martes, 5 de diciembre de 2006

Encuentro en Yuste (Cáceres) sobre la Europa social de los ciudadanos

El encuentro, que tuvo lugar hace pocos días en el Monasterio de Yuste, y en el que participaron prestigiosos intelectuales como José Saramago o Paul Preston, se desarrolló, bajo el título de la Europa social de los ciudadanos, con la finalidad de generar un debate sobre el futuro europeo en el que participen todos los sectores sociales.
Javier Caso Iglesias (Ateneo Valeriano Orobón Fernández) [22.06.2006 09:06] - 330 lecturas - 3 comentarios

Dado que comparto con Engels aquella idea que expresa que de la contradicción surge el desarrollo, voy a contribuir a generarla -con ese fin- desde mi peculiar pensamiento de izquierda transformadora calificado por algunos de "políticamente incorrecto".

La cuestión, perdónenme el inciso, es que creo que el pensamiento de la izquierda transformadora debe de ser siempre políticamente incorrecto, esto es, un pensamiento desenmascarador y desenmascarado, un pensamiento creativo, a la vanguardia, progresista; un pensamiento que no debe de tener pelos en la lengua, un pensamiento al que, si acaso le aparecieran pelos en su lengua, debería de inmediato y sin vacilación depilárselos; un pensamiento que siempre empuje hacia adelante; un pensamiento que destierre, a un país de nunca jamás, aquella idea que recoge la frase que Fernando VII hacía pronunciar a sus súbditos: "lejos de nosotros señor, la funesta manía de pensar"; un pensamiento que impulse, como siempre digo, el desarrollo democrático, participativo y sostenible de las fuerzas productivas, en definitiva un pensamiento que consiga desplegar todas las potencialidades y capacidades de la vida material.

Voy a proceder, para ello, a valorar el encuentro, que tuvo lugar hace pocos días en el Monasterio de Yuste, en el que participaron prestigiosos intelectuales como José Saramago o Paul Preston.

El encuentro, que se desarrolló bajo el título de la Europa social de los ciudadanos, fue organizado por la Fundación Academia Europea de Yuste con la finalidad de generar un debate sobre el futuro europeo en el que participen todos los sectores sociales. Reseñar, de este encuentro, que los expertos reunidos consideraron necesario crear un modelo social que combine aspectos sociales y culturales, así como políticas que se desarrollen en toda la UE.

Del encuentro decir que, concretamente, me voy a centrar en las intervenciones de Felipe González y de Rodríguez Ibarra.

En primer lugar quiero discrepar con aquellos que dicen que Ibarra es un ilusionista que vende humo. Y discrepo por la sencilla razón de que difícilmente alguien se puede mantener 23 años al frente de la gestión de un gobierno, que renuevan los ciudadanos con su voto democrático cada cuatro años, siendo un simple ilusionista que vende humo.

Hay que ser más rigurosamente científicos en los análisis y decir que Ibarra es el político extremeño, nos guste o no la forma que tiene de hacerlo, que, en esta específica y concreta fase histórica por la que atravesamos, más y mejor garantiza, en la práctica, el desarrollo de las fuerzas y capacidades productivas de nuestra región; de ahí y no de otra parte le vienen a Rodríguez Ibarra las simpatías que suscita entre el pueblo extremeño. Por tanto, es obvio, que si algún otro político extremeño suscitara mayores simpatías que Rodríguez Ibarra -no por su cara bonita, sino por la solidez, credibilidad y coherencia de sus propuestas, ideas, gestión, iniciativas y hechos-, sería ese político el que estaría al frente del gobierno regional.

Centrándome en el encuentro en sí, decir que Felipe González advirtió que Europa está perdiendo "importancia relativa" a nivel mundial, y que desde septiembre de 2001 lo está haciendo "muy rápido", de modo que su papel ya no es relevante.

