Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
Soy de los que considera que hay que apostar, con propuestas concretas y específicas, al proceso de UNIDAD POPULAR; articulando para ello mecanismos en los cuales personas y organizaciones interesadas en él podamos contribuir más allá de los corsé que suelen imponer siglas concretas.
La pregunta que tendrían que hacerse las organizaciones que apuestan por un cambio de país (Podemos, Anova, Compromís, Equo, IU-ICV, CxM, Cha, Més, La Izquierda, ...) es sencilla, la planteo hablando en plata para que se entienda lo que quiero decir, y es la siguiente: ¿Queremos ser organizaciones determinantes en el nuevo panorama político que la ciudadanía exige a los que nos ubicamos enfrente del sistema o vamos a seguir siendo unos nuevos/viejos chiringuitos identitarios y marginales de nostálgicos que no hagan ni cosquillas al sistema?
Tanto los del eje conceptual de "izquierda" como los del eje conceptual de "abajo" hasta ahora han sido muy firmes en las formas pero muy endebles en los principios. Estamos como estamos a consecuencia de esto. Ahora toca hacer como nuestros clásicos aconsejaban, ser firmes en los principios y flexibles en las formas. Y ser firmes en los principios significa saber lo que hay que hacer, esto es, UNIDAD POPULAR. Hay conceptos que ya han quedado como los significantes vacíos de los que habla Laclau, hemos de dejarnos de centrar el debate en esos significantes vacíos y poner el interés en propuestas muy concretas que podamos poner en común y consensuar; pues incluso esos significantes vacíos que teorizó Ernesto Laclau (http://goo.gl/xVqo1O), llegado cierto momento político, y como indicaba el propio Laclau, hay que concretarlos.
Algunas propuestas concretas serían las siguientes: Reforma Agraria Integral; Creación de una Banca Pública; Reapropiación de las empresas de sectores estratégicos privatizadas; Renta Básica; Anticipación de la Edad de Jubilación; Salario Mínimo Interprofesional y Pensión Mínima de Jubilación de 1.000 euros; Sistema Fiscal Progresivo; Estado Federal, Laico y Republicano; etc...
Y para conseguir estas propuestas concretas hay que impulsar procesos de UNIDAD POPULAR de los que están/estamos enfrente del sistema. Pero procesos también muy claros. No se trata de sumas de siglas o de agrupación de personajes políticos, sino de procesos de articulación de la UNIDAD POPULAR en los que quede claro que el poder reside en el pueblo. En los que quede claro que el modelo de relación que vamos a tener entre nosotros es horizontal y que todo se somete a las bases a través de procesos asamblearios periódicos y temporalizados. Que programas, como candidatos de esos procesos de UNIDAD POPULAR son elegidos en primarias abiertas a la ciudadanía (todo para el pueblo pero con el pueblo); que todo es decidido y debatido, de la forma más participativa y abierta posible, por el pueblo. Que van a ser procesos de UNIDAD POPULAR muy inclusivos, sin primacía de siglas y que no vamos a ser sostén ni muletilla de las políticas austericidas y de recortes de ninguna de las patas políticas del sistema (PP-PSOE). Se negocia sobre programa y medidas concretas y lo negociado se somete siempre a referéndum de las bases de la UNIDAD POPULAR.
O comenzamos a trabajar así, de una forma muy clara y sin subterfugios o no llegaremos a nada, pues seguiremos haciendo más de lo mismo de siempre y esto ya vemos que, al sistema, no le hace ni cosquillas. Seamos pues muy rigurosos en el análisis tanto de lo realizado por los demás como de las propias carencias nuestras.
Tras las elecciones municipales y autonómicas las organizaciones y personas que primero lancen esa propuesta y den alternativas viables de articulación de la UNIDAD POPULAR van a ser quienes terminen liderando el proceso.
