Un medio de comunicación pregunta a sus lectores, en relación a la solicitud de ayuda económica para superar la crisis que han realizado al gobierno de los Estados Unidos los estudios de cine porno, ¿Cree que tienen derecho, como cualquier otro sector de la industria?
La respuesta de estos ha sido contundente y curiosa para aquellos que a la antropología se dedican, pues casi un 60% responde afirmativamente a esa petición de ayuda.
La verdad es que es mejor que algunos se dediquen a entretenerse en estos menesteres que a realizar actos vandálicos como el llevado a cabo en pasado sábado en Plasencia donde se rajaron las ruedas a una treintena de vehículos según cuentan los vecinos afectados. La acción dio comienzo en la Puerta Berrozana y terminó en Los Arcos de San Antón.
Expresa el dicho popular que sólo se combate lo que se teme. No hay más enemigo que aquél que nosotros declaramos como tal.
De tener que declarar enemigo, opto por señalar a los vándalos; a esos vándalos a los que se hace necesario combatir por ser temerosas las consecuencias de sus actos. No obstante difícil es combatir cuando todo falla. No sabemos endoculturizar, perdemos las oportunidades y menospreciamos los instrumentos.
En lo laboral ocurre prácticamente lo mismo, tampoco nos vale el empleo como herramienta socializadora; pues nadie expresa más explícitamente el menosprecio por un trabajo que el patrón que lo (mal)paga. El resto de la sociedad, contraviniendo sus valores declarados referentes a la dignidad del trabajo, también infravalora el trabajo escasamente remunerado.
No obstante para consolarnos siempre nos queda ese aforismo positivista y esperanzador que un gran estratega pronunció: Cuanto peor, mejor.
La respuesta de estos ha sido contundente y curiosa para aquellos que a la antropología se dedican, pues casi un 60% responde afirmativamente a esa petición de ayuda.
La verdad es que es mejor que algunos se dediquen a entretenerse en estos menesteres que a realizar actos vandálicos como el llevado a cabo en pasado sábado en Plasencia donde se rajaron las ruedas a una treintena de vehículos según cuentan los vecinos afectados. La acción dio comienzo en la Puerta Berrozana y terminó en Los Arcos de San Antón.
Expresa el dicho popular que sólo se combate lo que se teme. No hay más enemigo que aquél que nosotros declaramos como tal.
De tener que declarar enemigo, opto por señalar a los vándalos; a esos vándalos a los que se hace necesario combatir por ser temerosas las consecuencias de sus actos. No obstante difícil es combatir cuando todo falla. No sabemos endoculturizar, perdemos las oportunidades y menospreciamos los instrumentos.
En lo laboral ocurre prácticamente lo mismo, tampoco nos vale el empleo como herramienta socializadora; pues nadie expresa más explícitamente el menosprecio por un trabajo que el patrón que lo (mal)paga. El resto de la sociedad, contraviniendo sus valores declarados referentes a la dignidad del trabajo, también infravalora el trabajo escasamente remunerado.
No obstante para consolarnos siempre nos queda ese aforismo positivista y esperanzador que un gran estratega pronunció: Cuanto peor, mejor.
pero wenoooo, qué chico más guapo!!!!poniendo a estos maromos....quién no va a pasar a decirte nada????
ResponderEliminarMenuda lacra tenemos con los vándalos!!!1
saludines y besos
Lidia te has adelantado y me has quitado el comentario, joinés.
ResponderEliminarAsí que repito tus palabras, quién no va a pasar por estos lares con semjantes criaturas,jajajaja
Muy triste lo ocurrido en Plasencia este sábado.
En Jaraíz por lo visto el jueves robaron en la discotec, aún no tengo mucha información pero sólo en desperfectos ya hay daño.
Besos. Nieves.
Hola Satine, hola Nieves:
ResponderEliminarSeguiré ilustrando mis post con ilustres jóvenes, en tiempos de crisis a animar la vista a mis fieles seguidoras.
Por cierto Satine como haces para tener tantos seguidores y seguidoras en tu blog, es una verdadera red de blog.
Recibid un fuerte abrazote amigas.
Para tener más seguidores del blog, ponlo más arriba, que se vea desde el primer post.
ResponderEliminarA mi me pasa como a Satine, creo que mis comentarios no van a estar a la altura del artículo.
Eso te pasa por escribir tan redondo, que lo único que se puede comentar es AMEN.
Besos
¿Qué a ocurido en los ultimos 40 años?
ResponderEliminarCuando yo tenía 9 años (49 ahora)no se me ocurría ni por asomo hacer cualquiera de las barbaridades que ahora hacen los chavales, ni a mí ni a los mayores que yo. ¿Entonces, qué ocurre?. Casi, casi que aseguraría que entonces, el miedo guardaba la viña, y hoy en día lo que hay es una indiferencia y un desprecio total tanto a la propiedad pública como a la privada y en esto no nos valen ninguna de las imnumerables excusas que se emplean, ni el cuento de la "libertad" ni las acusaciones de "estado policial", en estos casos coger al autor/res, las cámaras de seguridad se inventaron para algo, y amén del pago de los estropicios y de la pertinente multa, ni carcel, ni trabajos sociales, ni leches, un més a destajo en la aceituna, la uva, la almendra, o removiendo estiercol, un mes de trabajo duro, pero duro de verdad y los dineros del sueldo para los afectados, a la siguiente se lo pensarían dos veces.
