martes, 5 de diciembre de 2006

Sobre el artículo "¿Qué hacer?" de Malime.

Sobre el artículo "¿Qué hacer?" de Malime.
Gramsci unía la lucha económica y política a la lucha ideológica, sin la cual hoy día es imposible que se genere un proceso organizativo consciente verdaderamente revolucionario.
Javier Caso Iglesias (Ateneo Valeriano Orobón Fernández) [15.06.2006 09:19] - 406 lecturas - 3 comentarios

Sobre el artículo "¿Qué hacer?" de Malime.

Me ha resultado bastante gratificante la lectura de la aportación que, días atrás, nos remitía Malime. Con ella, y según en la misma se expresaba, se intenta contribuir a dos objetivos, esto es:

En primer lugar nos autocritiquemos por nuestra incoherencia ideológica y organizativa que haya permitido llegar al grado de caos mundial, que amenaza todo signo de vida en el planeta.

Y en segundo lugar a que se suscite y se comprenda el interés, sin falsos idealismos, por la experiencia leninista, su teoría y su práctica desde la situación concreta del momento histórico y nacional que dio lugar a la Revolución Rusa, el proceso revolucionario popular más grande que se ha dado en la historia de los trabajadores.

Puedo manifestar, tras leer el artículo de Malime, que el doble objetivo que se proponía está sobradamente conseguido.

Voy a proceder, a continuación, a reproducir una serie de párrafos del texto que han suscitado especialmente mi atención, con esto lo que pretendo es animar a la lectura del texto completo de Malime.

Previamente voy a transcribir los tres que más me han impactado y que desvelan una visión realmente novedosa de qué debemos de atender en el futuro para generar la respuesta alternativa a este medio dominante que padecemos. Sin más preámbulos os dejo con lo más destacado del artículo de Malime "¿Qué hacer?":

...en la estructura parlamentaria capitalista, a cambio de la aceptación de la legitimidad de los partidos obreros por el capital, se hizo absolutamente ilegal usar el brazo industrial para fines políticos. Se rompió con un principio de unidad dialéctica marxista, la separación del ser productivo del ser político que es el ser humano trabajador. Y con ello la aceptación de las formas de juego político impuesto por el poder capitalista, los trabajadores desde el sindicalismo reivindicar mejoras sociales, que en nada amenazan al sistema, que incluso lo estimulan en su desarrollismo competitivo, y los partidos obreros absorbidos por el corrupto y falso juego político del Estado burgués pretendiendo perfeccionar esa maquinaria estatal...

La situación tampoco podía ser considerada mejor en los países post-capitalistas, pues Stalin degradó a los sindicatos a la condición de lo que él denominó 'correas de transmisión' de la propaganda oficial, limitando cualquier posibilidad de decisión y control en el aparato político post-capitalista, por parte de la base de la clase trabajadora. Es comprensible, entonces, teniendo en cuenta la experiencia histórica infeliz con los dos tipos principales de partido político, que no haya esperanza de rearticulación radical del movimiento socialista sin que se combine completamente el 'brazo industrial' del trabajo con su 'brazo político': lo que se hará, por un lado, confiriendo significativo poder de decisión política a los sindicatos (incentivándolos así a ser directamente políticos), y haciendo que los partidos políticos adopten una actitud desafiantemente activa en los conflictos industriales como antagonistas irreductibles del capital, asumiendo la responsabilidad por su lucha dentro y fuera del parlamento.

...todos, los "más y los menos" revolucionarios desde una interpretación objetiva del método de análisis materialista y dialéctico éramos víctimas y cómplices del imperialismo por no ser capaces de generar la respuesta alternativa a ese medio dominante. Intentaba hacerle ver que los miembros de la especie humana, somos los únicos que tenemos una capacidad de abstracción y pensamiento lo suficientemente desarrollada que nos permite modificar el medio adverso dominante cuando lo analizamos con objetividad materialista y dialéctica, pero que cuando no lo hacemos, entonces objetivamente nos adaptamos al medio, como el resto de las demás especies y vamos superviviendo desde el primitivismo animal que el medio nos permite hacerlo, empujándonos los unos contra los otros por conquistar espacios de supervivencia que terminan autodestruyéndonos.

