Como ciudadano de a pie me resulta bastante difícil entender el permanente fracaso que han cosechado los diferentes gobiernos que se han sucedido al frente del estado español, hayan sido estos de un signo político u otro, en un tema como la enseñanza. Ocurriendo esto no solamente a nivel estatal, sino también en el ámbito autonómico donde las evidencias son las mismas, indistintamente que unas Comunidades Autónomas sean gobernadas por el PSOE, otras por el PP y las restantes por tripartitos en los que participa IU.
Pues resulta que, mientras que en países de nuestro entorno europeo como Alemania, Noruega o Finlandia el fracaso escolar no existe, todo su alumnado finaliza sus estudios obligatorios. Siendo incluso la tasa de repetidores -el 3%- insignificante; en nuestro país, gobierne quien gobierne, nos encontramos con unas cifras antagónicas a las reseñadas en ese entorno europeo, esto es, somos el cuarto país de la OCDE con mayor tasa de abandono escolar, tres de cada diez alumnos españoles no concluyen la ESO, el 50% de la población no cuenta con este título, el 29% de los estudiantes han repetido algún curso, ...
Nos podemos preguntar que es lo que falla si, por otra parte contamos con profesionales de la enseñanza altamente cualificados, con un gasto público similar a la media europea y con unos alumnos con un Cociente Intelectual que nada tiene que envidiar al de nuestros vecinos europeos.
Desde mi punto de vista la diferencia entre los sistemas educativos que fracasan con respecto a los que no, está en la instrucción sobre hábitos diarios de estudio; pues como dicen mis hijas, el aprendizaje no tiene ciencia es solo insistencia. Me explico, en aquellos entornos familiares donde se establecen hábitos diarios de estudio, donde el adquirir conocimientos, leer, desempeñar un buen papel en clase por parte del alumno cuando el profesor pregunte, obtener buenos resultados académicos, llevar las tareas escolares al día, estudiar y escribir periódica y permanentemente, etc..., son valores, normas y acciones importantes y significativas con las que la familia está comprometida e identificada, el fracaso escolar no existe. Esta evidencia es algo que se puede comprobar estadísticamente.
Por tanto, los ámbitos político e institucional han de preocuparse, y mucho, en legislar al objeto de cualificar a los padres como buenos instructores y establecedores de adecuados hábitos y patrones de crianza en sus hijos. Han de legislar además para que puedan compatibilizar su trabajo con la necesaria dedicación a esos hijos; Mi opinión es que un padre o una madre que tienen que pluriemplearse para poder llegar a final de mes en esta jungla temporalizada y precarizada de contratos basura que es el mercado laboral que padecemos, difícilmente puede en la actualidad desempeñar adecuadamente su papel de progenitor eficiente que la sociedad demanda.
En razón a ello y acogiéndome al artículo 25 del Estatuto de Autonomía de Extremadura, que regula el derecho de petición individual a la Asamblea de Extremadura, hago llegar al Presidente de esa institución, así como a cuantos diputados la componen, la presente petición, pues así ha de entenderse, al objeto de que se debata en la misma y se tomen cuantas medidas oportunas se consideren convenientes para que a la mayor brevedad posible nuestra sociedad alcance los niveles europeos de logro escolar.
En Plasencia a 30 de marzo de 2007
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Nota: Petición acogida al art. 25 del Estatuto de Autonomía de Extremadura, que regula el derecho de petición individual a la Asamblea regional.
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