domingo, 6 de octubre de 2013

Sobre la praxis política de la vota-botacracia (poliarquía)

La poliarquía o policracia se asienta sobre la praxis política de la vota-botacracia, esto es, utilizar el mecanismo del voto para botar (excluir). Esta, como es obvio, es una mala praxis. Tengamos en cuenta que no es lo mismo una democracia que un gobierno de la mayoría. Los gobiernos de la mayoría, y ejemplos a lo largo de la historia existen muchos, terminan trasformados en "la dictadura de la mayoría" (dictaduras bolcheviques, del ruso Большевик, Bolshevik o Bolševik, "miembro de la mayoría"), que puede ser peor que una dictadura abierta, porque se presenta con la careta de la democracia. Pero arrasa los derechos de la minoría, y puede terminar usando la fuerza, el ostracismo o la exclusión, para lograr sus propósitos. De lo que se trata es de buscar el consenso, no imponer el criterio de una parte. Además, toda fracción que se hace vasta termina convirtiéndose en facción (camarilla) y lo vasto (extenso) transformándose en basto (burdo e inapropiado).

En la leyenda del Sol y la Luna, cuyo enlace os dejo a continuación (http://www.revistafusion.com/2006/octubre/buho157.htm) se dice lo mismo sobre el modelo vota-botacrático pero con menos prosa y más lírica.-

Varias veces al año el Consejo de la tribu Nan-ka, formado por los hombres y mujeres más sabios de cada tribu, se juntaban para hablar e intercambiar los descubrimientos, compartir las preocupaciones, y buscar soluciones a los problemas de unos u otros o de todos, porque algunas cosas que sucedían les afectaban a todos por igual.

Pero en las reuniones no sólo se hablaba del presente y del futuro, también había un tiempo, al principio de cada reunión, en la que un representante de cada tribu recordaba los errores del pasado, un pasado lleno de guerras, de egoísmo, de ignorancia, un pasado que casi les lleva a la destrucción total, y que no querían olvidar porque todos sabían que el tiempo es un todo, que el pasado condiciona el presente y el presente construye el futuro.

Habían aprendido la lección, por eso ahora cuidaban lo más sagrado y precioso que poseían, la unidad. La unidad entre las tribus, el respeto a cada una, a sus costumbres, a sus creencias. La unidad con la tierra, con los animales, con la vida que les rodeaba. Sabían que todos, tierra, animales y hombres, formaban parte de una gran red y que sólo si se cuidaba la red existiría futuro.

Y para que esa unidad se fortaleciese, varias veces al año las tribus, al completo, se juntaban.

Esta leyenda es preciosa y el final, al que podréis descubrir si accedéis a través del enlace que os dejo más arriba, impresionante y maravilloso. En ese final se habla de la capacidad para jugar, pues sin saber jugar, sin saber ser personas lúdicas no existe el futuro ni la unidad.

Dice la Leyenda que desde que en el pasado Sol y Luna se unieron abrieron el camino para que los opuestos puedan relacionarse, porque todos tenemos a un Sol y a una Luna dentro de nosotros, y mientras no unamos esas dos partes, nunca estaremos completos.

1 comentario:

  1. Echando un vistazo a tu blog ésta es la entrada que he elegido para leer.
    No conocía la leyenda del Sol y la Luna. Difícil encontrar la armonía.

    Un saludo.

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