Hola Javier, hola a todos.
ResponderEliminarYo también me he preguntado a veces a qué se debe tal ola de actos vandálicos: ¿excesiva permisividad de la sociedad en general?, ¿falta de educación, socialización como tú lo llamas, que debe ser inculcada desde la etapa más temprana del individuo y consolidada a lo largo de su vida en los distintos ámbitos de desenvolvimiento del mismo? ¿falta de motivación, de valores, de respeto?, puede que sea consecuencia de una concatenación de todos estos factores.
Estas formas de violencia, en este caso atentando contra bienes privados, en otros casos, demaniales, son, cuanto menos una advertencia de que algo falla. No se debe generalizar, pues probablemente estas acciones sean obra de no más de 4 ó 5 vándalos (quizás menos), pero ya va siendo reiterada la mención en los medios de comunicación en relación a los actos vandálicos que se producen los fines de semana en Plasencia.
En lo laboral: por supuesto que es importante, esencial la remuneración en el ámbito laboral, qué duda cabe que es la primera premisa para entender un trabajo dignificado, pero hay otros elementos, llamémosles secundarios, que no por ello son menos importantes y que de igual forma contribuyen a la dignificación del trabajo, cuales son: la seguridad en el trabajo (en la amplia extensión de la palabra, en cuanto a continuidad y en cuanto a seguridad física) el valorar al trabajador, posibilitar un ambiente de respeto, de compañerismo, de igualdad, de libertad, de crecimiento del trabajador en todos los aspectos, posibilitar la promoción profesional, etc. todo ello redunda en beneficio de la empresa, aunque ciertos jefes/empresarios no lo quieran entender.
Saludos,
María.
El tener una referncia a Marx, ya hace tu blog didácticamente interesante para mí. Volveré.
ResponderEliminarSludos.
Malo malísimo, yo tengo 35, y noto lo mismo que tú. La degradación social es cada vez más palpable, sin duda. A veces se camufla como revolución social (no creo que la revueltas de París de hace dos años o las de Atenas hace un par de semanas merezcan este calificativo). Precisamente es todo lo contrario, ya que aquí no hay valores, es más, tal vez sea la falta de valores lo que provoque estás actitudes.
ResponderEliminarPero todo esto se cuece desde la infancia. Las familias (ojo, no me refiero al concepto de familia de rouco, el pp y la cope)cada vez dejan más de lado sus funciones educativas. Soy docente y veo como cada vez hay más niños en familias desestructuradas, niños que ven como sus hogares se desmoronan y donde campan a sus anchas, y para recibir un poc de atención tienen que ir de trastada en trastada. Es decir, lo que hace un tiempo podía ser un hecho aislado o anecdótico hoy por hoy se convierte en moneda de cambio.
Por el contrario contrasta también el crecimiento de valores sociales en la sociedad, es decir, crece el vandalismo pero también aparecen otros valores positivos.
Alfonso Vázquez
www.ciberantropologia.org
tambien puede ser una causa que los menores estan sobreprotegidos, ahora no pudes dar un cachete a tu hijo porque es maltrato infantil y eso que yo no soy ni he sido nunca de dar cachetes pero hay veces que no vienen mal.
ResponderEliminarUn saludo maricarmen
Estoy de acuerdo con los dos últimos posts, más algo que añadiría de mi cosecha: el horror a la frustración. Se evita ésta por todos los medios, no sea que el niño pase un mal rato; si no hace nada en clase, no le suspendemos; si deja algo por el medio, no le enseñamos a recogerlo; así, cuando llega la edad adulta se encuentra con que no está acostumbrado a los palos que nos pega la vida.
ResponderEliminarEl problema que tenemos es que la sociedad en general no está educando para la convivencia, sino para el egoísmo (que no el individualismo) y de ahí viene que no sólo no se aprecie lo común, sino siquiera lo que se tiene.
Egoísmo+telebasura=sociedad destruida
http://tengounsuenno.blogspot.com
Menuda sorpresa este blog! Vengo a partir de Miscelania Placentina y es una maravilla la sorpresa...En fin, volveré por aquí..
ResponderEliminarDocentes... docentes, es que... que sí que teneis razón, pero cuando llegan a cierta edad, cuando dejan de ser niños o adolescentes, estoy seguro que los que rajaron las ruedas de los coches en Plasencia tenían como poco entre 16 y 20 años, ¿qué hacemos con ellos? Han llegado al límite, están totalmente asilvestrados, hacen y desacen a su antojo, no conocen freno alguno, ahí es donde "el miedo guarda la viña", hasta ese momento se puede intentar corregirlos con reeducación, o mejor dicho, sencillamente, educarlos, pero pasado ese punto...
