Por Javier Caso Iglesias | Analista Político
La aparición en escena de Podemos es consecuencia del momento político que estamos viviendo. Un momento político en el que la ciudadanía más consciente pide a gritos empoderarse, tener el derecho permanente de decidir en sus manos y delegarlo lo menos posible; pues la ciudadanía se ha dado cuenta que, cada vez que delega su capacidad de decisión, crea una casta político/institucional que la engaña miserablemente laborando contra los propios intereses de los representados.
Así que en este siglo XXI en el que estamos este tsunami democrático, que tanto el grado de conciencia de la ciudadanía y las nuevas tecnologías permiten, está indicando que si se puede gestionar un país prescindiendo de su casta política/institucional; poniendo en sus sustitución a los propios ciudadanos que de forma temporal y a cambio de un salario moderado ejercerán el mandato de ese gobernar obedeciendo que estos nuevos tiempos demandan, más cuando esos ciudadanos son personas altamente cualificadas de brillantes currículum y procedentes de la generación de españoles mejor formada de nuestra historia.
En estos días estamos viendo como las diferentes castas partitocráticas están intentando salvarse de la quema. Estamos viendo los desesperados intentos, en especial los de la "izquierda", por trasladar las decisiones y las elecciones de esa casta a los militantes de sus partidos. Recientemente observábamos como IU de Andalucía iba a someter a primarias la elección de su candidato a presidir la Junta de Andalucía; lo mismo le ocurre al PSOE que, de la noche a la mañana, su oligarquía de barones ha decidido que al próximo Secretario General del partido lo elijan los militantes.
No obstante estos métodos ya se han quedado obsoletos nada más nacer, pues esto era lo que tocaba haber hecho en las últimas décadas del pasado siglo XX por parte de los partidos políticos. En el siglo XXI lo que toca no es empoderar a la militancia, sino empoderar a la ciudadanía como está haciendo Podemos. Esta realidad ha cogido con el paso cambiado a toda esa "izquierda" que creía que con una mínima operación de maquillaje estético iba a seguir manteniendo vivo el poder de su casta oligárquica.
Ahora de lo que se trata, una vez que el tsunami de Podemos lo ha puesto en el primer orden de la agenda, es hacer entender que ya no nos valen las partitocracias por muy refrendadas, por los militantes de los partidos clásicos, que lo estén; ahora lo que hay que entender es que a la ciudadanía hay que empoderarla de verdad, ofreciéndole a esta ciudadanía, de una forma constante, la capacidad de decidir y de autoempoderarse sin castas ni oligarquías que la representen.
El principio fundamental en estos momentos es ese que dice que la emancipación de la ciudadanía será obra de ella misma, pues de no ser así no será. Este camino también es el que deberá emprender, antes o después, el resto de organizaciones que deseen ser tenidas en cuenta por la ciudadanía y ubicadas dentro del espacio de ruptura con el sistema y el régimen.
Aquí ya no va nadie a convocar a nadie para repartirse el pastel, pues ese pastel ya no lo reparten jerarquías o nomenclaturas; lo que toca hacer es abrir procesos de empoderamiento ciudadano y popular por parte de las organizaciones de los de abajo y de los de izquierdas.
Las reglas del juego político, también las de la llamada "izquierda", han sido quebradas. Ni siquiera ese empoderamiento de la militancia que están intentando, como digo, el PSOE e IU las salvará de este tsunami democrático, ciudadano y popular que se ha desatado y que los resultados de Podemos no son más que la punta del Iceberg.
El lugar político que algunos ocupamos ahora es el que hemos ocupado siempre. En las pasadas elecciones municipales el lema del movimiento ciudadano con el que presentamos candidatura fue: "nos quitamos nosotros para que se ponga la ciudadanía". Ese es el lugar político en el que nos seguimos manteniendo. En cuestión de principios no hemos cedido ni un milímetro, al contrario, vemos con alegría que esta forma de hacer política y relacionarse haya sido refrendada por la ciudadanía con más de un millón de votos. Siempre hemos dicho desde los movimientos ciudadanos que las siglas nos daban igual, que también nos daba igual estar nosotros u otras personas en las candidaturas, pues no tenemos ningún afán personal en esto; pero que íbamos a ser muy persistentes en la defensa de los principios y en ello estamos.