Ya no caben medias tintas ni quedarse plantado en el propio espacio, eso a la ciudadanía no le sirve; hay que ir de una forma clara hacia la UNIDAD POPULAR, no solo de palabra, no solo como elemento del discurso; sino con medidas y propuestas concretas que la hagan posible. Sin UNIDAD POPULAR no conseguiremos ser una alternativa de país. Seguiremos como hasta ahora, esto es, sin hacerle ni cosquillas al sistema, resignados y sufriendo las políticas austericidas y de recortes.
Aquí se podría parafrasear al Che Guevara diciendo que si el presente es la UNIDAD POPULAR, el futuro es nuestro.
Soy de los que considera que hay que apostar, con propuestas concretas y específicas, al proceso de UNIDAD POPULAR; articulando para ello mecanismos en los cuales personas y organizaciones interesadas en él podamos contribuir más allá de los corsé que suelen imponer siglas concretas.
La pregunta que tendrían que hacerse las organizaciones que apuestan por un cambio de país (Podemos, Anova, Compromís, Equo, IU-ICV, CxM, Cha, Més, La Izquierda, ...) es sencilla, la planteo hablando en plata para que se entienda lo que quiero decir, y es la siguiente: ¿Queremos ser organizaciones determinantes en el nuevo panorama político que la ciudadanía exige a los que nos ubicamos enfrente del sistema o vamos a seguir siendo unos nuevos/viejos chiringuitos identitarios y marginales de nostálgicos que no hagan ni cosquillas al sistema?
Tanto los del eje conceptual de "izquierda" como los del eje conceptual de "abajo" hasta ahora han sido muy firmes en las formas pero muy endebles en los principios. Estamos como estamos a consecuencia de esto. Ahora toca hacer como nuestros clásicos aconsejaban, ser firmes en los principios y flexibles en las formas. Y ser firmes en los principios significa saber lo que hay que hacer, esto es, UNIDAD POPULAR. Hay conceptos que ya han quedado como los significantes vacíos de los que habla Laclau, hemos de dejarnos de centrar el debate en esos significantes vacíos y poner el interés en propuestas muy concretas que podamos poner en común y consensuar; pues incluso esos significantes vacíos que teorizó Ernesto Laclau (http://goo.gl/xVqo1O), llegado cierto momento político, y como indicaba el propio Laclau, hay que concretarlos.
Algunas propuestas concretas serían las siguientes: Reforma Agraria Integral; Creación de una Banca Pública; Reapropiación de las empresas de sectores estratégicos privatizadas; Renta Básica; Anticipación de la Edad de Jubilación; Salario Mínimo Interprofesional y Pensión Mínima de Jubilación de 1.000 euros; Sistema Fiscal Progresivo; Estado Federal, Laico y Republicano; etc...
Y para conseguir estas propuestas concretas hay que impulsar procesos de UNIDAD POPULAR de los que están/estamos enfrente del sistema. Pero procesos también muy claros. No se trata de sumas de siglas o de agrupación de personajes políticos, sino de procesos de articulación de la UNIDAD POPULAR en los que quede claro que el poder reside en el pueblo. En los que quede claro que el modelo de relación que vamos a tener entre nosotros es horizontal y que todo se somete a las bases a través de procesos asamblearios periódicos y temporalizados. Que programas, como candidatos de esos procesos de UNIDAD POPULAR son elegidos en primarias abiertas a la ciudadanía (todo para el pueblo pero con el pueblo); que todo es decidido y debatido, de la forma más participativa y abierta posible, por el pueblo. Que van a ser procesos de UNIDAD POPULAR muy inclusivos, sin primacía de siglas y que no vamos a ser sostén ni muletilla de las políticas austericidas y de recortes de ninguna de las patas políticas del sistema (PP-PSOE). Se negocia sobre programa y medidas concretas y lo negociado se somete siempre a referéndum de las bases de la UNIDAD POPULAR.
