Guillermo Fernández Vara, Candidato PSOE a la Junta de Extremadura |
Siempre ha suscitado mi curiosidad lo activos que los seres humanos somos, tanto en el plano físico como en el cognoscitivo; basta, para dar prueba de ello, que echemos una mirada sobre nosotros mismos.
Al objeto de explicar esta conducta tan propia de la vida humana, siempre es bienvenida la ayuda de ese magnífico intelectual que fue Jean Piaget (1896-1980), y al que desde aquí recordamos y rendimos homenaje.
Nos dice Piaget que las acciones de los individuos surgen cuando se produce un desequilibrio entre sus propósitos y la situación en la que se encuentran, y es, mediante sus acciones, como el sujeto tenderá a establecer de nuevo el equilibrio y lograr una nueva adaptación al mundo que le rodea.
Es obvio que este proceso de llevar a cabo acciones para alcanzar una mejor adaptación, en un mundo cada día más globalizado, precarizado y cambiante, hemos de llevarlas a cabo, por ineludible necesidad -como así nos enseñó Piaget-, de una forma constante y permanente; y dado que los seres humanos acomodamos asimilando, pues incorporamos los nuevos conocimientos a partir de lo que ya sabemos, es lógico que se produzcan contradicciones que con nuevas acciones hemos de resolver. Acertado estuvo Engels al decirnos que de la contradicción surge el desarrollo.
En conclusión, perdónennos aquellos a los que molestemos con el despliegue de nuestras acciones y potencialidades físico-cognoscitivas, así como debemos de saber perdonar a los que a nosotros, con las mismas en sentido inverso, algo de incordio nos generen; pues vemos que son necesarias al ser humano en su crecimiento y que por las razones aludidas se producen.
A entender lo expuesto nos puede ayudar, en cierta medida, el lúcido pensamiento de Edison sobre este tema. Edison no consideraba a los fallos, errores; ni a los errores, fallos. Simplemente decía que eran descubrimientos, necesarios, de formas de cómo no se deben de hacer las cosas. Para dar constancia de la eficacia práctica de este pensamiento, ahí está, en su biografía, las más de 10.000 formas de cómo no se deben construir bombillas eléctricas. Al final consiguió que una bombilla eléctrica diera luz de una forma estable y duradera. Si la mentalidad de Edison hubiera sido otra, al tercer o cuarto fallo en sus propósitos habría tirado la toalla y se hubiera dado por vencido.
Así que la recomendación, como quedó escrito Einstein, es insistir, insistir siempre, insistir sin cesar, pues este es el único modo de hacer avanzar los procesos. Hemos visto que Piaget le daría la razón.
Por: Javier Caso Iglesias (Plasencia).
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=29836
Al objeto de explicar esta conducta tan propia de la vida humana, siempre es bienvenida la ayuda de ese magnífico intelectual que fue Jean Piaget (1896-1980), y al que desde aquí recordamos y rendimos homenaje.
Nos dice Piaget que las acciones de los individuos surgen cuando se produce un desequilibrio entre sus propósitos y la situación en la que se encuentran, y es, mediante sus acciones, como el sujeto tenderá a establecer de nuevo el equilibrio y lograr una nueva adaptación al mundo que le rodea.
Es obvio que este proceso de llevar a cabo acciones para alcanzar una mejor adaptación, en un mundo cada día más globalizado, precarizado y cambiante, hemos de llevarlas a cabo, por ineludible necesidad -como así nos enseñó Piaget-, de una forma constante y permanente; y dado que los seres humanos acomodamos asimilando, pues incorporamos los nuevos conocimientos a partir de lo que ya sabemos, es lógico que se produzcan contradicciones que con nuevas acciones hemos de resolver. Acertado estuvo Engels al decirnos que de la contradicción surge el desarrollo.
En conclusión, perdónennos aquellos a los que molestemos con el despliegue de nuestras acciones y potencialidades físico-cognoscitivas, así como debemos de saber perdonar a los que a nosotros, con las mismas en sentido inverso, algo de incordio nos generen; pues vemos que son necesarias al ser humano en su crecimiento y que por las razones aludidas se producen.
A entender lo expuesto nos puede ayudar, en cierta medida, el lúcido pensamiento de Edison sobre este tema. Edison no consideraba a los fallos, errores; ni a los errores, fallos. Simplemente decía que eran descubrimientos, necesarios, de formas de cómo no se deben de hacer las cosas. Para dar constancia de la eficacia práctica de este pensamiento, ahí está, en su biografía, las más de 10.000 formas de cómo no se deben construir bombillas eléctricas. Al final consiguió que una bombilla eléctrica diera luz de una forma estable y duradera. Si la mentalidad de Edison hubiera sido otra, al tercer o cuarto fallo en sus propósitos habría tirado la toalla y se hubiera dado por vencido.
Así que la recomendación, como quedó escrito Einstein, es insistir, insistir siempre, insistir sin cesar, pues este es el único modo de hacer avanzar los procesos. Hemos visto que Piaget le daría la razón.
Por: Javier Caso Iglesias (Plasencia).
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=29836