Me alegra y mucho este nuevo resurgir político de Javier Agorreta Blázquez, como he dicho en alguna que otra ocasión, a Javier Agorreta se le echaba en falta. Como se puede comprobar en el artículo suyo que me propongo comentar “El hundimiento de IU”, su análisis es profundo y certero en muchísimas de las cuestiones que plantea. No en vano fue calificado como uno de los diputados con mejor oratoria de la I legislatura de la Asamblea de Extremadura.
Entrando en el detalle sobre el contenido del artículo que escribe Javier Agorreta, he de subrayar las dos cuestiones con las que más me identifico y que se sitúan en la base del hundimiento sin paliativos de IU como referente político en Extremadura y, posiblemente, en España.
1.- En Izquierda Unida de Extremadura “parece que los que tienen que hacer crítica, autocrítica y cambios son todas esas miles y miles de personas que han optado por el PSOE, Los Verdes o el PCPE, por el voto blanco o nulo o por no votar, aunque sean cuantitativa y cualitativamente mucho más que los votantes y muchísimo más que los militantes de IU”.
2.- “Lo lamentable es que no parece que exista hoy en día ningún interés por parte de nadie de IU en dejarse de garambainas intestinas, conectarse y comunicarse con los sectores de izquierdas transformadoras, ligarse con sus aspiraciones, necesidades y demandas sociales y lanzar iniciativas que supongan otra política y otra forma de hacer política muy distinta y distante de la llevada a cabo”.
Desde mi punto de vista, Izquierda Unida en Extremadura actualmente está en la UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva) por haber abandonado los principios dialécticos que la caracterizaron; por haber abandonado la pluralidad que era su seña de identidad; por no haber sabido educar a sus bases en la tolerancia y el respeto a lo diverso; por haberse instalado en la crítica descalificadora, cainita y dañina, tanto en lo interno como en lo externo; por no haber sabido dejar la impronta, e incluso liderar, las políticas de los gobiernos que estaban a su alcance; por haber sido inflexibles en las formas e huidizos con los principios; por haber rehuido las responsabilidades y los mandatos ciudadanos; en definitiva por haber invertido y no sabido interpretar al Marx que tanto citan pero al que no comprenden y desconocen; o lo que es lo mismo, por no comprender que no hay contradicción que no disuelva el desarrollo de las fuerzas productivas como él diría.
Lo de Izquierda Unida ha sido siempre el plañiderismo agresivo, catastrofista y violento contra todo progreso real de las fuerzas productivas, no sabiendo, no entendiendo que este progreso es una condición sine qua non para abordar el relativo a las relaciones de producción. Izquierda Unida ha apostado por una sociedad subsidiada y no por una sociedad productiva y participativa, en la cual las relaciones de producción se fueran adecuando al grado de desarrollo de esas capacidades creadoras; como así ha acontecido siempre a lo largo de la historia.
Izquierda Unida ha quedado como defensora de grupos marginales, el lumpen proletariado que se ha llamado siempre, que viven muy bien y gozosamente al margen del sistema productivo y de las migajas que este reparte, como subsidios y rentas básicas. Pero nada de nada en cuanto a representar a los trabajadores, o a los jóvenes carentes de trabajo o de vivienda, o a los estudiantes y profesionales del sistema educativo que desean y propugnan reformas en el mismo, etc, etc, etc... Todos estos colectivos votan al PSOE ¿No os habéis preguntado por que se da esta evidencia? ¿No será por que consideren al PSOE, a pesar de sus deficiencias y limitaciones, un instrumento mejor para dar satisfacción a sus demandas ciudadanas?
Esto que digo lo conozco de primera mano y por experiencia propia, pues no hace mucho estaba perdido yo mismo por ese tipo de andurriales ideológicos marginales y antagónicos a cualquier tipo de principio transformador que se precie.
Esto que digo no lo aporto desde el desprecio o la desconsideración hacia los miembros, afiliados, simpatizantes o votantes de Izquierda Unida; sino simplemente lo expreso al objeto de contribuir a la necesaria reflexión interna que esa organización ha de llevar a cabo si quiere estar a la altura que los actuales tiempos demandan. Les recomiendo para ello también a los amigos de Izquierda Unida una lectura reposada y relajada de Vigotsky, un eminente marxista, que entendía a las estructuras organizativas y productivas de igual forma que el lenguaje, como instrumentos al servicio del desarrollo del ser humano; y no como fines en sí mismo.