Otros párrafos, que han suscitado mi atención del artículo de Malime "¿Qué hacer?", son los siguientes:

Rafael Rodríguez Cruz en su comentario publicado en Rebelión, dice: Paradójicamente, al morir Lenin, en junio de 1924, El Estado y la Revolución -ese libro que quizás el liderato bolchevique no leyó- se convirtió en un barómetro común para medir la fidelidad a la doctrina del socialismo. Barómetro que como hemos podido comprobar tras la caída de la URSS confirma estos comentarios. Aunque durante sus más de 70 años de vida siguiera llamándose Unión Soviética, la constitución soviética leninista basada en esa obra nunca se desarrolló en aquel atrasado país, y finalmente a propuesta de Stalin fue reemplazada el 11 de junio de 1936, por otra constitución que respondía a la práctica burocrática que se había generado; el país siguió llamándose "soviético" pero no lo era, y quedaba implícito el formalismo institucional del Estado, en el que el poder se perpetuaba en manos de la llamada clase política que era el PCUS y que era semejante al de las constituciones burguesas con su sufragio universal y su falsa división de poderes.

Si los errores son analizados con objetividad es posible aprender a corregirlos. Comprender el proceso del desarrollo revolucionario en el que era el país europeo capitalista más atrasado en el aspecto económico social, cómo aplicando una interpretación correcta de la dialéctica materialista al lugar y al momento histórico, permitió superar los innumerables condicionantes que culminación en la revolución.

Se intenta, más que desde su biografía, desde el desarrollo de su actividad política que nos aproximemos al ejemplo de vida de Lenin, su inicio, las prioridades que le condujeron a centrar su esfuerzo, cómo el desarrollo de su obra fue forjando su personalidad teórica y práctica comunista, incluso, sin renunciar a la base teórica y confianza en el protagonismo del sujeto histórico revolucionario, cómo planteó orientaciones en cada momento confiando en las masas y responsabilizando al partido cuando estas no avanzaban en su protagonismo revolucionario cuando al final el soviet no conseguía funcionar como nuevo poder del proletariado organizado como clase dominante. El optimismo inicial y el pesimismo angustioso que le embargaba al final de su obra y vida cuando veía la gravedad que atravesaba la revolución.

Pocos fueron los que interpretaron la unidad dialéctica del poder productivo y político que permita acabar con el trabajo enajenado, Lenin y Mészáros, el primero desde la teoría y práctica demostrada con la revolución, aunque no pudo desarrollarla dados los condicionantes históricos objetivos que lo impidieron: el bajo nivel de desarrollo, la inexistencia de una clase obrera en la que poder apoyarse la revolución; el segundo desde la interpretación teórica que hace del marxismo, en la obra anteriormente señalada.

Para Lenin al plantearse por donde empezar, la selección de los cuadros y su comprobación en la actividad práctica era una de las tareas más importantes que consideraba debía ejercer al partido.

Seleccionad a las personas necesarias -decía- y controlad la ejecución práctica, y el pueblo apreciará (...) ayudar a todo obrero que se distinga por su capacidad a convertirse en un agitador, organizador, propagandista... de carácter profesional... No olvidemos que los propagandistas al servicio de la burguesía son profesionales muy bien retribuidos, dedicados con total exclusividad a ese trabajo, al contrario de los que sirven al pueblo trabajador, que cuentan además con una tecnología alienadora que penetra hasta las chabolas más humildes.

...es necesario inculcar en los comunistas la intolerancia con la ambición de poder, el engreimiento y la grosería con los camaradas.

La fuerza de la clase obrera reside en la organización. Sin organización de las masas, el proletariado no es nada. Organizado, lo es todo.

Lenin consideraba como el más grave distanciamiento del pueblo, toda manifestación de burocratismo, el afán de concentrar en las propias manos el mayor poder posible, la sustitución del protagonismo de las masas por el partido, la educación de las masas con métodos de ordeno y mando, el engreimiento que objetivamente impiden que el pueblo trabajador sea el protagonista revolucionario para el cambio de sistema.

