miércoles, 29 de junio de 2016

Conjugando el verbo Poder

Paco Puche, 28.6.16
En su día escribí un artículo que llamé “Pudimos. (A propósito del éxito de la formación Podemos en las pasadas elecciones europeas, mayo de 2014)”. Lo iniciaba con un poema de la Dickinson (“El brillo de un acto heroico/tan extraña iluminación/la lenta mecha de lo Posible/encendida por la imaginación”), y lo culminaba como sigue: “La tarea es inmensa. Hay que navegar por un estrecho desfiladero entre dos grandes peligros, el Escila del capitalismo y su glamour y el Caribdis de los atajos dictatoriales, pero como Ulises es Posible regresar a la Tierra que nos ha dado la vida y hacer justicia. Podremos”.
Ahora estamos en el tiempo de la voz negativa: no hemos Podido.
Nadie sabe lo que ha pasado y se invocan a fuerzas externas para su mejor explicación: que si el Brexit, que si las encuestas, que si la campaña del miedo, etc. Todas ellas bastantes poco potentes como para poder justificar que en unos pocos meses se han evaporado más de un millón de votos, incluso sumando fuerzas, operación que se presentaba como multiplicadora. Dos más dos serían cinco.
Hemos sido muchos los que hemos vuelto al redil de la abstención políticamente activa.
Curiosamente, los números de la abstención se acercan mucho a las pérdidas de Podemos (+1.155.316 frente a - 1.062.862), y los balances de los otros partidos sugieren unos trasvases de votos meramente: los 690.435 de incremento del PP bien pueden haberles llegado de las pérdidas de Ciudadanos (-376.772) y de las del PSOE
(- 106.770) y el resto de las pérdidas de otros partidos.
Para el que esto escribe, la primera explicación ha sido la deserción ideológica. Podemos ha ido pasando de haber entendido y absorbido la herencia del 15 M, aquello del “no nos representan”, “tu protesta vale más que tu voto”, “nuestros sueños no caben en vuestras urnas” y “PSOE y PP, la misma mierda es”, que invocaban la permanencia de la lucha social muy por encima de la electoral, el rechazo de los partidos del régimen y la mejor democracia, a vocear su socialdemocracia y a suplicar al PSOE que concierten con ellos. Ni populismo de Laclau, ni izquierda clásica, ni ecofeminismo, ni abajo a la izquierda, no, nada de eso, ya solo se ha optado por hacer un viaje hacia la socialdemocracia de nuevo cuño: la que afianza el Estado el Bienestar y profundiza en los Derechos Humanos pero en un contexto neoliberal y crecimentista, como si a plazo fuesen compatibles. Una especie de postcapitalismo con un molesto compañero de viaje social liberal, el PSOE, al que se arropa para justificarlo con el lenguaje de opción de izquierdas y progresista. En una palabra, de la identidad con los de abajo, y por tanto equivalente a una nueva izquierda, hacia el corazón, se ha transitado hacia el centro en un viraje de pragmatismo radical en donde se ha encontrado que este lugar ya estaba ocupado. Podemos ha perdido identidad ideológica y Podemos es un partido de activistas, de militantes, al menos de momento, por lo que la pragmática no puede desdibujar la concepción del mundo que le subyace. La extraña iluminación, que refiere la Dickinson, es una lenta mecha encendida, no unas prisas imposibles.
La segunda razón que aducimos es la de que se la ha visto la voluntad de hacer un atajo para llegar al cielo, para conquistarlo, pero ese cielo es el Poder, el Estado. Y no hay ninguna teoría aún que justifique la moralidad del Poder desde los de abajo, que somos la mayoría, ni la pertinencia de usar esa vía como privilegiada. Los dirigentes de Podemos se han dejado seducir por las experiencias latinoamericanas de las últimas décadas, a las que han apoyado, y se han olvidado de la primera de ellas, la zapatista, que sigue teniendo muchas influencia entre las gentes de la nuevas izquierdas desde abajo, votantes que fueron de Podemos. La de mandar obedeciendo. La de la estrategia del caracol.
A Podemos se le ha olvidado que tanto en el 15 M como en parte de la sociedad los planteamientos más o menos libertarios siguen teniendo mucho peso. Ese histrionismo de sus líderes, ese apego al Poder, ese pragmatismo radical (IKEA como paradigma de fondo de lo correcto, del éxito), ese olvido de la construcción social de las alternativas los ha distanciado de esta masa de votantes que han vuelto a su acratismo de fondo que en un acto de resiliencia ideológica habían relajado.
Habría que recordarles a sus dirigentes aquello que tantas veces habrán oído y pronunciado de que tener el Gobierno no es tener el poder, ese poder repartido, incardinado en la sociedad en múltiples formas hegemónicas de autogobierno. Esa hegemonía cultural de Gramsci. La lenta llama.
Ahí están muchos de los votos perdidos. Para ser complejos añadamos otras explicaciones más superficiales como cierto infantilismo, cierta imberbez, esa condición académica marcada en los orígenes de sus dirigentes, etc. que los vuelve más papistas que el papa: si vamos a ser pragmáticos lo seremos a tope. Esta hibrys es incompatible con un proyecto de cambios profundos.
Y por último hay que añadir una explicación en clave libertaria: el glamour del Poder. Los partidos hacia el poder institucional se emborrachan de poder y atraen a múltiples oportunistas que merodean esperando su momento. De pedir la Vice Presidencia con el PSOE a alojar a Pedro Arrojo el primero de la lista por Zaragoza en detrimento, dos veces, del Ex Jemad Julio Rodríguez, serían unos ejemplos.
Este personaje, Arrojo, junto a otros de igual calaña, incrustados en las listas últimas de Podemos, y a pesar de haber sido advertida la dirigencia de Podemos de su pasado de colaborador estrecho, a través de la Fundación AVINA, del asesino del amianto el magnate Schmidheiny, ha tenido tanto asidero en las listas que no ha sido posible desbancarlo en detrimento del fichaje estrella. ¿Cómo ha sido esto posible? ¿Por el tirón electoral de Arrojo?, no es suficiente explicación frente al desaire que ha sufrido por dos veces el militar. Tiene que ver, creemos, precisamente con su pertenencia pasada a AVINA. En efecto, AVINA se constituye en España en virtud de una alianza de los jesuitas con el magnate Schmidheiny, que les financia distintas instituciones. Constituyen en esa época (1998) el grupo Palmera por reunirse en casa del magnate en Palma de Mallorca. Pedro Arrojo, junto a otros conecta con AVINA en el año 2000 y la Fundación AVINA termina financiando también su Fundación Nueva Cultura el Agua, amén de otras actividades de Arrojo por Latinoamérica. Los lazos de Arrojo con los jesuitas se extienden a través del Centro Pignatelli de la Compañía en Zaragoza, dedicado a hacer seminarios de investigación de la paz, cuya directora es Carmen Magallón, esposa de Arrojo. Esto explica es buen asidero de Arrojo a las listas. Los jesuitas en Podemos, que no es poca explicación.
Evidentemente, si no se corrige un rumbo torcido que ha tomado Podemos, habrá llegado a su techo electoral y tendrá que renunciar a su orígenes, que son la de construir un partido - movimiento, en el que la segunda faceta ha de ser más potente que la primera. Desde luego, ahondando en las urgencia más importantes de nuestro tiempo que son las ecológicas, las comunitaristas, las ecofeministas y las decrecimentistas. Y el Poder como ética y no como pragmática.

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