Mi respuesta o aportación a esta evidencia, constatada por Felipe González y que a nadie se nos escapa, la tomo, permítaseme, de la propuesta que Enrique Santiago hace a IU, la cual dice: Un programa que apueste con claridad por una Europa con democracia plena en lo político, lo económico y lo social, que deje en evidencia a quienes dicen pretender construir Europa y limitan las competencias del Parlamento Europeo, los derechos sociales y quieren dar rango constitucional al liberalismo económico. Por una Europa con política exterior y de seguridad común no subordinada a la estructura de la OTAN ni a los intereses estadounidenses, una Europa desnuclearizada y con un Concepto de Seguridad que frente a la doctrina preventiva se base en la cooperación y el diálogo.

Un aspecto que evidenció Felipe González en el encuentro como otro de los graves problemas europeos es la "cultura corporativa", una corporativización que hace que no haya movimientos ascendentes, ni descendentes en la innovación o las empresas. Una cultura empresarial que además cuenta con la ayuda o el subsidio del poder político, económico y sindical, sistema que, además, "no discutimos".

Esto es una verdad incuestionable e indiscutible. Mis razones para llegar a esta conclusión son, seguramente, diametrales a las de Felipe González, pero la evidencia objetiva es que la cultura corporativa europea nos lastra; ahí tenemos como ejemplo evidente nuestro modelo de relaciones laborales, al cual no se le hace otra cosa que precarizar y, a pesar de ello, seguimos siendo el país que menos produce en relación a las horas de trabajo que empleamos para ello; superando estas horas, con mucho, a la media europea.

Vemos, con el ejemplo expuesto de cultura corporativa, que la aplicación de las políticas aversivas, diseñadas por la derecha y la patronal y aplicadas complacientemente, y sin discutir, por los distintos equipos que han pasado por el gobierno del estado, no son eficaces para el desarrollo de nuestras fuerzas productivas, tendiéndose en la actualidad, esto es lo verdaderamente innovador, por métodos más rigurosamente científicos, como los que en el ámbito de la regulación de las relaciones laborales propugna la psicología organizacional; la cual posibilita estas adaptaciones y movimientos, en razón a la capacidad práctica demostrada por la persona, y sin menoscabo de la dignidad, de la estabilidad en el empleo, ni de las percepciones salariales que se reciban.

Se dice, en las crónicas del encuentro, que la política energética también fue puesta de manifiesto en el discurso de Felipe González, quien expresó que Europa "tiene una tremenda dependencia energética". Por tanto, se mostró partidario de que "Europa tuviera una política energética común" y no como ha ocurrido hasta ahora en la que cada país lleva a cabo su política particular.

Desde mi punto de vista esta realidad abre muchísimas posibilidades, sobre todo si optamos por la innovación y por el impulso de la investigación en el ámbito de las energías no contaminantes, por ejemplo la del hidrógeno, la de la fusión, la solar o la eólica. Superando, por tanto, el actual modelo de desarrollo depredador y degradador de la naturaleza.

En relación al modelo educacional europeo, en el que centró Rodríguez Ibarra parte de su intervención, me gustaría comentar -y con esto termino esta crónica opinada del encuentro sobre la Europa social y de los ciudadanos celebrado en Yuste- la idea que expuso y que, por qué no decirlo, aplaudo y comparto; esto es, la relativa a la necesidad de crear y articular un espacio universitario común europeo que incluya, dicho en palabras de Rodríguez Ibarra, un "curriculum universitario flexible", en el que se mantengan unas mínimas asignaturas troncales obligatorias, pero que luego "sea el alumno el que cree ese curriculum" y de esta manera pueda introducir en él "innovación e imaginación".

Mi criterio particular a este respecto es que si, entre todos, conseguimos arbitrar una serie de medidas legislativas, en el ámbito competencial que a cada cual le corresponde, en el sentido descrito, esto es, el relativo a la necesidad de crear y articular un espacio universitario común europeo que incluya un curriculum universitario flexible, en el que se mantengan unas mínimas asignaturas troncales obligatorias, pero que luego sea el alumno el que cree ese curriculum y de esta manera pueda introducir en él innovación e imaginación, es obvio que, con ello, nuestro sistema educativo saldrá reforzado tanto cuantitativa como cualitativamente; en especial sus alumnos, que podrán dar una mayor satisfacción a su vocación, así como a la sociedad, que recibiría unas mejores prestaciones de aquellos que universitariamente forma.

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