ResponderEliminarCreo que la base de una sociedad positiva esta en la educación del niño. Hay que educar a la persona en la niñez, sobre todo en la familia, haciendole ver que las cosas de la vida se consiguen con trabajo, respeto y sacrificio y demostrandole que la verdadera felicidad individual esta en esa inercia social en esa proyeccion colectiva de nuestro comportamiento, somos animales comunes y debemos enseñar y aprender a vivir con los demas y para los demas no sobre los demas y contra de los demas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde PESCOZANIA
Buenas D. Javier, hoy mismo trataba un tema semejante y como ya han dicho otros comentaristas, la clave es la educación y la erradicación que los margina.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo siento, pero un acto malvado cometido por uno o varios malvados, no puede condicionarnos hacia la represion, igual que un acto terrorista, no puede condicionarnos a que todos los que viven en su entorno, o son de la misma etnia, son terroristas.
ResponderEliminarMe niego a la represion, 40 años fueron demasiado.
feluki, no confundamos los términos. Yo al menos sé muy bien que es la represión, y lo que propongo no es represión. Esa ciudad lleva padeciendo a cuatro descerebrados desde hace ya mucho tiempo, cuatro cuatro modorros que abusando de la permisividad y la laxitud de los responsables municipales campan a sus anchas, 4 indeseables que creen que pueden hacer lo que les venga en gana. ¿Tienen el resto de los ciudadanos placentinos que aguantarse y dejar hacer a estos impresentables? ¿Está la sociedad autorizada a reprimir estas conductas?. La represión es no dejarte opciones de vida, de pensamiento, de expresión, aquí de lo que se trata es de "reprimir" conductas antisociales y vandálicas, no, no es lo mismo, ni se le parece.
ResponderEliminarLa libertad es demasiado hermosa para mancharla, pero la libertad es de todos, y tu libertad llega justo hasta la mía. ¿Esos incívicos tienen derecho a cargarse los puntos de información?, ¿Tienen derecho a rajarme las ruedas del coche? Eso querido mio, no es libertad, no es libertinaje, no es anarquía, es sencillamente vandalismo, y eso no se puede consentir.
Chapó Malo! pues nadie ha hablado de represión, de coartar libertades, ese discurso tan fácil no hace sino distorsionar el sentido de los comentarios aquí vertidos hacia un discurso demagógico.
ResponderEliminarHola Marisitos:
ResponderEliminarSigo tu recomendación de inmediato, pongo a los seguidores en sitio más visible.
Y gracias, muchas gracias por comentar en mi blog; no creas que las opiniones son tan redondas me faltan vuestras aportaciones para completarlas y mejorarlas sustancialmente.
Gracias amiga, recibe un fuerte abrazote.
Hola Víctor González y XAVS:
ResponderEliminarEs un placer recibiros en mi blog, pasaros cuando queráis esta casa es vuestra.
Recibid un abrazote amigos.
Hola Malo Malísimo, María, Alfonso, Maricarmen, Pedro, Cruz, Bitdrain y Feluki:
ResponderEliminarOs contesto conjuntamente pues habéis abordado el mismo tema desde una perspectiva que creo puede ser aunada. La verdad es que, como dice Pedro, es que no estamos educando; no estamos educando a nivel general, es una cuestión de todos. Aquí no vale culpabilizar a unos y no a otros, como sociedad estamos fallando. Y los jóvenes con sus salvajadas no hacen otra cosa que evidenciarlo, en realidad estas salvajadas son un grito de ayuda, de auxilio para que intervengamos y cambiemos sus pautas de comportamiento. Hace falta disciplina democrática, hace falta autodisciplina también. La cuestión es difícil pero no imposible.
Existen cuatro estilos educativos: El autoritario, el permisivo, el indiferente y el democrático. En ellos se conjuga el nivel de exigencia de resultados con el nivel de gratificación o compensación afectiva. El modelo autoritario exige muchos resultados pero no suele compensar nada, por tanto es ineficaz y a las pruebas históricas me remito. El modelo indiferente ni exige ni compensa, también ineficaz. El modelo permisivo no exige nada y compensa excesivamente todo, otro modelo con el que no avanzaremos nada como en la actualidad estamos viendo en nuestros jóvenes. Por último está el modelo democrático que tiene un elevado nivel de exigencia y, también, un alto nivel de compensación afectiva. Este es por el que tenemos que optar a todos los niveles.
Digo a todos los niveles pues también sería deseable que en la administración pública fuera instaurado para que los empleados públicos no tengamos que cargar con esa imagen de ineficacia que en demasiadas ocasiones fomentan con sus comportamientos algunos/bastantes responsables institucionales.
Como se puede apreciar lanzado una mirada a la realidad todos y a todos los niveles necesitamos mejorar nuestra exigencia/autoexigencia democrática.
Recibid tod@s un muy fuerte abrazote amig@s.