O comenzamos a trabajar así, de una forma muy clara y sin subterfugios o no llegaremos a nada, pues seguiremos haciendo más de lo mismo de siempre y esto ya vemos que, al sistema, no le hace ni cosquillas. Seamos pues muy rigurosos en el análisis tanto de lo realizado por los demás como de las propias carencias nuestras.
Tras las elecciones municipales y autonómicas las organizaciones y personas que primero lancen esa propuesta y den alternativas viables de articulación de la UNIDAD POPULAR van a ser quienes terminen liderando el proceso.
Ya no caben medias tintas ni quedarse plantado en el propio espacio, eso a la ciudadanía no le sirve; hay que ir de una forma clara hacia la UNIDAD POPULAR, no solo de palabra, no solo como elemento del discurso; sino con medidas y propuestas concretas que la hagan posible. Sin UNIDAD POPULAR no conseguiremos ser una alternativa de país. Seguiremos como hasta ahora, esto es, sin hacerle ni cosquillas al sistema, resignados y sufriendo las políticas austericidas y de recortes.
Aquí se podría parafrasear al Che Guevara diciendo que si el presente es la UNIDAD POPULAR, el futuro es nuestro.
El problema técnico es que los partidos han dejado de ser herramientas adecuadas.
ResponderEliminarTodos tienden a la verticalidad para poder ganar las eleccioness
Por un lado están las organizaciones, que asumen el compromiso de canalizar las demandas y planificar la acción, el liderazgo y por otro el compromiso de la gente.
ResponderEliminarDentro de las organizaciones hay unas que se encargan de las luchas sectoriales y otras de articular los procesos de participación en las instituciones y los centros de poder. No tendrían porque ser incompatibles y además, las unas sin las otras no cumplen sus objetivos.
No podemos volver a caer en los errores del 78, abandonar las movilizaciones delegando en los partidos políticos. Y los partidos políticos se corromperán sin la fiscalización constante de las organizaciones ciudadanas.
Hace dos semanas aprendí un concepto; los procesos de incidencia política y liderazgo ciudadano. Es un mandato de las naciones unidas, articular esos procesos a través de los movimientos civiles.
Reivindiquemos ese objetivo y convirtámonos en la herramienta de ese proceso de incidencia que, por definición, debe estar fuera de la estructura de los partidos, pero no desconectada.
Para mí sería un error desconectarnos de los partidos, si nos fallan, impulsamos otros.
Creo que deben ser en cierto modo permeables. Las asociaciones siempre tendrán más libertad.
Revisar como ha sido los procesos de negociación nos ayudaría a comprender que ha fracasado. Aquí serían muy útiles las actas de las reuniones.
Aun así hay otro aspecto que siempre estará presente. Puntos de vista diferentes y planificaciones estratégicas diferentes, esto no tendría porque suponer ruptura.
Otro factor muy humano es la desconfianza personal. La representación exige depositar la confianza en personas que consideramos capaces de interpretar y defender nuestros objetivos
En cuanto a la gente. considero que tenemos varias tareas que abarcan desde lo personal hasta lo comunitario.
En lo personal, la conciencia, el compromiso e incluso la espiritualidad.
En lo relacional el apoyo mutuo, la solidaridad.
En lo comunitario escuchar y canalizar el discurso de la gente y confrontarlo con el discurso oficial dominante. algo así como establecer pruebas de realidad ante las milongas que nos cuentan desde las grandes compañías.
La gente solo se va a molestar en participar si piensa que su opinión cuenta y su aportación sirve para conseguir cosas
En los pueblos (municipios) es donde movimiento social y movimiento político se tocan y es en ellos únicamente donde la asamblea vecinal puede decidir por el partido político ordenando a este.
ResponderEliminarPor eso construyamos asambleas abiertas (y multipartitas) en los pueblos y que sean los vecinos quienes ordenen a los políticos organizando sus candidaturas y no al reves.
Estas estructuras locales son las únicas que pueden hacer realidad aquello de "de abajo a arriba"