Uno de los puntos de discrepancia que mantengo con la perspectiva que mantiene Rafael Pla, es el relativo a la interpretación del Segundo Principio de Termodinámica, que, como expresa Rafael Pla, es a la degradación. Continuando exponiendo Rafael Pla que la vida, es decir la existencia de sistemas materiales con capacidad específica para el desarrollo, sólo es posible en tanto que sean sistemas abiertos, a través de su interacción con el entorno, al cual "expulsan" degradación (entropía).
Mi pensamiento es que, si bien la entropía es una tendencia que tienen todos los sistemas a alcanzar su estado mas probable. Siendo este estado mas probable el caos, la desorganización, la eliminación de las diferencias que lo hacen identificable; la neguentropía es una medida de organización frente a la entropía desordenadora.
La neguentropía es una energía necesaria que requiere el principio de la organicidad para desarrollarse. Todos los sistemas abiertos interactuan en su medio. Importan energía, transforman esa energía en un bien o en un servicio y luego lo exportan al medio.
La entropía tiende a desordenar el sistema, sin embargo, el sistema a través de la neguentropía puede combatir y superar esa tendencia. Un sistema social que desee sobrevivir debe crear dos tipos de energía a través de sus mecanismos de importación del medio:
La energía necesaria para el proceso de transformación o conversión.
La energía necesaria para mantener y mejorar su organización interna y sus relaciones con el medio dentro del cual se conduce.
Por ello, los sistemas abiertos tienden a desorganizarse como efecto de las fuerzas entropicas que lo atacan, sin embargo, poseen mecanismos potenciales, las fuerzas neguentropicas, que buscan su supervivencia.
La supervivencia de estos sistemas parece encontrarse en su capacidad de organización o de mantenerse organizados frente a los cambios y fuerzas negativas del medio (“principio de organicidad”).
Desde esta perspectiva neguentrópica sigo manteniendo lo afirmado en mi exposición, en especial lo siguiente:
No hay que olvidar que las fuerzas productivas en su totalidad, tanto objetiva como subjetiva, están conformadas por materia -como todo lo que existe en el universo según la definición académica- y que la materia tiene una tendencia innata al desarrollo que sigue invariablemente hasta alcanzar la naturaleza que le es propia. Hay que poner atención en la potencialidad de esa tendencia, la cual, y sin intervención ajena ninguna, ha sido capaz -sumando agregados de moléculas y átomos- de crear seres tan complejos como los que existen sobre la faz de la tierra: plantas, animales, seres humanos; logrando para estos últimos, incluso, la capacidad propia de pensar.
Decía Francis Bacon que la naturaleza, para transformarla, hay primero que obedecerla. Y este es uno de nuestros principales problemas como agentes humanos, como factor subjetivo, que no nos hemos preocupado de conocer sus leyes, sus tendencias y sus posibilidades; o al menos no en demasía. Pasamos con nuestros paradigmas, como los llamaría Kuhn en cuanto a conceptos, de sobreexplotarla a virginizarla, de un extremo a otro como se puede ver, sin ser capaces de atender lo que nos pide, sin ser capaces de obedecerla en su naturaleza y en su clamor que, desde los tiempos de Aristóteles, debería ser claro ya para la especie humana.
Por qué nos resulta tan difícil, como humanos, situarnos en un término medio y obtener de ella su máxima potencialidad de una forma sostenible. Reitero: Máxima potencialidad de una forma sostenible. O sea, integrando dialécticamente en una síntesis superadora los dos extremos que ciertos grupos sociales sustentan como antagónicos en la realidad empírica actual.
En consecuencia con lo dicho y respondiendo en cierta medida a las preguntas que nos plantea el artículo de Rafael Pla, no creo posible una hecatombe ecológica, pues seremos capaces, como siempre lo hemos sido a lo largo de nuestra historia, de cambiar de rumbo y corregir, a pesar de los alarmistas y desconfiados en la naturaleza de la sustancia que nos constituye, el problema del cambio climático, el de las fuentes de energía, el de los residuos, el de la seguridad alimentaria, el del agotamiento de las materias primas, etc...
Seremos capaces, también, y tengo la confianza en ello que, bien por lo subjetivo o por lo objetivo, pasaremos de un desarrollo cuantitativo a otro cualitativo; así como que seremos capaces de construir un sistema cada vez más abierto, interaccionador con su entorno y expulsador de entropía al mismo; y receptor, en la misma medida, de neguentropía que innove y construya un futuro que, a pesar de no estar escrito, dialécticamente podemos percibir.
