Dice Juan Carlos Rodríguez Ibarra que se nos marcha, que ha llegado el momento de retirarse para que su presencia "no pueda obstaculizar lo que son los nuevos proyectos, nuevos aires, nuevas ideas que él intentará impulsar donde quiera que esté".
Manifiesta, en clave interna de partido, que quiere hacer un ejercicio pedagógico.
En clave externa lo que a él le interesa saber y sabe es que por encima de las formas interesa el fondo, y el fondo de la Presidencia de la Junta precisa "una responsabilidad para atreverse y arriesgarse y los reflejos para ver lo que está pasando en el mundo, que cambia vertiginosamente".
Por eso, declara Ibarra, que su éxito estuvo en ver antes que nadie la revolución que se planteaba en el mundo, y el fracaso fue que le siguió muy poca gente.
No creo yo eso del fracaso Ibarra, Ibarra ha dejado su impronta en el pueblo extremeño (aprendizaje cognitivo-social o vicario que lo llamaría Albert Bandura), el pueblo extremeño piensa con autonomía, no se muerde la lengua para decir con entera libertad lo que siente e incluso para determinar que la revolución, esa revolución iniciada por Juan Carlos Rodríguez Ibarra y que continúa en la actualidad Guillermo Fernández Vara, tiene que ser más potente, muchísimo más potente que la planteada, tanto en lo tecnológico, en lo industrial, así como en lo relativo al atrapamiento del talento de los extremeños.
Gracias por tanto Juan Carlos por dejarnos como herencia a todos los extremeños esa responsabilidad para atrevernos y arriesgarnos, esos reflejos para ver más clara y certeramente que nadie lo que está pasando en este mundo que cambia tan vertiginosamente.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Manifiesta, en clave interna de partido, que quiere hacer un ejercicio pedagógico.
En clave externa lo que a él le interesa saber y sabe es que por encima de las formas interesa el fondo, y el fondo de la Presidencia de la Junta precisa "una responsabilidad para atreverse y arriesgarse y los reflejos para ver lo que está pasando en el mundo, que cambia vertiginosamente".
Por eso, declara Ibarra, que su éxito estuvo en ver antes que nadie la revolución que se planteaba en el mundo, y el fracaso fue que le siguió muy poca gente.
No creo yo eso del fracaso Ibarra, Ibarra ha dejado su impronta en el pueblo extremeño (aprendizaje cognitivo-social o vicario que lo llamaría Albert Bandura), el pueblo extremeño piensa con autonomía, no se muerde la lengua para decir con entera libertad lo que siente e incluso para determinar que la revolución, esa revolución iniciada por Juan Carlos Rodríguez Ibarra y que continúa en la actualidad Guillermo Fernández Vara, tiene que ser más potente, muchísimo más potente que la planteada, tanto en lo tecnológico, en lo industrial, así como en lo relativo al atrapamiento del talento de los extremeños.
Gracias por tanto Juan Carlos por dejarnos como herencia a todos los extremeños esa responsabilidad para atrevernos y arriesgarnos, esos reflejos para ver más clara y certeramente que nadie lo que está pasando en este mundo que cambia tan vertiginosamente.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
Javier, fíjate yo me alegro, no es que le tenga manía, al contrario siempre me ha parecido una persona encantadora, ingeniosa, inteligente, pero no creo que haya realizado todo lo que Extremadura se merece.
ResponderEliminarSaludines, por cierto, mañana salgo en el hoy, a ver si me reconoces, jejeje, besos amigo.