Opino que nuestra convivencia no está solo amenazada por algún que otro grupo político casquivano que se dedica a la crítica sistemática de todo aquello que emana del Gobierno. La convivencia está amenazada por el hecho de que no somos capaces, como sociedad, de hacer efectivas las garantías y los derechos que se consagran en nuestra norma fundamental, esto es, en Constitución del 78.
A día de hoy, y sin culpabilizar a nadie en concreto, pues todos en mayor o en menor medida somos responsables de lo que pasa, la situación no está como para tirar cohetes: la precariedad, el mileurismo, la frustración laboral, la falta de expectativas, el fracaso académico galopante, las viviendas inaccesibles, la violencia como instrumento de resolución de conflictos, la discriminación social y racial, la exclusión socioeconómica e institucional, la falta de oportunidades de trabajo, la desconfianza en las normas sociales y en las instituciones públicas, etc...
A día de hoy lo que hace falta es que nos pongamos todos las pilas: Los partidos políticos en lo que les toca, fomentando mucho más el consenso y la colaboración, evaluando permanentemente sus prácticas y corrigiendo sus líneas de actuación cuando estas se observen ineficaces; el resto de ciudadanos implicándonos activamente en algo fundamental, trasladar a nuestros hijos unos valores democráticos, tolerantes, afectivos y respetuosos que cuenten con unas fórmulas dialogadas de superar conflictos.
Aunque todo ello no tendrá validez si no nos concienciamos y laboramos por que las necesidades del ser humano estén todas ellas cubiertas. Como ya nos advirtió Maslow, el ser humano no sólo tiene necesidades fisiológicas, de seguridad, sociales o de autoestima, sino también de autorealización; autorrealización que se hace difícil en un sistema socioeconómico que pone lo económico por encima de lo humano; un sistema socioeconómico que instrumentaliza al mismo ser humano para sus propios fines de reproducción.
Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
A día de hoy, y sin culpabilizar a nadie en concreto, pues todos en mayor o en menor medida somos responsables de lo que pasa, la situación no está como para tirar cohetes: la precariedad, el mileurismo, la frustración laboral, la falta de expectativas, el fracaso académico galopante, las viviendas inaccesibles, la violencia como instrumento de resolución de conflictos, la discriminación social y racial, la exclusión socioeconómica e institucional, la falta de oportunidades de trabajo, la desconfianza en las normas sociales y en las instituciones públicas, etc...
A día de hoy lo que hace falta es que nos pongamos todos las pilas: Los partidos políticos en lo que les toca, fomentando mucho más el consenso y la colaboración, evaluando permanentemente sus prácticas y corrigiendo sus líneas de actuación cuando estas se observen ineficaces; el resto de ciudadanos implicándonos activamente en algo fundamental, trasladar a nuestros hijos unos valores democráticos, tolerantes, afectivos y respetuosos que cuenten con unas fórmulas dialogadas de superar conflictos.
Aunque todo ello no tendrá validez si no nos concienciamos y laboramos por que las necesidades del ser humano estén todas ellas cubiertas. Como ya nos advirtió Maslow, el ser humano no sólo tiene necesidades fisiológicas, de seguridad, sociales o de autoestima, sino también de autorealización; autorrealización que se hace difícil en un sistema socioeconómico que pone lo económico por encima de lo humano; un sistema socioeconómico que instrumentaliza al mismo ser humano para sus propios fines de reproducción.
Fdo.: Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)
No hay comentarios:
Publicar un comentario