El ofrecimiento que he realizado, para formar parte del Equipo de Trabajo de Pablo Iglesias encargado de organizar la Asamblea Ciudadana de PODEMOS, responde a ello. Me da igual si termino siendo su asesor o no, eso es totalmente secundario e irrelevante; lo que nos importa a los movimientos ciudadanos en los que participo es que se hable del contenido del documento que le hago llegar y cuyo enlace a continuación os dejo: http://goo.gl/ekvI2J
La aparición en escena de Podemos es consecuencia del momento político que estamos viviendo. Un momento político en el que la ciudadanía más consciente pide a gritos empoderarse, tener el derecho permanente de decidir en sus manos y delegarlo lo menos posible; pues la ciudadanía se ha dado cuenta que, cada vez que delega su capacidad de decisión, crea una casta político/institucional que la engaña miserablemente laborando contra los propios intereses de los representados.
Así que en este siglo XXI en el que estamos este tsunami democrático, que tanto el grado de conciencia de la ciudadanía y las nuevas tecnologías permiten, está indicando que si se puede gestionar un país prescindiendo de su casta política/institucional; poniendo en sus sustitución a los propios ciudadanos que de forma temporal y a cambio de un salario moderado ejercerán el mandato de ese gobernar obedeciendo que estos nuevos tiempos demandan, más cuando esos ciudadanos son personas altamente cualificadas de brillantes currículum y procedentes de la generación de españoles mejor formada de nuestra historia.
En estos días estamos viendo como las diferentes castas partitocráticas están intentando salvarse de la quema. Estamos viendo los desesperados intentos, en especial los de la "izquierda", por trasladar las decisiones y las elecciones de esa casta a los militantes de sus partidos. Recientemente observábamos como IU de Andalucía iba a someter a primarias la elección de su candidato a presidir la Junta de Andalucía; lo mismo le ocurre al PSOE que, de la noche a la mañana, su oligarquía de barones ha decidido que al próximo Secretario General del partido lo elijan los militantes.
No obstante estos métodos ya se han quedado obsoletos nada más nacer, pues esto era lo que tocaba haber hecho en las últimas décadas del pasado siglo XX por parte de los partidos políticos. En el siglo XXI lo que toca no es empoderar a la militancia, sino empoderar a la ciudadanía como está haciendo Podemos. Esta realidad ha cogido con el paso cambiado a toda esa "izquierda" que creía que con una mínima operación de maquillaje estético iba a seguir manteniendo vivo el poder de su casta oligárquica.
Ahora de lo que se trata, una vez que el tsunami de Podemos lo ha puesto en el primer orden de la agenda, es hacer entender que ya no nos valen las partitocracias por muy refrendadas, por los militantes de los partidos clásicos, que lo estén; ahora lo que hay que entender es que a la ciudadanía hay que empoderarla de verdad, ofreciéndole a esta ciudadanía, de una forma constante, la capacidad de decidir y de autoempoderarse sin castas ni oligarquías que la representen.
El principio fundamental en estos momentos es ese que dice que la emancipación de la ciudadanía será obra de ella misma, pues de no ser así no será. Este camino también es el que deberá emprender, antes o después, el resto de organizaciones que deseen ser tenidas en cuenta por la ciudadanía y ubicadas dentro del espacio de ruptura con el sistema y el régimen.
Aquí ya no va nadie a convocar a nadie para repartirse el pastel, pues ese pastel ya no lo reparten jerarquías o nomenclaturas; lo que toca hacer es abrir procesos de empoderamiento ciudadano y popular por parte de las organizaciones de los de abajo y de los de izquierdas.
Las reglas del juego político, también las de la llamada "izquierda", han sido quebradas. Ni siquiera ese empoderamiento de la militancia que están intentando, como digo, el PSOE e IU las salvará de este tsunami democrático, ciudadano y popular que se ha desatado y que los resultados de Podemos no son más que la punta del Iceberg.
El lugar político que algunos ocupamos ahora es el que hemos ocupado siempre. En las pasadas elecciones municipales el lema del movimiento ciudadano con el que presentamos candidatura fue: "nos quitamos nosotros para que se ponga la ciudadanía". Ese es el lugar político en el que nos seguimos manteniendo. En cuestión de principios no hemos cedido ni un milímetro, al contrario, vemos con alegría que esta forma de hacer política y relacionarse haya sido refrendada por la ciudadanía con más de un millón de votos. Siempre hemos dicho desde los movimientos ciudadanos que las siglas nos daban igual, que también nos daba igual estar nosotros u otras personas en las candidaturas, pues no tenemos ningún afán personal en esto; pero que íbamos a ser muy persistentes en la defensa de los principios y en ello estamos.
El ofrecimiento que he realizado, para formar parte del Equipo de Trabajo de Pablo Iglesias encargado de organizar la Asamblea Ciudadana de PODEMOS, responde a ello. Me da igual si termino siendo su asesor o no, eso es totalmente secundario e irrelevante; lo que nos importa a los movimientos ciudadanos en los que participo es que se hable del contenido del documento que le hago llegar y cuyo enlace a continuación os dejo: http://goo.gl/ekvI2J
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