Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
Los resultados de estas elecciones generales del 20-D de 2015 parecen no haber satisfecho a nadie, en las sedes de los principales partidos de uno y otro signo había más caras largas en la noche electoral que otra cosa, lo cual creo que es bueno y obligará a esforzarse; a esforzarse, por parte de los partidos políticos, para hacerlo mejor de lo que se ha hecho hasta ahora para ser adecuadas herramientas al servicio de la ciudadanía y dejar de ser fines en sí mismos, y este es un mensaje tanto para las viejas opciones políticas como para las nuevas.
Toca pues, con estas mimbres que son los resultados electorales conseguidos, resolver los problemas que tiene este país; el principal el del entendimiento. Pues si no hay entendimiento y vamos a nuevas elecciones generales pienso que el escenario que saldrá de las urnas puede ser aún peor para el entendimiento o el acuerdo, pues en una realidad cambiante de votos muy volátiles y transversales del eje nuevo-viejo saldrían perjudicadas las opciones menos fuertes de ambos lados de este eje conceptual.
La ciudadanía quiere cambio y lo va a tener, pues por muy pertinaces que sean algunas opciones políticas en autorepresentarse a sí mismas, lo que la gente ha votado es para que se represente adecuadamente a la mayoría social de ciudadanos de este país y no al entorno clientelar de los partidos como hasta ahora.
Este 20-D de 2015 el orden del 78 ha tocado a fin, ha tocado a fin el sistema bipartidista del PP-PSOE, ha tocado a su fin la arrogancia y la prepotencia de los partidos del turno, ha tocado a su fin esa ley electoral que blindaba a políticos y desprotegía a la ciudadanía, ha tocado a su fin el capitalismo de amiguetes, ha tocado a su fin las puertas giratorias, ha tocado a su fin la corrupción de las élites políticas y económicas de este país, ha tocado a su fin el desamparo de los más débiles, ha tocado a su fin el derroche y los gastos suntuarios que mantienen instituciones obsoletas como el Senado y las Diputaciones Provinciales con el único fin de mantener subsidiados a políticos ineficaces que pasan a la reserva.
En esta legislatura tiene que dar comienzo a un orden nuevo, con una constitución reformada que esté verdaderamente al servicio de los ciudadanos y deje de ser un cheque en blanco para que la casta política y su capitalismo de amiguetes de los Gürtel, Bárcenas, Noos, Púnica, Filesa, Eres, Edu, Pokémon, Campeón, ..., haga y deshaga a su antojo.
Los ciudadanos, los electores de este país, esperamos y deseamos que en estos cuatro años de legislatura un orden nuevo más justo y eficaz sea diseñado por nuestras instituciones, un orden nuevo que pueda ilusionar más para que dentro de cuatro años superemos incluso los índices de participación en las elecciones y podamos sacar de la abstención activa, o de votar al menos malo, a esos miles de ciudadanos que desean sentirse también adecuadamente representados.
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