Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
Para el sistema siempre ha sido más digerible la izquierda que lo de abajo. Lo de abajo siempre le ha dado miedo a lo de arriba.
El mismo término izquierda surge el 11 de septiembre de 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la revolución burguesa francesa para designar a una de sus sensibilidades, la sensibilidad que no quería injerencias ajenas para llevar a cabo su santa voluntad en el hacer y deshacer en función de sus intereses, de los intereses de ella misma, o sea, de la propia burguesía.
El término izquierda es un concepto enteramente burgués, por eso a la burguesía nunca la ha atemorizado la izquierda y como ejemplo ilustrativo sirva observar este tiempo que vivimos, de la transición hasta el día de hoy, en nuestro país, la izquierda política y sindical no ha hecho otra cosa que asumir sin resistencia los dictados del capital. Desde la transición al día de hoy no hemos hecho otra cosa que perder y perder más y más derechos adquiridos.
El único movimiento que ha puesto freno a lo de arriba siempre ha surgido desde abajo. El 15M es el ejemplo más cercano.
Desde abajo siempre se ha recusado, contestado y rebatido a lo de arriba. Desde Adán y Eva que fueron expulsados del paraíso por el que estaba arriba por tener relación con lo de abajo, o sea, con serpientes, árboles, manzanas, hojas de parra, etc..., o sea, con la naturaleza misma que es muy de abajo. El significado simbólico, alegórico que siempre se ha asignado por el pueblo a las serpientes, a los árboles, a las manzanas, a las hojas de parra, etc... siempre ha sido muy claro; como siempre ha sido muy claro que todo está relacionado con el establecimiento de otras relaciones, de propiedad, para que todo sea de abajo, o sea, horizontal, accesible, democrático, participativo, entendible, etc...
Marx solía decir que, en relación a lo de abajo, no hay que representarlo ni reprimirlo por lo de arriba, sino que había que ponerlo en libertad; "poner en libertad los elementos de la nueva sociedad" fueron sus palabras textuales.
Años más tarde Freud añadió lo pernicioso, e inútil a la larga, que resulta la represión ("Verdrängung") de lo de abajo. Como diría George Groddeck, la pelea eterna está por quién somos "vividos".
Por estas razones decía en el artículo de opinión titulado "La pataleta de Llamazares y de la vieja izquierda" (http://goo.gl/se13wk) que llama la atención, por lo que de comicidad tiene su virulencia y extemporaneidad, la enorme la pataleta de Gaspar Llamazares en relación al pacto de Podemos, las Confluencias y UP-IU. Y llama la atención, sobre todo, por lo que indica Jaime Miquel en ese artículo, que Llamazares "toca el contrabajo" en esta orquesta del Titanic que es la vieja izquierda de los "contra-abajo" y que "con-trabajo" se van a mantener a flote tras el 26-J por ser tan contrabajo en todas sus acepciones.
Para el sistema siempre ha sido más digerible la izquierda que lo de abajo. Lo de abajo siempre le ha dado miedo a lo de arriba.
El mismo término izquierda surge el 11 de septiembre de 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la revolución burguesa francesa para designar a una de sus sensibilidades, la sensibilidad que no quería injerencias ajenas para llevar a cabo su santa voluntad en el hacer y deshacer en función de sus intereses, de los intereses de ella misma, o sea, de la propia burguesía.
El término izquierda es un concepto enteramente burgués, por eso a la burguesía nunca la ha atemorizado la izquierda y como ejemplo ilustrativo sirva observar este tiempo que vivimos, de la transición hasta el día de hoy, en nuestro país, la izquierda política y sindical no ha hecho otra cosa que asumir sin resistencia los dictados del capital. Desde la transición al día de hoy no hemos hecho otra cosa que perder y perder más y más derechos adquiridos.
El único movimiento que ha puesto freno a lo de arriba siempre ha surgido desde abajo. El 15M es el ejemplo más cercano.
Desde abajo siempre se ha recusado, contestado y rebatido a lo de arriba. Desde Adán y Eva que fueron expulsados del paraíso por el que estaba arriba por tener relación con lo de abajo, o sea, con serpientes, árboles, manzanas, hojas de parra, etc..., o sea, con la naturaleza misma que es muy de abajo. El significado simbólico, alegórico que siempre se ha asignado por el pueblo a las serpientes, a los árboles, a las manzanas, a las hojas de parra, etc... siempre ha sido muy claro; como siempre ha sido muy claro que todo está relacionado con el establecimiento de otras relaciones, de propiedad, para que todo sea de abajo, o sea, horizontal, accesible, democrático, participativo, entendible, etc...
Marx solía decir que, en relación a lo de abajo, no hay que representarlo ni reprimirlo por lo de arriba, sino que había que ponerlo en libertad; "poner en libertad los elementos de la nueva sociedad" fueron sus palabras textuales.
Años más tarde Freud añadió lo pernicioso, e inútil a la larga, que resulta la represión ("Verdrängung") de lo de abajo. Como diría George Groddeck, la pelea eterna está por quién somos "vividos".
Por estas razones decía en el artículo de opinión titulado "La pataleta de Llamazares y de la vieja izquierda" (http://goo.gl/se13wk) que llama la atención, por lo que de comicidad tiene su virulencia y extemporaneidad, la enorme la pataleta de Gaspar Llamazares en relación al pacto de Podemos, las Confluencias y UP-IU. Y llama la atención, sobre todo, por lo que indica Jaime Miquel en ese artículo, que Llamazares "toca el contrabajo" en esta orquesta del Titanic que es la vieja izquierda de los "contra-abajo" y que "con-trabajo" se van a mantener a flote tras el 26-J por ser tan contrabajo en todas sus acepciones.
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