Queremos influir en las masas explotadas y alienadas, al mismo tiempo que despreciamos la capacidad de estas, la confianza en que estas podrán comprender aspectos básicos de la filosofía emancipadora, que las permita autoorganizarse en la lucha económica, social y política, e incluso, por qué no, en la lucha ideológica, Lenin veremos más adelante cómo cita la capacidad de las masas para saber si los comunistas actúan correctamente. Con su manifestación política nos dan su enseñanza ideológica.

Hoy para muchos marxistas, su gran preocupación con la que justificar su incompetencia se centra en la búsqueda del moderno "sujeto histórico". Lo hacen con la lámpara de Diógenes y por eso nunca lo encuentran, cuando lo tenemos frente a nuestras narices.

...ejercer el papel denunciador y educador de masas que cada momento demande, que las permita orientarse en el desarrollo de su protagonismo revolucionario.

...quienes, enfrascados en la lucha económica, olvidan la agitación y la propaganda política, la necesidad de organizar el movimiento obrero para la lucha del partido político, se privan, además de otras cosas, incluso de la posibilidad de organizar con firmeza y éxito la incorporación a la causa obrera de los sectores inferiores del proletariado. Hoy día, gracias al desarrollo tanto técnico y productivo como cultural y educativo, se hace imprescindible como dijo Gramsci, que la lucha ideológica vaya unida a la lucha política y económica para poder elevar la conciencia de los trabajadores y para que éstos puedan organizarse de forma alternativa.

Gramsci unía la lucha económica y política a la lucha ideológica, sin la cual hoy día es imposible que se genere un proceso organizativo consciente verdaderamente revolucionario.

Hay que ir a los obreros, para aportar a los obreros conocimientos políticos... Debemos ir a todas las clases de la población como teóricos, como propagandistas, como agitadores y como organizadores. Lenin plantea la unidad dialéctica existente entre la estructura y la superestructura concreta de cada Estado. En la actual fase oligárquica e imperialista, el análisis de la composición social y las relaciones que existen entre las clases antagónicas y las diferentes capas de la población, es una necesidad imprescindible a realizar en cada país para poder establecer una estrategia y táctica antiimperialista verdaderamente revolucionaria...

Pues bien, yo afirmo:

1) que no puede haber un movimiento revolucionario sólido sin una organización de dirigentes estable y que asegure la continuidad;

2) que cuanto más extensa sea la masa espontáneamente incorporada a la lucha, masa que constituye la base del movimiento y que participa en él, más apremiante será la necesidad de semejante organización y más sólida deberá ser ésta (ya que tanto más fácilmente podrá toda clase de demagogos arrastrar a las capas atrasadas de la masa);

3) que dicha organización debe estar formada, en lo fundamental, por hombres entregados profesionalmente a las actividades revolucionarias...

...no hay hombres porque no hay dirigentes, no hay jefes políticos, no hay talentos organizadores capaces de realizar un trabajo amplio y, a la vez, unificado y coordinado, que permita utilizar todas las fuerzas, hasta las más insignificantes.

...coincidiendo con el Manifiesto Comunista, se resalta las únicas diferencias existentes entre la masa trabajadora y los comunistas que no es otra que la del conocimiento del marxismo, que como toda filosofía con base científica no nos viene dada sino que requiere del estudio para su conocimiento.

Basta con aceptar ser marxista aunque no haya leído nada de Marx, basta con que un militante esté afiliado a una agrupación y pague su cuota, para que pueda ser miembro del partido aunque no actúe políticamente ni en su lugar de trabajo, barrio o movimiento social, agitando o creando organización partidaria celular con los trabajadores más conscientes. Su profesionalidad revolucionaria brilla por su ausencia. De esa forma en una organización burocrática, el "tribuno" con mayor capacidad en el ejercicio de la verborrea burocrática, es asumido como líder. Vale más que diez hombres que trabajan no se denominen miembros del partido (¡quienes trabajan de verdad no corren tras los títulos!) que un charlatán tenga el derecho y la posibilidad de ser miembro del partido. He ahí un principio que me parece irrefutable...

¿Es que hay otro camino para enseñar al pueblo a gobernarse a sí mismo, para evitar los errores, que sea el de la práctica, el de instaurar inmediatamente un verdadero autogobierno popular? Hoy por hoy, lo más importante es acabar con el prejuicio intelectual burgués de que sólo pueden gobernar el Estado funcionarios especiales, totalmente dependientes del capital por la posición social que ocupan.