Javier Caso Iglesias [22.05.2006 12:15] - 552 lecturas
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=18698
Mi pensamiento es que, si bien la entropía es una tendencia que tienen todos los sistemas a alcanzar su estado mas probable. Siendo este estado mas probable el caos, la desorganización, la eliminación de las diferencias que lo hacen identificable; la neguentropía es una medida de organización frente a la entropía desordenadora.
La neguentropía es una energía necesaria que requiere el principio de la organicidad para desarrollarse. Todos los sistemas abiertos interactuan en su medio. Importan energía, transforman esa energía en un bien o en un servicio y luego lo exportan al medio.
La entropía tiende a desordenar el sistema, sin embargo, el sistema a través de la neguentropía puede combatir y superar esa tendencia. Un sistema social que desee sobrevivir debe crear dos tipos de energía a través de sus mecanismos de importación del medio:
La energía necesaria para el proceso de transformación o conversión.
La energía necesaria para mantener y mejorar su organización interna y sus relaciones con el medio dentro del cual se conduce.
Por ello, los sistemas abiertos tienden a desorganizarse como efecto de las fuerzas entropicas que lo atacan, sin embargo, poseen mecanismos potenciales, las fuerzas neguentropicas, que buscan su supervivencia.
La supervivencia de estos sistemas parece encontrarse en su capacidad de organización o de mantenerse organizados frente a los cambios y fuerzas negativas del medio (“principio de organicidad”).
Desde esta perspectiva neguentrópica sigo manteniendo lo afirmado en mi exposición, en especial lo siguiente:
No hay que olvidar que las fuerzas productivas en su totalidad, tanto objetiva como subjetiva, están conformadas por materia -como todo lo que existe en el universo según la definición académica- y que la materia tiene una tendencia innata al desarrollo que sigue invariablemente hasta alcanzar la naturaleza que le es propia. Hay que poner atención en la potencialidad de esa tendencia, la cual, y sin intervención ajena ninguna, ha sido capaz -sumando agregados de moléculas y átomos- de crear seres tan complejos como los que existen sobre la faz de la tierra: plantas, animales, seres humanos; logrando para estos últimos, incluso, la capacidad propia de pensar.
Decía Francis Bacon que la naturaleza, para transformarla, hay primero que obedecerla. Y este es uno de nuestros principales problemas como agentes humanos, como factor subjetivo, que no nos hemos preocupado de conocer sus leyes, sus tendencias y sus posibilidades; o al menos no en demasía. Pasamos con nuestros paradigmas, como los llamaría Kuhn en cuanto a conceptos, de sobreexplotarla a virginizarla, de un extremo a otro como se puede ver, sin ser capaces de atender lo que nos pide, sin ser capaces de obedecerla en su naturaleza y en su clamor que, desde los tiempos de Aristóteles, debería ser claro ya para la especie humana.
Por qué nos resulta tan difícil, como humanos, situarnos en un término medio y obtener de ella su máxima potencialidad de una forma sostenible. Reitero: Máxima potencialidad de una forma sostenible. O sea, integrando dialécticamente en una síntesis superadora los dos extremos que ciertos grupos sociales sustentan como antagónicos en la realidad empírica actual.
En consecuencia con lo dicho y respondiendo en cierta medida a las preguntas que nos plantea el artículo de Rafael Pla, no creo posible una hecatombe ecológica, pues seremos capaces, como siempre lo hemos sido a lo largo de nuestra historia, de cambiar de rumbo y corregir, a pesar de los alarmistas y desconfiados en la naturaleza de la sustancia que nos constituye, el problema del cambio climático, el de las fuentes de energía, el de los residuos, el de la seguridad alimentaria, el del agotamiento de las materias primas, etc...
Seremos capaces, también, y tengo la confianza en ello que, bien por lo subjetivo o por lo objetivo, pasaremos de un desarrollo cuantitativo a otro cualitativo; así como que seremos capaces de construir un sistema cada vez más abierto, interaccionador con su entorno y expulsador de entropía al mismo; y receptor, en la misma medida, de neguentropía que innove y construya un futuro que, a pesar de no estar escrito, dialécticamente podemos percibir.
Javier Caso Iglesias [22.05.2006 12:15] - 552 lecturas
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=18698