No hagamos más deméritos que avergüencen y abochornen al pobre Marx allí donde se encuentre; pobre Marx que, para marcar distancias de aquellos que en su propio nombre como marxistas lo tergiversaban, ya en vida tuvo que acuñar aquella frase que decía “lo único que se es que yo no soy marxista”, o aquella otra tan explícita de “sembré dragones y recogí pulgas”.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Entrando en el detalle sobre el contenido del artículo que escribe Javier Agorreta, he de subrayar las dos cuestiones con las que más me identifico y que se sitúan en la base del hundimiento sin paliativos de IU como referente político en Extremadura y, posiblemente, en España.
1.- En Izquierda Unida de Extremadura “parece que los que tienen que hacer crítica, autocrítica y cambios son todas esas miles y miles de personas que han optado por el PSOE, Los Verdes o el PCPE, por el voto blanco o nulo o por no votar, aunque sean cuantitativa y cualitativamente mucho más que los votantes y muchísimo más que los militantes de IU”.
2.- “Lo lamentable es que no parece que exista hoy en día ningún interés por parte de nadie de IU en dejarse de garambainas intestinas, conectarse y comunicarse con los sectores de izquierdas transformadoras, ligarse con sus aspiraciones, necesidades y demandas sociales y lanzar iniciativas que supongan otra política y otra forma de hacer política muy distinta y distante de la llevada a cabo”.
Desde mi punto de vista, Izquierda Unida en Extremadura actualmente está en la UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva) por haber abandonado los principios dialécticos que la caracterizaron; por haber abandonado la pluralidad que era su seña de identidad; por no haber sabido educar a sus bases en la tolerancia y el respeto a lo diverso; por haberse instalado en la crítica descalificadora, cainita y dañina, tanto en lo interno como en lo externo; por no haber sabido dejar la impronta, e incluso liderar, las políticas de los gobiernos que estaban a su alcance; por haber sido inflexibles en las formas e huidizos con los principios; por haber rehuido las responsabilidades y los mandatos ciudadanos; en definitiva por haber invertido y no sabido interpretar al Marx que tanto citan pero al que no comprenden y desconocen; o lo que es lo mismo, por no comprender que no hay contradicción que no disuelva el desarrollo de las fuerzas productivas como él diría.
Lo de Izquierda Unida ha sido siempre el plañiderismo agresivo, catastrofista y violento contra todo progreso real de las fuerzas productivas, no sabiendo, no entendiendo que este progreso es una condición sine qua non para abordar el relativo a las relaciones de producción. Izquierda Unida ha apostado por una sociedad subsidiada y no por una sociedad productiva y participativa, en la cual las relaciones de producción se fueran adecuando al grado de desarrollo de esas capacidades creadoras; como así ha acontecido siempre a lo largo de la historia.
Izquierda Unida ha quedado como defensora de grupos marginales, el lumpen proletariado que se ha llamado siempre, que viven muy bien y gozosamente al margen del sistema productivo y de las migajas que este reparte, como subsidios y rentas básicas. Pero nada de nada en cuanto a representar a los trabajadores, o a los jóvenes carentes de trabajo o de vivienda, o a los estudiantes y profesionales del sistema educativo que desean y propugnan reformas en el mismo, etc, etc, etc... Todos estos colectivos votan al PSOE ¿No os habéis preguntado por que se da esta evidencia? ¿No será por que consideren al PSOE, a pesar de sus deficiencias y limitaciones, un instrumento mejor para dar satisfacción a sus demandas ciudadanas?
Esto que digo lo conozco de primera mano y por experiencia propia, pues no hace mucho estaba perdido yo mismo por ese tipo de andurriales ideológicos marginales y antagónicos a cualquier tipo de principio transformador que se precie.
Esto que digo no lo aporto desde el desprecio o la desconsideración hacia los miembros, afiliados, simpatizantes o votantes de Izquierda Unida; sino simplemente lo expreso al objeto de contribuir a la necesaria reflexión interna que esa organización ha de llevar a cabo si quiere estar a la altura que los actuales tiempos demandan. Les recomiendo para ello también a los amigos de Izquierda Unida una lectura reposada y relajada de Vigotsky, un eminente marxista, que entendía a las estructuras organizativas y productivas de igual forma que el lenguaje, como instrumentos al servicio del desarrollo del ser humano; y no como fines en sí mismo.
No hagamos más deméritos que avergüencen y abochornen al pobre Marx allí donde se encuentre; pobre Marx que, para marcar distancias de aquellos que en su propio nombre como marxistas lo tergiversaban, ya en vida tuvo que acuñar aquella frase que decía “lo único que se es que yo no soy marxista”, o aquella otra tan explícita de “sembré dragones y recogí pulgas”.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
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