Que la indiferencia por toda teoría, es una de las causas principales de que el movimiento obrero avance tan lentamente. Que debemos de tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie.
Javier Caso Iglesias (Ateneo Valeriano Orobón Fernández) [12.06.2006 09:40] - 395 lecturas - 3 comentarios
ampliar Friedrich Engels, 1820-1895 |
Sobre la importancia de la lucha teórica para Engels. Extracto del libro ¿Qué hacer? de Lenin.
Citaremos las observaciones hechas por Engels en 1874 sobre la importancia que la teoría tiene para el movimiento. Engels reconoce, no dos formas de la lucha (la política y la económica) como se estila entre nosotros, sino tres, colocando a su lado también la lucha teórica.
Sus recomendaciones al movimiento obrero alemán, ya robustecido práctica y políticamente, son tan instructivas desde el punto de vista de los problemas y de las discusiones actuales, que confiamos en que el lector no lamentará que insertemos un resumen del prólogo escrito para el folleto Der deutsche Bauernkrieg, obra que desde hace ya mucho tiempo es una rareza bibliográfica:
«Los obreros alemanes tienen dos ventajas esenciales sobre los obreros del resto de Europa. La primera es la de que pertenecen al pueblo más teórico de Europa y que han conservado en sí ese sentido teórico, casi completamente perdido por las clases llamadas «cultas» de Alemania. Sin la filosofía alemana, que le ha precedido, sobre todo sin la filosofía de Hegel, jamás se habría creado el socialismo científico alemán, el único socialismo científico que ha existido. De haber carecido los obreros de sentido teórico, este socialismo científico nunca habría sido, en la medida que lo es hoy, carne de su carne y sangre de su sangre. Y lo inmenso de esta ventaja lo demuestra, por una parte, la indiferencia por toda teoría, que es una de las causas principales de que el movimiento obrero inglés avance tan lentamente, a pesar de la excelente organización de los diferentes oficios, y, por otra, lo demuestran el desconcierto y la confusión sembrados por el proudhonismo, en su forma primitiva, entre los franceses y los belgas, y, en la forma caricaturesca que le ha dado Bakunin, entre los españoles y los italianos.
La segunda ventaja consiste en que los alemanes han sido casi los últimos en incorporarse al movimiento obrero. Así como el socialismo teórico alemán jamás olvidará que descansa sobre los hombros de Saint-Simon, Fourier y Owen -tres pensadores que, a pesar del carácter fantástico y de todo el utopismo de sus doctrinas, pertenecen a las mentes más grandes de todos los tiempos y se han anticipado genialmente a una infinidad de verdades cuya exactitud estamos demostrando ahora de un modo científico-, así también el movimiento obrero práctico alemán nunca debe olvidar que se ha desarrollado sobre los hombros del movimiento inglés y francés, que ha tenido la posibilidad de sacar simplemente partido de su experiencia costosa, de evitar en el presente los errores que entonces no era posible evitar en la mayoría de los casos. ¿Dónde estaríamos ahora, sin el precedente de las tradeuniones inglesas y de la lucha política de los obreros franceses, sin ese impulso colosal que ha dado particularmente la Comuna de París?
Hay que hacer justicia a los obreros alemanes por haber aprovechado con rara inteligencia las ventajas de su situación. Por primera vez desde que existe el movimiento obrero, la lucha se desarrolla en forma metódica en sus tres direcciones concertadas, relacionadas entre sí: teórica, política y económico-práctica (resistencia a los capitalistas). En este ataque concéntrico, por decirlo así, reside precisamente la fuerza y la invencibilidad del movimiento alemán.
Esta situación ventajosa, por una parte, y, por otra, las particularidades insulares del movimiento inglés y la represión violenta del francés hacen que los obreros alemanes se encuentren ahora a la cabeza de la lucha proletaria. No es posible pronosticar cuánto tiempo les permitirán los acontecimientos ocupar este puesto de honor. Pero, mientras lo sigan ocupando, es de esperar que cumplirán como es debido las obligaciones que les impone. Para esto, tendrán que redoblar sus esfuerzos en todos los aspectos de la lucha y de la agitación. Sobre todo, los jefes deberán instruirse cada vez más en todas las cuestiones teóricas, desembarazarse cada vez más de la influencia de la fraseología tradicional, propia de la vieja concepción del mundo, y tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie. La conciencia así lograda y cada vez más lúcida debe ser difundida entre las masas obreras con celo cada vez mayor, se debe cimentar cada vez más fuertemente la organización del Partido, así como la de los sindicatos...
...Si los obreros alemanes siguen avanzando de este modo, no es que marcharán al frente del movimiento -y no conviene tampoco en absoluto al movimiento que los obreros de una nación cualquiera marchen al frente del mismo-, sino que ocuparán un puesto de honor en la primera línea de combate y se hallarán bien pertrechados para ello, si, de pronto, duras pruebas o grandes acontecimientos reclaman de ellos mayor valor, mayor decisión y energía».
Estas palabras de Engels resultaron proféticas. Algunos años más tarde, al dictarse la ley de excepción contra los socialistas, los obreros alemanes se vieron de improviso sometidos a duras pruebas. Y, en efecto, los obreros alemanes les hicieron frente bien pertrechados y supieron salir victoriosos de esas pruebas.
De este magnífico texto de Lenin debemos sacar cuatro conclusiones que, en palabras de Federico Engels, serían las siguientes:
1) Que la indiferencia por toda teoría, es una de las causas principales de que el movimiento obrero avance tan lentamente.
2) Que debemos de tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie.
3) Que la conciencia así lograda y cada vez más lúcida debe ser difundida entre las masas obreras con celo cada vez mayor, y que en ella se debe cimentar cada vez más fuertemente la organización del Partido, así como la de los sindicatos.
4) Que la lucha se debe de desarrollar en forma metódica en sus tres direcciones concertadas, relacionadas entre sí: teórica, política y económico-práctica (resistencia a los capitalistas). En este ataque concéntrico, por decirlo así, reside precisamente la fuerza y la invencibilidad del movimiento obrero.
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=19342
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