Plasencia y la gestión municipal

Uno ya tiene asumido que es una persona de esas llamadas políticamente incorrectas, esto es, de esas que suelen decir lo que perciben sin complejos ni vértigos suscitados por las consecuencias que este transparente y consecuente actuar suele traer aparejados.

Expresa el dicho popular que quién avisa no es traidor. En el cuento del Rey desnudo, también conocido como el traje nuevo del Emperador, unos niños advierten que el Rey iba desnudo. Su valor didáctico estriba en la denuncia de la hipocresía y del miedo al juicio de los demás. Este cuento de Andersen significa que no existen apreciaciones estúpidas.

Todo esto lo expreso en relación a la situación que percibimos en la ciudad de Plasencia. Los ciudadanos aprecian una gestión municipal manifiestamente mejorable. Hay un aspecto fundamental que no funciona como sería deseable, la comunicación entre el ayuntamiento y la ciudadanía. Se sigue con el viejo cliché de que el ciudadano ha de estar detrás del político, es como si se pensara que el Jefe es el que debe de estar corriendo detrás de sus empleados. La soberanía nacional, como así afirma nuestra constitución, reside en el pueblo. El pueblo es pues el soberano, el que ha de mandar y del que se ha de que estar pendiente a sus demandas.

El equipo de gobierno actual viene de dos victorias pírricas. Las dos gracias a las crisis internas del PP. Una facilitada por Raquel Puertas y la otra por Victoria Domínguez. Téngase en cuenta esto cuando la pelota está en el alero y más fuera de dentro. O se hace una buena política de comunicación para explicar lo que se hace, da la impresión que es poco o prácticamente nada, o cuando toque no sería extraño que se quedaran fuera haciendo oposición en vez de liderar el gobierno.

Por Javier Caso Iglesias. Plasencia (Cáceres)