Hay que combatir toda tendencia a crear formas estereotipadas y a establecer la uniformidad establecidas desde arriba, a lo que son tan aficionados los intelectuales. Las formas estereotipadas y la uniformidad establecidas desde arriba no tienen nada que ver con el centralismo democrático socialista.

Es necesario ampliar más y más la participación de los propios trabajadores en la dirección de la economía y en la edificación de la nueva producción. Si no resolvemos esta tarea, si no convertimos los sindicatos en organismos de educación de masas diez veces más amplias que ahora para que intervengan de modo directo en la administración del Estado, no llevaremos hasta el fin la obra de la edificación comunista. Esa profecía desgraciadamente se cumplió. El partido y el sindicalismo no cumplieron los objetivos que Lenin consideraba debían cumplirse, a pesar de que en teoría eran vanguardias para educar al pueblo de forma que este se incorporase al nuevo poder que era el soviet.

Mientras que en la época del régimen de servidumbre de la gleba el número de estos creadores se contaba por centenares, y mientras en la época del capitalismo edificaron el Estado miles o decenas de miles de personas, ahora la revolución socialista sólo puede ser llevada a cabo con la activa y directa participación práctica de decenas de millones de hombres y mujeres en la gobernación del Estado.

Después del triunfo de la revolución en los miembros del partido eran en los que se apoyaba el nuevo poder soviético, sin embargo aquella falta de verdadera democracia soviética en las fábricas que era suplida por comisarios obreros generalmente comunistas, lo que unido a la poca comprensión o desconocimiento de la obra: El Estado y la Revolución, llevó a que la rutina burocrática fuera la práctica que Lenin acabó denunciando, y llama a superarla. Se debe emprender urgentemente y con todas las fuerzas la corrección de ese defecto. Stalin desoyendo estas recomendaciones de Lenin para que se seleccionase de entre los trabajadores a los mejores trabajadores para la administración de la producción en las fábricas, en su concepción productivista y economicista del socialismo imponía a los directores, a costa de cercenar el poder soviético.

En las últimas intervenciones de Lenin, ya al final de su vida, cuando su enfermedad le limitaba físicamente, se puede apreciar la angustia con la que insistía en esas denuncias contra el burocratismo y la corrupción, fruto de las condiciones objetivas que impidieron la autogestión de la masa obrera y campesina. Se evidencia que el soviet no había conseguido funcionar y era una premonición de lo que se avecinaba, aunque esta se produjera después de casi siete décadas. El 6 de marzo de 1922 en su discurso sobre La situación internacional e interior de la República Soviética, decía: Nuestro peor enemigo interior es el burócrata, el comunista que ocupa un puesto soviético de responsabilidad (y también no de responsabilidad) y que goza del respeto general como hombre concienzudo. Esta referencia al peligro interior, tiene una semejanza denunciadora con la que Fidel Castro realizó en su discurso del 17/11.

Lenin insta a los comunistas a formarse como buenos administradores, como comisarios políticos convertidos en eficaces gestores económicos que ayuden a ganar tiempo en tanto se genera la cultura comunista de todo el pueblo. O salimos vencedores de esta prueba de la emulación con el capital privado, o será un fracaso completo.

Lenin no resalta que la cultura capitalista sea superior, sino que lo que son los hábitos de eficacia gestora, el dominio de la contabilidad y el control, (de la cierta cultura) que desbordaba la capacidad humanista y práctica de los comunistas. Es comprensible que posteriormente Stalin se sintiera respaldado (como elemento de "acero") para contribuir eficazmente a que en la Unión Soviética se impusiera el burocratismo capitalista, aunque allí se hiciese bajo una filosofía pretendidamente marxista y leninista, e incluso cuando se generaran las condiciones de desarrollo y de cultura para que el pueblo asumiese directamente el poder desde los soviets (consejos) de fabrica.

