típicos "tirachaquetas" que en todos los niveles suelen proliferar y que con su actitud "peloteril" pretenden zafarse de todo tipo de evaluación objetiva.
Hay que evaluar, por tanto, de arriba a abajo y de abajo a arriba en función de objetivos. Ser flexibles en las metodologías, pero muy exigentes en el logro de los objetivos. Aquí podemos aplicar la máxima china: Nos debe de dar igual si el gato es blanco o negro, la cuestión es que cace ratones.
por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
No hay comentarios:
Publicar un comentario