lunes, 25 de agosto de 2008

Einstein, la fuerza de las creencias y la Ley de la Atracción

Soy una persona que me caracterizo por decir lo que pienso sin tapujos y, además, con el mismo discurso tanto en público como en privado. Es por ello que con entera libertad expongo las siguientes consideraciones que son una especie de remasterización de ideas, comentarios varios y pensamientos que fluyen.

Mantengo que mis escritos sobre las balanzas fiscales son un ejercicio para aclarar mis ideas. En los últimos publicados voy llegando, por fin, a ver algo claro el asunto. He de agradecer, en este sentido, a Jose A. Rodríguez el haber polemizado contigo, pues es así como surgen las mejores iniciativas e ideas. Ayer quedé constancia en un comentario del criterio de Heinz Von Foerster: "Siempre tenemos una relación con nosotros mismos". Además es curioso que siempre que se discute se hace sobre aquello que no se entiende, lo que se entiende no se discute. Esto vale para todos.

Entiendo que más que buscar datos que avalen lo que decimos, que también, hemos de buscar un relato de los hechos que sea asumible para todos y que ofrezca a cada cual lo que necesita. Reconozco, y no me importa hacerlo públicamente, que mi amigo Jose A. Rodríguez tiene razón en el fondo de las cuestiones que plantea: Que el estado de bienestar sea equivalente en todas las partes; mi discrepancia con él se asienta en las formas de abordar el asunto y en la forma de ver y presentar sus alternativas en el plano discursivo: Cataluña versus España, Cataluña versus Extremadura, o viceversa. Hoy recomiendo a mis amigos de la fábrica de ideas trabajar el tema de los relatos en el sentido que propone Jerome Bruner, fundamentalmente aquello que nos falta: su mayor documentación científica, matemática, empírica. Aunque también en el objetivo. En lo que se pretende.

Por ejemplo, en el debate que llevamos días manteniendo entre Jose A. Rodríguez, he dado por buenos sus datos e ignorado los que yo aportaba. Lo que más me importaba, por delante de demostrar nada, era el enriquecimiento que el debate mismo aporta. Pero también se podría uno haber enrocado en sus datos y descalificar otros que se nos expongan. ¿Quién tiene la razón en este mundo probabilístico que carece de verdades absolutas? Podría haber dicho que el método, que la institución que los elabora, que los datos que se toman como base o su insuficiencia hacen que no se me ofrezcan análisis objetivos. ¿Quién dice en un mundo en el que no hay hechos, sólo interpretaciones, no es mi postura la más coherente y adecuada? Para demostrarla con un método "científico" sólo necesito -en este caso de las balanzas fiscales, como en cualquier otro- un plantel de historiadores, economistas y profesionales de distintas ramas asalariados a mi servicio investigando en el sentido que se les proponga. "Todo el que busca encuentra". Como decía Adler, todo puede ser así como también todo lo contrario.

¿Dónde está pues la verdad? ¿Cómo se la encuentra? Mi filósofo favorito es Charles S. Peirce -el padre del Pragmatismo-, sostenía que la verdad tiene carácter social y no es más que un acuerdo aceptado por la mayoría. Por creer en ella pienso que lo mejor para no equivocarnos es incentivar la participación democrática activa de la ciudadanía en la resolución de los problemas que le afecten, o sea todos.

Tomas Kuhn argumentó sobradamente como cambian los paradigmas, incluso los científicos; su idea era que la ciencia no progresa por simple acumulación de conocimientos. las revoluciones científicas son momentos de desarrollo no acumulativo en los que un viejo paradigma es sustituido por otro distinto e incompatible con él. En su última etapa hace reaparecer el concepto, compartido con Paul Feyerabend, de inconmensurabilidad (es la imposibilidad de comparación de dos teorías. Si dos teorías son inconmensurables entonces no hay manera de compararlas y decir cuál es mejor y correcta).

