jueves, 13 de noviembre de 2008

Dejarse trastornar por el trastorno

Nos dice Dethlefsen Thorwald que hemos de considerar importante dejarse trastornar por el trastorno. Un síntoma no hace sino corregir desequilibrios: el hiperactivo es obligado a descansar, el superdinámico es inmovilizado, el comunicativo es silenciado. El síntoma activa el polo rechazado.

Tenemos que prestar atención a esta intimación, renunciar voluntariamente a lo que se nos arrebata y aceptar de buen grado lo que se nos impone. La enfermedad siempre es una crisis y toda crisis exige una evolución.

Todo intento de recuperar el estado de antes de una enfermedad es prueba de ingenuidad o de tontería. La enfermedad quiere conducirnos a zonas nuevas, desconocidas y no vividas; cuando, consciente y voluntariamente, atendemos este llamamiento damos sentido a la crisis.

Todo lo que pasa en el cuerpo da experiencia. Hasta qué punto de la conciencia llegará la experiencia en cada caso no puede predecirse. Aquí rigen las mismas leyes que en todo proceso de aprendizaje.

Por ejemplo, un niño, con cada cuenta que hace, aprende algo, pero no se sabe cuándo llegará a captar el principio matemático del cálculo. Hasta que lo capte, cada cuenta le hará sufrir un poco. Sólo la captación del principio (fondo) despoja la cuenta (forma) de su carácter doloroso.

Análogamente, cada síntoma es un llamamiento a ver y comprender el problema de fondo. Si esto no se consigue porque uno, por ejemplo, no ve lo que hay más allá de la proyección y considera el síntoma como un trastorno fortuito de carácter funcional, las llamadas a la comprensión no sólo continuarán sino que se harán más perentorias.

A esta progresión que va desde la suave sugerencia hasta la más severa presión lo llamamos fases de escalada. A cada fase, aumenta la intensidad con la que el destino incita al ser humano a cuestionarse su habitual visión y asumir conscientemente algo que hasta ahora mantenía reprimido. Cuanto mayor es la propia resistencia, mayor será la presión del síntoma.

En este punto se puede advertir la validez de la regla que dice que todo impulso interior al que se niegue la integración volverá a nosotros aparentemente desde fuera.

2 comentarios:

  1. ¡Buenas tardes Javier!
    Pues la verdad que no se yo, mas bien diría que cada trastorno tiene un proceso, pero si somos conscientes de que padecemos un trastorno y este nos es nocivo para la salud o el sistema en que vivimos y nos desarrollamos, lo mejor es atajarlo, mejor dicho atajarlo cuantos antes y poner remedios para que este no nos ocasione mayor dolor o secuelas.
    En el último punto pienso, que cuando uno es descubridor o creedor de la verdad, aunque te intenten coaccionar, hacer ver que eres el único que crees en eso, si te mantienes firme, seguro que al final tu convicción prevalece hacia lo que te rodea.
    Un abrazote

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  2. Hola Ruth:

    Lo importante de ese dejarse trastornar por el trastorno es entenderlo. Saber que cumple un proposito, el propósito de hacernos ver que algo en las contingencias no funciona correctamente. Pide el trastorno ser trascendido, superado; pero trascendido y superado integrando la parte de nosotros mismos que no aceptamos; cambiándole la metodología. Ir hacia un saber hacer a través del saber ser.

    De eso hablo hoy en mi nuevo post, te invito a pasarte y leerlo. Espero que te guste.

    Recibe un abrazote amiga.

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