martes, 11 de noviembre de 2008

La experiencia como fuente de aprendizaje

Nos recomienda Tiberio Feliz Murias que debemos de ser capaces de aprender de nosotros mismos y de la experiencia que vivimos cada día de nuestra vida.

Para ello, nos sigue diciendo, es necesario desarrollar la habilidad de formarse a partir de la propia experiencia, transformando esa experiencia práctica en conocimiento.

Esta construcción de conocimiento se basa en diversos mecanismos a lo largo de un proceso escalonado y gradual que pasa por la simple intuición, la comprensión de las experiencias, la explicación verbalizada de los hechos, la resolución de problemas, el conocimiento compartido y el conocimiento científico.

La intuición es el acto cognitivo inmediato, sin el requerimiento de la verbalización de esa percepción de los hechos.

Para lograr el desarrollo de esta habilidad tenemos que estar convencidos de que la experiencia es una fuente de formación y los problemas son una fuente de aprendizaje.

Ello no significa que sólo por tener experiencia se trasforma esta en formación o que la simple resolución de problemas se convierte en aprendizaje.

La acción requiere reflexión y mecanismos que la conviertan en conocimiento.

Algunos autores como Schön entienden que sólo este componente reflexivo asegura la formación de profesionales realmente capacitados.

Ello supone replantear el diseño tanto de la enseñanza como del aprendizaje en las profesiones.

Por tanto, la experiencia es una fuente valiosa de aprendizaje si se sabe aprender de ella. Por ello, la biografía personal es un activo propio. En ella, se van reflejando seguramente muchos hechos desagradables o inoportunos de los que también podemos aprender.

Para aprender de ellos, es necesario atenuar su componente emocional y trabajar con los hechos como material de aprendizaje.

La huida o el enfado -dos emociones habituales en situaciones de conflicto- no suelen ser conductas adecuadas para el conocimiento. Asimismo, las valoraciones afectivas y las atribuciones no contrastadas pueden oscurecer nuestra capacidad de entendimiento. Pero las emociones también nos proporcionan momentos de especial lucidez.

3 comentarios:

  1. ¡Buenos días!
    No hay un dicho que dice: es la experiencia la madre de la ciencia, en el peregrinar diario, en sentir, en ese afán por aprender y comprender, que debería motivar a todos los seres humanos, bien creo que nos lleva a formarnos como personas, de la misma manera que no se cuando una persona adquiere la madurez o eso que algunos dicen que en esta vida ya lo he vivido o aprendido todo, desde mi humilde condición humana, bien creo que nunca seré madura, ya que a diario aprendo de cualquier circunstancia que se me presente.
    Un abrazote

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  2. Yo misma he pasado por un momento de enfado general. y me recomedaste dos libros que leí. Desde luego en mi se ha producido un cambio y es cierto que de los problemas, si sabemos diferenciar le emocional de lo qué ocurre realmente, se te presenta un punto de vista claro, nítido y veraz. De esta manera me planteo los problemas de otra manera y aprendo de ellos e n la medida en que soy capaz.
    Por otro lado yo ya me siento madura aunque sé que esta vida es un continuo aprendizaje permantente a lo largo de todo ella.

    Saludos, Nieves.

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  3. Hola Ruth, hola Nieves:

    La experiencia, la experiencia de vida, la palabra que es vida, la vida que por la palabra cura; esa palabra que atempera los sentimientos, los pensamientos. Esa palabra que hace ver más claro.

    Hoy os dejo un post en mi blog que sintetiza vuestras/nuestras palabras.

    Recibid un fuerte abrazote amigas.

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