Las personas creen las teorías convincentes más que las teorías ciertas (es dudoso que estas últimas existan, en todo caso denominémoslas probables), fijémonos en la teoría de la supergravedad lo que tardó en ser aceptada. Se ha de avanzar al mismo paso para tener éxito: Ser cierta (probable) una teoría y ser, al tiempo, convincente. Si falta cualquiera de estos ingredientes se llega poco lejos.

Pienso, siguiendo con el debate con Jose A. Rodríguez, que nadie está en contra de que el estado de bienestar sea equivalente en todas las partes. No creo que haya nadie al que esto no le guste o defienda. Es, por tanto, lógico y coherente que: "primero garanticemos que los servicios educativos, sanitarios y sociales sean para todos igual. Una vez esto... vayamos a ver como repartimos el pastel de las transferencias para inversión, seguridad ciudadana, justicia, etc..."

Otra cosa, discrepo sobre la siguiente cuestión que expone nuestro amigo Jose: "El problema radica en este aspecto que el estado no puede sustituir la iniciativa privada y poner una autovía de 2 carriles entre dos ciudades que no generan suficiente riqueza ni tráfico, ni tienen ni siquiera un tejido microempresarial que pueda dar servicios a industrias o empresas más grandes no tiene sentido". Pues este sería un debate similar al: ¿Qué fue primero el huevo y la gallina? O expresado en otras palabras ¿Qué fue primero el huevo o un bichito que era más parecido a un dinosaurio y que fue el que puso el huevo? Esto es, no se invierte por que no hay infraestructuras, no hay infraestructuras y por eso no se invierte. Eso sí, cuando se hagan inversiones han de estar avaladas por estudios de peso y solvencia que garanticen que van a ser optimizadas.

Yo no propongo que la administración, sin contar con nadie, disponga que es lo que se debe de hacer. Hay que contar con todos los agentes sociales, especialmente los del ámbito local.

Sobre el saber hacer, se sabe hacer de todo y lo que no se sepa hacer se aprende. Esto lo digo para no caer en que las inversiones deben de quedar donde ya están, pues así son más rentables, con esa lógica África -por ejemplo- tendrá que asumir que su única función es aportar mano de obra barata a los países industrializados. Y eso no es así. Poniendo el caso de Extremadura. Imaginemos que no se pone límite a las reivindicaciones soberanistas de las CC.AA. Si cada cual, al final de este proceso, termina por su lado arramblando para sí con todos los beneficios que en su territorio se generan; Extremadura se tendría que plantear -desde ya- ser autosuficiente para no depender de importaciones foráneas que nos dejen embargados de por vida.

Por otra parte entiendo que el gran problema no "es que no avanzamos en ponernos de acuerdo en la primera parte". El gran problema es que parece que Cataluña/España hablan con códigos antagónicos, que hablan desde la descalificación y el insulto más que desde la afectividad y la empatía. Parece que lo que interesa es provocar las situaciones en ese sentido. Y esto por ambas partes. Desde un lado parece -una especie de efecto óptico- que es el otro el responsable, y desde la otra parte ídem de lo mismo.

La solución: cambiar de código, cambiar de creencias, cambiar de paradigma. Que expresado en palabras del físico Albert Einstein sería algo así: "Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr". También lo podríamos decir con palabras de Jesús "buscad y hallaréis; porque todo el que pide recibe, a todo el que llama se le abre, y todo el que busca encuentra" (Lucas 11, 5-13). Aunque a otros esto le parezca algo similar a la Ley de la Atracción.

Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)

4 comentarios:

  1. Hola amigo:

    Te invito a leer el siguiente post de mi blog. Abunda en los argumentos que expongo en este artículo.

    Recibe un muy fuerte abrazo de tu amigo Javier Caso Iglesias.

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  2. Extremadura hace tiempo que lucha por ser autosuficiente y tener su propia industria y tecnología pero el retraso de siglos es muy difícil superarlo en 30 años y las CCAA ricas están para ayudar a las que no lo son y si no, no hablemos más de socialismo.

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  3. Hola Manuel:

    Superaremos ese retraso de siglos con la ayuda de todos. Cada día se evidencian más sinergias en este sentido.

    Recibe un muy fuerte abrazo amigo Manuel.

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