...un nuevo tipo de organización política de izquierda que, en vez de erigirse por encima y separada de lo social, lo articule e integre... que ponga fin a milenios de enajenación política, social y cultural de los seres humanos explotados y oprimidos... Ello debería inducirnos a preguntarnos, ¿Qué hacemos? para que seamos tan pocos los organizados en tantos grupos y grupúsculos, y tantos los dispersados, alienados, confundidos en esta falsa sociedad del individualismo y consumismo estúpido. ¿Qué falta por hacer? para contribuir a generar entre la gran masa alienada la conciencia de clase, sin la cual nunca se autoorganizará y poder ser protagonista del cambio de sistema. ¿Tenemos organización? en los centros de producción, o solo tienen ,aunque poco, el sindicalismo nada revolucionario. ¿Por qué? en tiempos de dictadura si fue posible la organización comunista en los centros de producción y ahora brilla por su ausencia. Es evidente que nuestra debilidad ideológica nos impide realizar una contestación consecuente que supere la necesidad de estas preguntas.

...el ser humano liberado de la enajenación capitalista supera la especificidad de objeto productivo y se desarrolla en su totalidad, en lo productivo y en el inmenso caudal sensitivo que puede ser.

Mészáros, entrando ya en los desafíos del movimiento socialista, se remonta al examen crítico del pasado, dice: La constitución urgentemente necesaria de la alternativa radical al modo de reproducción del metabolismo social del capital no ocurrirá sin un re-examen crítico del pasado. Es necesario examinar el fracaso de la izquierda histórica en concretar las expectativas optimistas expresadas por Marx cuando postuló, en 1847, la asociación sindical y el consecuente desarrollo político de la clase trabajadora paralelamente al desarrollo industrial de varios países capitalistas.

...en la estructura parlamentaria capitalista, a cambio de la aceptación de la legitimidad de los partidos obreros por el capital, se hizo absolutamente ilegal usar el brazo industrial para fines políticos. Se rompió con un principio de unidad dialéctica marxista, la separación del ser productivo del ser político que es el ser humano trabajador. Y con ello la aceptación de las formas de juego político impuesto por el poder capitalista, los trabajadores desde el sindicalismo reivindicar mejoras sociales, que en nada amenazan al sistema, que incluso lo estimulan en su desarrollismo competitivo, y los partidos obreros absorbidos por el corrupto y falso juego político del Estado burgués pretendiendo perfeccionar esa maquinaria estatal...

La situación tampoco podía ser considerada mejor en los países post-capitalistas, pues Stalin degradó a los sindicatos a la condición de lo que él denominó 'correas de transmisión' de la propaganda oficial, limitando cualquier posibilidad de decisión y control en el aparato político post-capitalista, por parte de la base de la clase trabajadora. Es comprensible, entonces, teniendo en cuenta la experiencia histórica infeliz con los dos tipos principales de partido político, que no haya esperanza de rearticulación radical del movimiento socialista sin que se combine completamente el 'brazo industrial' del trabajo con su 'brazo político': lo que se hará, por un lado, confiriendo significativo poder de decisión política a los sindicatos (incentivándolos así a ser directamente políticos), y haciendo que los partidos políticos adopten una actitud desafiantemente activa en los conflictos industriales como antagonistas irreductibles del capital, asumiendo la responsabilidad por su lucha dentro y fuera del parlamento.

Lo que Stalin cercenó fue el poder soviético, dada su visión productivista que le llevó a hacerse cómplice de la ideología capitalista, al separar al ser productivo de su ser político permanente que siempre tiene que ser y que le permita acabar con cualquier manifestación de enajenación y burocratismo, como destacamos de Marx la posibilidad de "un movimiento absoluto de transformación" en el ser humano.

...todos, los "más y los menos" revolucionarios desde una interpretación objetiva del método de análisis materialista y dialéctico éramos víctimas y cómplices del imperialismo por no ser capaces de generar la respuesta alternativa a ese medio dominante. Intentaba hacerle ver que los miembros de la especie humana, somos los únicos que tenemos una capacidad de abstracción y pensamiento lo suficientemente desarrollada que nos permite modificar el medio adverso dominante cuando lo analizamos con objetividad materialista y dialéctica, pero que cuando no lo hacemos, entonces objetivamente nos adaptamos al medio, como el resto de las demás especies y vamos superviviendo desde el primitivismo animal que el medio nos permite hacerlo, empujándonos los unos contra los otros por conquistar espacios de supervivencia que terminan autodestruyéndonos.



http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=19633

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