domingo, 6 de abril de 2008

Valoración ciudadana de la política

Pregunta Guillermo Fernández Vara en su blog a que se debe esa imagen deformada que la sociedad tiene de los políticos. Las encuestas dicen que el 70% de los ciudadanos desconfía de los políticos.

Algo que ver en ello tienen los casos de corrupción que día si, día también, los medios de comunicación nos hacen llegar. El diario 20 Minutos creó hasta una lista negra, por Comunidades Autónomas, de ayuntamientos corruptos:
http://www.20minutos.es/noticia/165247/0/corruptelas/urbanisticas/ediles/

Otra debe de ser la relativa a los sueldos. En la comparativa de salarios España versus Unión Europea, en el único sector que están homologadas las percepciones es en el de aquellos que se dedican a la actividad política, en el resto de profesiones se perciben menos de la mitad de las retribuciones por parte de los trabajadores españoles que las que reciben nuestros socios comunitarios.

También debe de incidir, en esa valoración negativa que de los políticos tienen los ciudadanos, la escasa funcionalidad práctica de sus acciones. Seguramente nadie pueda negar que, probablemente, dediquen muchas horas del día a su empeño; pero otra cosa son los resultados prácticos que suelen brillar por su ausencia. Así como la carencia absoluta e interesada de indicadores objetivos de evaluación para comprobarlo. La actividad política, fundamentalmente en el ámbito municipal y en los puestos de libre designación de la administración pública, se ha convertido en una especie de recogedor de todos aquellos que fracasan en sus empleos o que no logran tenerlo; en defensa de la misma hay que hacer constar que siempre existen meritorias excepciones que confirman esta regla.

Hace tiempo se decía que una ciudad o una comunidad autónoma era sociológicamente de izquierdas o de derechas, esa interpretación se está viniendo abajo, la gente no vota al mejor, sino al que percibe como menos malo de entre las ofertas electorales que se les presentan. Entre Gallardón y Miguel Sebastián la cosa no alberga dudas, como entre Guillermo Fernández Vara y Carlos Floriano tampoco. Por lo menos eso es lo que piensan la mayoría de ciudadanos.

Pienso, en base a todo ello, que la política, al igual que la justicia, se han ganado la reprobación ciudadana por méritos propios. Para contrarrestar esta imagen no queda otra que evaluarse permanentemente en función a logros objetivos, no por el número de falacias verbales.

Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)

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