Lo nuestro como bien dice el soñador del silencio es siempre renacer, como el ave fenix retornamos de nuestras cenizas. Ahora nos toca, ahora nos toca a l@s extremeñ@s. Cada época histórica tiene un pueblo elegido, en esta que vivimos ahora somos l@s extremeñ@s quienes hemos de liderarlo y lo vamos a liderar. Me lo ha dicho al oído Zarathustra que de estas cuestiones, desde que se juntó con Nietzsche, sabe mucho.
No en balde somos el ombligo del mundo, ese ombligo que conexionaba en el pasado Tartessos con la Grecia clásica de los Tales, Leucipo, Sócrates, Platón y Aristóteles. Somos la inspiración de los grandes tanto ahora como en el pasado.
Ya sabemos, según afirman varios autores de reconocido prestigio y la wikipedia se encarga de trasladarnos, que Tartessos, esto es la cuna de la primera gran civilización de occidente, se encontraba entre el río Guadiana y el Tajo.
Ya sabemos que de las fuentes de la Plaza de la Cordialidad beben personajes ilustres como José Luis Rodríguez Zapatero, Felípe González o Alfonso Guerra; ya sabemos que las gentes que transitan por la Plaza de la Cordialidad están más cotizadas que los científicos del Grupo Palo Alto (integrado por un selecto grupo de investigadores de Hardware). Ya sabemos que Barack Obama quiere pertenecer a la misma.
Somos l@s extremeñ@s hijos de Gritón, el regidor de Tartessos que Platón llamaba Atlántida, somos l@s extremeñ@s hijos de un ser mitológico formado por tres cuerpos humanos completos unidos por la cintura y que, como nosotr@s, era invencible en la batalla, pues con sus seis brazos blandía tres espadas y tres dagas al mismo tiempo y, desde el aire, utilizaba un arco con uno de sus cuerpos a la par que blandía una lanza con otro; mientras sus tres cabezas le hacían además dueño de la sabiduría.
Que no nos venga nadie reclamando derechos históricos, pues la historia es nuestra y vamos a empezar a escribirla al dictado de los ciudanan@s que nos la inspiran. Viriato y Prometeo nos protegen, así que ineludiblemente el futuro es nuestro.
Tras escribir el anterior párrafo me entero por un e-mail que recibo del soñador del silencio de la noticia que espera nuestra amiga Pilar la próxima semana. Pilar, ánimo, mucho ánimo, te lo dice alguien que no cree en las malas noticias, te lo dice alguien que por no creer no cree ni siquiera en la muerte. Nuestra función como seres humanos es ganarle la partida a Tánatos; somos hijos de Eva, de Prometeo, de Eros; somos l@s invencibles que nos oponemos a lo trágico, somos vida que niega la muerte.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
No en balde somos el ombligo del mundo, ese ombligo que conexionaba en el pasado Tartessos con la Grecia clásica de los Tales, Leucipo, Sócrates, Platón y Aristóteles. Somos la inspiración de los grandes tanto ahora como en el pasado.
Ya sabemos, según afirman varios autores de reconocido prestigio y la wikipedia se encarga de trasladarnos, que Tartessos, esto es la cuna de la primera gran civilización de occidente, se encontraba entre el río Guadiana y el Tajo.
Ya sabemos que de las fuentes de la Plaza de la Cordialidad beben personajes ilustres como José Luis Rodríguez Zapatero, Felípe González o Alfonso Guerra; ya sabemos que las gentes que transitan por la Plaza de la Cordialidad están más cotizadas que los científicos del Grupo Palo Alto (integrado por un selecto grupo de investigadores de Hardware). Ya sabemos que Barack Obama quiere pertenecer a la misma.
Somos l@s extremeñ@s hijos de Gritón, el regidor de Tartessos que Platón llamaba Atlántida, somos l@s extremeñ@s hijos de un ser mitológico formado por tres cuerpos humanos completos unidos por la cintura y que, como nosotr@s, era invencible en la batalla, pues con sus seis brazos blandía tres espadas y tres dagas al mismo tiempo y, desde el aire, utilizaba un arco con uno de sus cuerpos a la par que blandía una lanza con otro; mientras sus tres cabezas le hacían además dueño de la sabiduría.
Que no nos venga nadie reclamando derechos históricos, pues la historia es nuestra y vamos a empezar a escribirla al dictado de los ciudanan@s que nos la inspiran. Viriato y Prometeo nos protegen, así que ineludiblemente el futuro es nuestro.
Tras escribir el anterior párrafo me entero por un e-mail que recibo del soñador del silencio de la noticia que espera nuestra amiga Pilar la próxima semana. Pilar, ánimo, mucho ánimo, te lo dice alguien que no cree en las malas noticias, te lo dice alguien que por no creer no cree ni siquiera en la muerte. Nuestra función como seres humanos es ganarle la partida a Tánatos; somos hijos de Eva, de Prometeo, de Eros; somos l@s invencibles que nos oponemos a lo trágico, somos vida que niega la muerte.
Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
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